Por Fabrizio Turturici

El uso del cannabis medicinal, cada día más instalado en la sociedad, mantiene no obstante una imagen controvertida en el círculo de especialistas. En este contexto y circunstancias, Conclusión dialogó con profesionales de primera línea que están a favor y en contra de la marihuana terapéutica.

De esta manera, se manifestaron Ana García Nicora, presidenta de Cannabis Medicinal Argentina (Cameda) y Marcelo Morante, investigador y profesor de medicina interna en la Universidad de La Plata; mientras que en contra, opinaron Eduardo Kalina, psiquiatra especialista en adicciones, director médico de Brain Center y ex titular del Sedronar y Gustavo de Vega, psiquiatra, docente de la UNR y director de la Asociación de Voluntarios para el Cambio del Drogadependiente (AVCD).

“Nos basamos en la evidencia científica que se ha descubierto en los últimos veinte años”, comienza García Nicora, quien explica que técnicamente contamos con un “sistema endocannabinoide y nuestro cuerpo fabrica una marihuana de nombre andadamida. Por eso tenemos receptores de marihuana que explican la respuesta que esta planta tiene sobre pacientes que la utilizan. Es evidencia empírica”, resalta.

Siguiendo la misma línea, Morante agrega que “nuestra estrategia en la UNLP es abordar esta temática desde la educación médica y comunitaria. Debemos generar conciencia sobre este tema, ya que existen muchos preconceptos y la única manera de enriquecer el debate, es aportando desde el sistema educativo. Es importante que las facultades vayan acumulando evidencias y desarrollando procesos de enseñanza para dar luz al debate”.

En contrapartida, De Vega expresó que “la marihuana como elemento dentro de la medicina, seguramente se va a instalar; como hoy se utiliza la morfina derivada del opio. De todas formas, creo que se ha instalado muy livianamente el tema. Mucha gente está tan enfática que pareciera que se puede fumar marihuana sin ningún tipo de problemas”.

Asimismo, el psiquiatra Kalina advirtió que la utilización del cannabis medicinal “puede generar dependencia, así que hay que tener cuidado. Fumar y creer que sirve para todo, es un error terrible, porque al inhalar la marihuana, en esa combustión, se genera alquitrán, hidrocarburos policíclicos aromáticos, benzopireno y otros derivados que producen, entre muchas cosas, cáncer”.

Por otro lado, García Nicora vuelve a insistir en que “el cannabis tiene potencialidades que están estudiando en otras partes del mundo y hay que seguirlo de cerca, porque es un descubrimiento bastante reciente. Hay muchos países que ya tienen algún tipo de regulación o legislación sobre esto, nosotros estamos en la cola”. A la pregunta de por qué todavía no se rompen las barreras culturales, encargadas de formar en la sociedad algún tipo de preconcepto, la directora de Cameda respondió, sencilla y contundentemente, que “por desinformación. Es que ésta genera estructuras de prohibicionismo y prejuicios que no ayudan”. Y Morante dijo: “Los prejuicios existen porque la construcción social tiene una mirada negativa con esta sustancia, ya sea por políticas comunicacionales e intereses diversos. Independientemente de eso, nuestro deber es transitar por el camino del equilibrio”.

“El cannabis es utilizado beneficiosamente por pacientes con epilepsia refractaria, pacientes con dolor oncológico, dolor neuropático y otras enfermedades neurodegenerativas y autoinmunes. Cuando no hay resultados con los tratamientos convencionales, uno encuentra esta posibilidad y sobre ella se quiere caminar”, manifestó García Nirora. Pero Kalina contrapuso: “La American Academy of Neurology advirtió recientemente sobre el uso del cannabis para la epilepsia, que para algunos parece milagroso. Dice que no está bien investigado y que han tenido ya problemas. No todo lo que reluce es oro: la revista Addiction Medicine advirtió que cada vez hay más jóvenes con cáncer de testículo y, en todos los casos, fueron encontrados en adolescentes con antecedentes de consumir marihuana”.

Vale recordar que en octubre de 2015, la Anmat autorizó la importación de la planta para uso terapéutico y medicinal. A partir de allí, se generaron más de 85 autorizaciones de medicina a base de cannabis. “Ya hay mucha demanda de familias y pacientes que se comunican con nosotros requiriendo información sobre el tema. Hace unos días, estuvimos con profesionales y diputados nacionales: todos coincidimos en que había que darle en la legislación un marco legal para contemplar el uso medicinal del cannabis. No es como la despenalización, porque eso llevaría un debate mucho más profundo. Pero en el uso terapéutico, no creo que deba demorarse mucho más”, comentó el profesor Morante.

“Es un tema que se debe comunicar adecuadamente, que la comunidad participe de estos debates y que los médicos salgan un poco del marco académico. Yo, particularmente, lo empujaré desde las facultades, ya que es un ámbito interesante porque nos permite el estudio, la investigación y la enseñanza, que es lo que a este tema le está faltando”, dijo el investigador de UNLP.

¿Cuándo se cruza el límite entre lo medicinal y lo recreativo? “Lo que nosotros buscamos es que los médicos sean quienes puedan acompañar estas terapias, no dejarlo a libre albedrío del paciente. Es un uso que no viene a reemplazar la medicina convencional, sino a reemplazarla”, culminó García Nicora.

El peligro de fumar marihuana

“Todas las drogas, la marihuana y el tabaco entre ellos, generan estados maníacos, de negación y de pseudo-bienestar; parece fantástico al momento de fumarla, porque alivia el síndrome de abstinencia, pero a la media hora ya vuelve a aparecer. La marihuana, como se fija más lentamente en los tejidos grasos, después de varios días de fumar se empieza a sentir el malestar, la irritación y las ganas de volver a fumar. Pero como aparece una semana después, la gente cree que no tiene dependencia y va cargándose de sustancias negativas que con el tiempo pueden ser fatales”, expone el psiquiatra Kalina.

Mientras, su par rosarino De Vega agrega que “fumar no es saludable  y menos para gente joven, donde el impacto es mucho más peligroso. Escucho mucho decir que la marihuana es menos dañina que el tabaco. A mi criterio, es absolutamente mítico. El tabaco y la marihuana, como cualquier otra cosa que se fuma, ingresa con el humo incandescente a través de la mucosa respiratoria, va dañando y produciendo un proceso de patología a largo plazo”.

Entonces, ¿el remedio termina siendo peor que la enfermedad?: “En muchos casos sí, porque a esto corresponde el concepto de farmacon: algo que puede ser tanto remedio como veneno”. Por otro lado y en referencia a la autorización de Anmat para el uso del cannabis medicinal, De Vega aclaró que “no creo que sea una cuestión de uso cotidiano ni que cualquiera pueda hacer en su casa lo que sea. Tendrá que tener determinada elaboración, determinado criterio, determinado cuidado, con las normas de calidad que correspondan. No creo que haya ningún obstáculo para eso. Al contrario, si beneficia, como está demostrado, que existen una serie de moléculas del cannabis que son útiles, mejor. El tema es que no sea confundido el hecho de que fumar marihuana sea terapéutico”, termina De Vega, al unísono de Kalina, que dice por último: “También hay muchos casos de cáncer de garganta, de pulmón, de labios y demás, por el cannabis. Pero hay una negación importante: hablan de maravillas pero las consecuencias no se tienen en cuenta”.