Unas dos mil personas flotaron hoy tomadas de la mano en el lago Epecuén para batir un récord Guinness en una convocatoria del municipio para promocionar este destino turístico bonaerense, que es conocido por las propiedades curativas de sus aguas saladas y aún trabaja por superar las consecuencias de una devastadora inundación ocurrida hace más de 30 años.

“Más allá de flotar hoy -nosotras somos fans de Carhué y venimos siempre-, lo lindo es participar de un récord Guinness, ser parte de algo que queda registrado y de lo que genera, porque queda reflejado en todos lados y va a llamar a gente de muchos lugares”, aseguró Gabriela, quien viajó con un grupo de amigas desde Carlos Casares, a unos 300 kilómetros de esta ciudad.

El operativo, organizado por el municipio y fiscalizado la fundación Guinness, comenzó cerca de las 14 en la ecoplaya de Cahrué con una multitudinaria fila de personas que querían ser registradas para ser parte del récord, consistente en flotar tomadas de la mano y con los pies a la vista durante 30 segundos.

Para contar la cantidad de personas que ingresaron al agua se instalaron 2 molinetes y un dron sobrevoló la laguna el fin de verificar que la fila no se rompió durante los 30 segundos de competencia.

En la ecoplaya también había cientos de curiosos que se instalaron con sus sombrillas para ver el agitado espectáculo, en un día de sol pleno y unos 40 grados de sensación térmica.

Cerca de las 18:30 David Hirtz, intendente del partido de Adolfo Alsina –al que pertenece Carhué- anunció que se había cumplido el desafío y agradeció a todos los que se acercaron a participar.

La cantidad exacta de personas que lograron flotar sin soltarse las manos será informada esta noche por la representante de Guinness para América Latina, Natalia Ramírez, en la plaza principal de Carhué, donde se montó un escenario en el que Alejandro Lerner dará un recital para cerrar la 15° Fiesta del Turismo Termal.

Los 2.000 participantes viajaron desde distintos puntos del país, inclusive de las lejanas provincias de Jujuy y Formosa, y las plazas hoteleras de Carhué -la localidad más cercana, con unos 10.000 habitantes- estaban reservadas casi en su totalidad desde hace un mes por visitantes que también vinieron de Bahía Blanca, Olavarría, La Plata, General Roca y Santa Rosa, entre otras ciudades.

“¡Tenemos que practicar para mañana!”, bromeaban en un grupo de amigos mientras flotaban este sábado en la piscina de agua salada de uno de los campings de Carhué.

Por cada 50 personas flotando en el agua había también un fiscalizador -en su mayoría oriundos de Carhué, que no debían estar relacionados con los organizadores- encargado de contar a los participantes e informar a la jueza de Guinness levantando el brazo con un banderín.

Hasta hoy el récord pertenecía a Taiwan, donde en 2014 flotaron 634 personas en lago Sun Moon pero utilizando flotadores, que en Epecuén no son necesarios por la alta concentración de sales en sus aguas.

La salinidad del lago Epecuén “es de 9 a 1 comparada con el mar”, dijeron a Télam voceros de la oficina de turismo local, mientras que locales y visitantes aseguran que algo equivalente se puede encontrar sólo en el Mar Muerto, en Israel.

Además de la agradable y relajante sensación de flotar sin esfuerzo, las aguas saladas del Epecuén ofrecen beneficios para la salud: alivia dolores musculares, otros relacionados con el sistema óseo y cura enfermedades de la piel como la psoriasis.

El lago Epecuén es en realidad una salina húmeda que tiene actualmente unas 17.000 hectáreas y atravesó en los últimos años un ciclo seco, por lo que sus aguas se fueron evaporando y la concentración de sus minerales aumentó.

También atraen a los visitantes las ruinas de la antigua villa turística Lago Epecuén, que quedó bajo el agua tras una gran inundación en noviembre de 1985, cuando vivían allí unas 1.500 personas y había declaradas cerca de 5.000 plazas hoteleras.

Los efectos de la sal sobre las ruinas llaman inmediatamente la atención del visitante, ya que los escombros y la vegetación quedaron prácticamente petrificados.

Muy cerca de la antigua villa se pueden ver los restos de un matadero obra del arquitecto argentino Francisco Salamone, quien también diseñó la sede del municipio de Carhué y es famoso por sus construcciones estilo art deco de la década de 1930 emplazadas en varios pueblos y ciudades bonaerenses.