Por Jennifer Hartkpof

El bullying sigue siendo un problema grave en las aulas argentinas y los datos son cada vez más alarmantes: a raíz de los últimos hechos ocurridos en la localidad bonaerense de Zárate, donde filmaron a un chico mientras era golpeado por un compañero, y en la ciudad santafesina de Venado Tuerto, un caso en el que la víctima, harta de las burlas, se llegó a suicidar, especialistas afirmaron que los casos de acoso escolar aumentaron un 40 por ciento en comparación con los registrados hasta septiembre del año pasado.

La problemática tiene su foco principal en la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal y, según el informe anual de la ONG Bullying Sin Fronteras, entre los meses de septiembre de 2014 y 2015 se denunciaron 1.598 casos en las escuelas, mientras que desde septiembre de 2015 hasta hoy hubo 2.237, es decir un total de 639 más.

El lamentable ranking es liderado por la provincia de Buenos Aires, que con 466 casos es por lejos el sector con más denuncias por bullying, seguido por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que registró 356.

Incluso, esos números podrían quedarse cortos, ya que el estudio investiga únicamente aquellos episodios que trascendieron o fueron denunciados ante la Justicia y/o el Ministerio de Educación.

Al respecto, desde la ONG Anti-Bullying Rosario, Gina Benditti, una de las representantes, indicó a Conclusión que si bien desconoce el porcentaje actual en Rosario «se nota el crecimiento de los casos, más ahora que uno tiene fácil y frecuente acceso a través de las redes sociales».

No obstante, lamentó que se hable poco del tema: «Solamente se habla cuando se consuman los hechos de violencia y acoso, antes de que pase el maltrato ni se mencionan los casos de bullying».

En ese sentido, Benditti recomendó «tener al tanto a profesores y directivos, porque muchos hacen la vista gorda, o dicen que en tal colegio no pasa pero es fundamental transmitirle a los chicos la importancia del tema y si hay un caso deben actuar y no mirar para otro lado» y que «el Ministerio de Educación tenga mínimo un psicólogo o dos por escuela. Porque muchos chicos no pueden acceder a un psicólogo entonces teniéndolos en la escuela podrían prevenirse estos casos».

Asimismo, el estudio indicó que una de cada dos chicas sufre acoso escolar por su belleza y comportamiento sofisticado (50%), mientras que otros motivos son rendimiento escolar superior (22%), defectos físicos (12%) y, en menor medida, rendimiento escolar (8%) o deportivo inferior (4%).

Entre los varones, las causas son más parejas, ya que un 28% recibe burlas por defectos físicos; un 24% por rendimiento escolar superior; un 22% por belleza y comportamiento sofisticado; un 12% por rendimiento escolar inferior; un 8% por rendimiento deportivo inferior y un 6% por otras cuestiones.

El titular de Bullying Sin Fronteras, el abogado Javier Miglino, explicó al Diario Popular que el fenómeno se extiende en toda Latinoamérica y precisó: «Más de la mitad de los casos se dieron en la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero, Formosa, Corrientes y Misiones».

El letrado calificó que la situación «es preocupante» porque también «hay más violencia en los chicos» y aclaró: «Ya no solo se padece bullying por el mayor rendimiento escolar o atributos físicos, sino directamente la belleza en particular de las chicas las ha hecho foco de golpes, amenazas y burlas».

«Cada vez resulta más natural que los chicos de entre 8 y 18 terminen en el hospital luego de un continuado acoso escolar», agregó.

En relación a la salud de los afectados, el titular de la ONG concluyó: «Las víctimas de bullying padecen cuadros de estrés post traumático que generan una herida psíquica, similar a aquella que surge luego de sufrir un atentado terrorista, una violación o una catástrofe».

Por todos estos motivos, consideró que es esencial modificar la Ley Nacional 26.892 (antibullying), ya que «no establece qué es» y «no estipula siquiera un nivel mínimo de sanciones para castigar y reeducar a aquel chico o chica que acosa a sus compañeros».

Por su parte, la psicopedagoga Pamela Gabriel coincidió con el informe y reconoció  a Conclusión que la cifra podría ser aún mayor ya que «casos de bullying, lamentablemente, ocurren todos los días».

«El que habilita es el docente porque es quien no frena los casos a tiempo porque no le interesa o porque no tiene las herramientas; o porque no sabe cómo o porque no puede pedir ayuda, o porque los directivos de la escuela le dicen ‘no te metas'», manifestó y en seguida añadió: «El docente tiene que ocupar su rol de docente, hacerse cargo, hablar con el grupo, con los directivos, con el equipo de profesionales del colegio para hacer un taller o actividades donde traten el tema».

Luego se quejó de que desde la provincia y el Ministerio de Educación se minimice el tema: «Tienen que hacerse cargo porque se trata de dos temas fundamentales para los chicos que son salud y educación y están fallando. Muchas veces hacen oídos sordos, igual que los directivos de algunas escuelas. Es más lo que se están corriendo que lo que se ocupan, no se le da al tema la seriedad que merece, es completamente banalizado«, disparó Gabriel.

A modo de solución recomendó «hacer campañas donde se vaya a las escuelas, que trabajen con los chicos, con el adulto. Que se armen talleres».

«Es un tema que atañe a toda la sociedad, hay que hacerse responsables porque sino después se lamentan serias consecuencias: no quieren ir más a la escuela, dejan de estudiar, algunos se suicidan», advirtió la especialista.

Finalmente dijo que «el agresor es la víctima principal porque no puede con su vida, tiene una vida tan frustrada, tan dolorosa, tan angustiante que necesita descargarse con alguien. El 80% de estos chicos necesitan tener fuerza, sentirse los líderes y buscan a otros que sean tímidos, con autoestima baja para legitimarse. Arranca solo y después busca a sus aliados, que se ríen, que le festejan».

A modo de reflexión

“Los jóvenes tienen que crecer sin ser víctimas de violencia, para poder llegar a la pubertad y poder lograr una buena identificación. Los niños y adolescentes tienen derecho a vivir en un ambiente afectuoso, y nosotros como adultos tenemos la responsabilidad de involucrarnos en la enseñanza, en el aprendizaje de todos ellos. No tiene que dar miedo el Bullying, hay que enfrentarlo y decirle basta, hasta acá llegaste”, cerró Gabriel.