El suizo Joseph Blatter sobrevivió al escándalo de corrupción que sacude la Fifa desde el miércoles y logró este viernes la reelección como presidente de la organización, después de la renuncia de su rival, el príncipe jordano Ali, a concurrir a la segunda vuelta.
En la primera, Blatter había dominado con claridad con 133 votos por 73 de Ali, pero no había conseguido llegar a los 140 que marcaban el límite de la mayoría requerida de dos tercios. En la segunda le bastaba ya con mayoría simple y Ali decidió abandonar antes de tener que repetir una votación que se presentaba como un mero trámite antes de la victoria del actual presidente.

Una elección bajo presión

Joseph Blatter superó la mayor crisis de la historia de la FIFA obteniendo una victoria en la elección presidencial del máximo organismo del fútbol mundial, celebrada esta tarde en Zúrich. El presidente, reelegido por quinta vez consecutiva, se impuso en la primera vuelta al jordano Ali ben Hussein por 133 votos contra 73. Precisaba 140 votos y el formalismo obligaba a una segunda vuelta. Pero Hussein acabó retirándose.

La tensión en torno al 65º Congreso de la FIFA se mascaba ya antes de entrar en el estadio de Zúrich en el que se celebra. A mediodía, la policía confirmó una amenaza de bomba antes de la votación. El aviso obligó a desalojar la sala donde se reúnen las delegaciones, pero tras confirmarse que se trataba de una falsa alarma se retomó la sesión.

El ambiente convulso en el que se desarrolló la elección ya se había evidenciado desde el comienzo de la jornada. Más de un centenar de simpatizantes palestinos se manifestaron frente a la puerta del Hallenstadion. Reclaman a las delegaciones que apoyen la moción de expulsar a los equipos y a la selección israelíes de la competición internacional por las trabas que sufren los jugadores palestinos para viajar entre Gaza y Cisjordania.Finalmente, Palestina retiró la demanda y el congreso aprobó hoy la creación de un mecanismo que verificará que Israel no impone obstáculos al fútbol palestino y que analizará la participación en la liga israelí de equipos de colonias judías en territorios palestinos ocupados.

Pero más allá de este asunto, la atención del día se centra en Joseph Blatter, que aspiraba a renovar su cargo por quinta vez consecutiva pese a la oleada de críticas que le ha llegado tras el escándalo de corrupción que estalló el pasado miércoles, cuando la policía detuvo a siete directivos de la FIFA por orden de la fiscal estadounidense Loretta Lynch. «Me hacen responsable de esta tormenta. De acuerdo. Asumo esta responsabilidad y estoy dispuesto a seguir adelante. No necesitamos una revolución», proclamó en su discurso.

“Hay que dar un giro. Debemos cerrar filas e ir hacia adelante”, dijo Blatter en su alocución a los delegados de las 209 federaciones nacionales que forman el Congreso de la FIFA. El hombre que lleva dirigiendo el fútbol mundial desde 1998 insistía en el mensaje que ya había lanzado el jueves: quiere seguir al frente de la FIFA para emprender una limpieza por dentro. “Los próximos meses no serán fáciles. Estoy seguro de que van a llegar más malas noticias, pero es necesario para empezar a restaurar la confianza”, dijo Blatter el jueves, quizás previendo próximas revelaciones. Las autoridades estadounidenses avisaron de que lo conocido hasta ahora es tan solo la punta del iceberg.

La lucha por la presidencia de la FIFA ha trascendido lo deportivo para entrar de lleno en el terreno político. Líderes tan destacados como el presidente ruso, Vladímir Putin, o el primer ministro británico, David Cameron, han intervenido en el debate. El primero para criticar una supuesta conspiración para relevar a Blatter de la presidencia, y el segundo para pedir la renuncia del suizo.

Las federaciones de fútbol de Estados Unidos y Canadá votaron por el rival de Blatter a la presidencia de la FIFA, el príncipe jordano Ali bin Al-Hussein, tras destaparse el escándalo de corrupción que ha salpicado a varios de sus actuales y antiguos dirigentes. Los dos países norteamericanos se suman así a la mayoría de asociaciones europeas y a otros países como Australia y Panamá que también apoyaron al príncipe Alí.

El presidente de la Federación Estadounidense de Fútbol, Sunil Gulati, relacionó incluso el resultado de la votación con las posibilidades futuras de EE UU de albergar una Copa Mundial. «¿Me gustaría que EE UU albergase un Mundial en el futuro? Claro que sí. Pero para mí, y para el fútbol de EE UU, un mejor gobierno y más integridad en la Concacaf y la FIFA son mucho más importantes que albergar cualquier torneo internacional», apuntó Gulati.

Fuente: El País.