Por Candelaria de la Cruz

Son numerosas las denuncias contra las empresas del cordón industrial que desechan sus residuos al río Paraná. En algunos casos, las empresas cuidan sus residuos con tratamientos pero la gran mayoría vierte sus fluidos sin ningún tipo de control.

Todas estas empresas cuentan con habilitación provincial pero lo que pasa después nadie lo sabe. Hace unas semanas se conoció el caso de un vertido de 800 litros de aceite proveniente de la empresa “Bunge” y ese mismo día otra mancha molestaba en el paisaje del Paraná cuando la empresa “Nidera” vertió una sustancia que es utilizada para limpiar máquinas a la altura de Puerto General San Martín.

Desde la Ong “El Paraná no se toca” denuncian serias irregularidades y afirman que en un recorrido navegando por la barranca del Paraná se pueden ver numerosas cañerías, muchas ellas clandestinas, que dan al río y “no se sabe de dónde provienen”.

“Hay algunas empresas que son un poco más responsables, pero nunca hay nadie que controle. Cuando la empresa es un vertido al río, se debe avisar a Prefectura y realizar una muestra pero eso no pasa”, indicó Pablo Cantado, representante de la organización en diálogo con Conclusión.

Una nueva denuncia surge de esta organización y se trata de la existencia de un “gigantesco tanque” que se encuentra en la orilla del río al sur de la ciudad de San Lorenzo.

Este tanque, según explican los operarios del lugar, contiene aceite vegetal y lo instaló una conocida exportadora de granos y aceites.TANQUE2

Según afirmó Cantado, esta empresa ya tenía una “batería de tanques sobre la barranca” pero en este caso, por razones que se desconocen, fue colocado sobre la orilla (entre la barranca natural y las aguas del Paraná).

TANQUE5 “El tanque no tiene identificación de su contenido que sea visible desde el río, todo tanque por normas de seguridad tiene que estar identificado y con un dique en su base para contener posibles derrames, este carece a simple vista de todo esto”, remarcó.

El lugar donde se encuentra este contenedor de aceite está en una orilla que según informaron desde la organización “la última creciente erosionó la base de tierra, pero cuando la altura del río lo permitió, lo volvieron a rellenar”.

Desde «El Paraná no se toca» describen la situación como “una bomba de tiempo” ya que “un derrame o accidente que ocurra en la empresa, vertería todo su contenido directamente al río, donde están las tomas de agua de Rosario y sus localidades alrededor”.

 Timbúes presente

En las últimas semanas vecinos de Timbúes denunciaron una mancha negra en el río a la altura de esa localidad. De acuerdo a lo que dicen los habitantes, sería desde una empresa que se dedica al proceso de desechos.

Las denuncias apuntaban a la situación de la empresa Solamb SA que según indicaron «es una empresa de tratamiento de residuos líquidos de producción industrial ubicada en Timbúes que elimina sus afluentes directamente al río Paraná». TIMBÚES

Consultado sobre esta problemática, Pablo Cantado, afirmó que la empresa, que comenzó a operar en 2012, tendría una habilitación municipal vencida desde 2014.

“Hasta 2014 tenían una habilitación, pero cuando la secretaría de Medio Ambiente de Timbúes decidió hacer unas cámaras de inspección a lo largo de ese tramo que tiene sobre el río, la empresa no hizo modificaciones y entonces decidieron no renovársela. De todas maneras, ellos se amparan argumentando que la provincia los habilitó”, enfatizó Cantado.

Por su parte, el secretario de Medio Ambiente de la provincia, César Mackler, contó a Conclusión que la empresa en cuestión “tiene estudio de impacto ambiental e informes ambientales de cumplimiento y por parte de la provincia tiene los servicios ambientales aprobados” pero a la vez reconoció que “la planta ha tenido algunos problemas”.

En ese sentido, Mackler señaló que los vuelcos de líquidos al río deben hacerse con “permiso provincial y que deben hacerse bajo ciertos parámetros”.

“Todas las empresas tienen permitido que un afluente vaya a un curso de agua, no sólo acá sino en todo el mundo, pero siempre respetando ciertos parámetros químicos. Nosotros vamos, medimos y se les da un permiso de vuelco”, explicó.