Alberto Perassi y el agente federal que lo custodia desde hace dos años vivieron este domingo un absurdo episodio en la localidad de Victoria, provincia de Entre Ríos, donde acudieron a disfrutar de una carera de autos. La cuestión es que a la policía entrerriana le llamó la atención el uso de los chalecos antibalas y, luego de interrogarlos sobre el uso de los mismos, procedieron a detenerlos durante algunas horas, ya que no se dieron por satisfechos con la explicación recibida. El ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, debió intervenir para que los dejaran en libertad.

Tal como relató a Conclusión el propio Perassi, «fuimos a ver una carrera de automovilismo y terminé preso, no sólo yo, también el custodio».

«Me invitaron unos amigos a Victoria, fuimos a las diez de la mañana y estuvimos todo el día. Cinco y media de la tarde, cae un policía a identificar al custodio mío. El chaleco dice Policía Federal, y el hombre se identificó con su chapa correspondiente. Pero el efectivo le dice que tiene que retirar el cargador del arma, porque allí no tenía jurisdicción».

«Nosotros tratamos de explicarle -contó Alberto- cuál era la situación. Pero no hubo caso. Además, el custodio le aclaró que él tiene jurisdicción en todo el país. Entonces, al ratito vino un móvil policial, se bajaron cuatro personas, y nos dijeron que los íbamos a tener que acompañar. Nosotros les contamos detalladamente que yo había recibido amenazas y que la justicia dispuso la custodia y el uso de los chalecos antibalas, pero nada, decían que los teníamos que acompañar para identificarnos y que no había alternativa. Así que nos llevaron como a dos delincuentes, delante de las 2.000 personas que había en la carrera».

Dada como estaba la situación y viendo que los efectivos no entraban en razones, Perassi llamó desde su celular a Maximiliano Pullaro para pedirle que intervenga, quien, luego de hablar con el jefe de la Policía de Victoria, logró que ambos hombres fueran liberados.

«Pero tuve que pasar un momento horrible, nos llevaron detenidos en la camioneta de la policía como a dos delincuentes. No quisieron escuchar las explicaciones, y casi me hacen poner los dedos. El llamado del ministro llegó justo cuando me estaban queriendo pintar los dedos».

Alberto Perassi lleva cinco años buscando a su hija Paula, que desapareció en San Lorenzo en circunstancias que hasta el día de hoy no han conseguido aclararse. En su desaparición y en una investigación llena de irregularidades se vieron envueltos un conocido empresario del cordón industrial, su esposa, un jefe policial y varios agentes, que posteriormente fueron procesados por el encubrimiento.

El padre de la joven encabezó una empecinada lucha, que aún hoy continúa, en pos del esclarecimiento del caso y en búsqueda de justicia continúa. Esa pelea le ganó múltiples amenazas y algunos episodios violentos en virtud de los cuales, la justicia dispuso una custodia permanente y el uso de los chalecos antibalas para el agente federal y para Alberto Perassi. Aunque, a juzgar por los sucesos del domingo, la policía de Victoria parece no estar al tanto.