Por Belén Corvalán 

Ubicado hace más de cien años en zona céntrica de la ciudad de Rosario, por calle Presidente Roca, entre Santa Fe y Córdoba, se encuentra el imponente edificio de la Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez , la cual debe su nombre al secretario de la Municipalidad, quien impulsó su construcción.  La estructura, precedida por un patio delantero del que emana tranquilidad, invita a cualquier transeúnte que se encuentre caminando por pleno centro de Rosario a ingresar al establecimiento.

Al traspasar la puerta, todo el ruido y la velocidad que caracterizan el afuera, se apaga, el usuario se sumerge en otra realidad, en donde reina el silencio y la concentración, dejando atrás todo el bullicio de la ciudad. Inaugurado en 1912, consiste en uno de los establecimientos más destacados de la ciudad, el cual representa un emblema de la cultura.

Dentro de las estanterías del interior de la institución descansan mas de 200.000 ejemplares de todo tipo de temáticas e historias a la espera de ser elegidos por algún lector curioso. Sin embargo, hoy en día este establecimiento que prácticamente nació junto con la ciudad debe enfrentarse a la aparición de las tecnologías, que aparecen como una amenaza de la erradicación de la lectura en papel.

Es un desafío para una institución de tal magnitud y años, aceptar y estar permeable al cambio, para aggiornarse a las nuevas posibilidades que propone el mundo digital con las nuevas Tecnologías de Información y Comunicación. Federico Tinivella, Subdirector de la Biblioteca Argentina, Licenciado en Comunicación Social, explicó que lo interesante es poder utilizar la tecnología como un medio para que más gente pueda acceder al libro, y no ver a los aparatos tecnológicos como dispositivos que atenten en contra de la lectura en papel.  Con esta idea se creó una plataforma que permite el préstamo de libros a partir de un catálogo on line «esto consiste en el acceso directo por la web a la información que tiene la biblioteca», expresó Tinivella, así como también se activaron las redes sociales como el sitio web, fan page, y blog, para intensificar el vínculo con los usuarios, y así también poder generar nuevos.

“Yo reconozco que el avance de la tecnología se ha incrementado, yo tengo hijos adolescentes que también leen por la web, yo no niego que la tecnología avanza y tenemos que ir a la par, pero para mí el libro nunca se va a perder; el olor al libro, al papel, el tenerlo en la mano, es un acto único”, aseguró Liliana Romero, directora de la institución que representa desde el 2009, pero en la que ya trabajaba como bibliotecaria desde 1981.  Por otro lado, el comunicador social expresó que «más allá del avance tecnológico y las nuevas formas de lectura, la biblioteca continúa siendo un lugar lleno de objetos preciosos, que son los libros», y añadió: «Sea el medio que sea, tecnológico o no, lo interesante es poder democratizar la lectura, y que la gente tenga acceso, y las tecnologías pueden ser un buen medio para eso».

«Sea el medio que sea, tecnológico o no, lo interesante es poder democratizar la lectura, que la gente tenga acceso y las tecnologías pueden ser un buen medio para eso»

Con el crecimiento de la red, todo el público se vio reestructurado, “el público fue cambiando con el tiempo. Antes venía mucha más gente; con el auge de Internet, los chicos comenzaron a venir menos. La gente que nunca dejó de concurrir, es la gente adulta, y los estudiantes universitarios que utilizan la sala de lectura”, destacó la directora.

Hoy en día, para la institución, impulsar la lectura analógica, sobre todo en los chicos es un objetivo, aseguró la bibliotecaria, quien también reconoció que influye lo que absorben en el hogar, “yo creo que ahora la gente corre mucho, es más fácil buscar las cosas en Internet, que buscarlo en un libro”, expresó. De todas formas, también hay que reconocer que no toda la información a la que se accede en las redes es confiable, “las cosas que están subidas a Internet no tienen rubrica, a diferencia de los libros que presentan el nombre del autor, entre otros datos”.

Tinivella destacó que si bien con el auge de la red hubo una caída muy grande de lectores, ya que la mayoría de los niños escolares se dirigían allí en busca de manuales y de información que hoy aparece en la web, les pareció interesante poder pensar como institución estrategias para que los niños tengan ganas de leer indicó el subjefe, y agregó, «para eso convocamos actividades con los chicos de los barrios, y generamos contenido para que cuando vengan no se encuentren con un museo de libros«.

Con el fin de promover la lectura, la biblioteca ofrece una amplia y variada programación anual en talleres, seminarios, charlas, jornadas de lectura, “cuando  un niño viene, encuentra que tiene una cantidad de libros a su disposición, que lo llevan a otro mundo, porque el libro para mí es eso, imaginación, te transporta a un mundo imaginario”. «Hay bibliotecas en Estados Unidos donde todo el contenido es digital, pero ése no es el caso de nosotros, yo todavía defiendo el encuentro con la textura del papel, los aromas, y sobre todo con la política del encuentro, la posibilidad de encontrarse con otra persona, y de generar una lectura silenciosa, pero colectiva», aseguró Federico Tinivella.

Actualmente, entre las temáticas más solicitadas la gente se vuelca hacia las novelas policiales, o hacia la literatura japonesa, y los adolescentes se inclinan a libros populares como “el señor de los anillos”, o “Juegos del hambre”, «hay de todo para todas las edades” expresó, y en caso de que el usuario no tenga en claro qué es lo que está buscando, “Referencias”, es el sector indicado para orientar y asesorar en cuanto a los gustos y lo que está buscando el lector. Luego, en base a las demandas solicitadas por quienes concurren a la biblioteca,  de las que no se encuentran, se hace un listado y el equipo encargado de las compras las realiza teniendo en cuenta lo que los usuarios demandan.

Tinivella: «Yo todavía defiendo el encuentro con la textura del papel, los aromas, y sobre todo con la política del encuentro»

La imponente estructura arquitectónica cuenta con una extensa sala en planta baja conocida como el famoso “Salón de Lectura” que permanece desde sus inicios. Allí residen las estanterías abiertas a las que el usuario puede tener acceso tanto a “autores rosarinos”, hasta novelas best seller, libros de actualidad. Todos los demás libros están en estanterías cerradas en depósitos o en la planta superior. En el primer piso se encuentra  la Sala Infantil y pedagógica, que está destinada al dictado de talleres de ajedrez, lectura creativa, comics, y arte para chicos.

Por otro lado también presenta un «Servicio de lectura accesible«, que es una sala especial para no videntes, o personas con poca disminución visual.  Gustavo Carranza, Jefe del Servicio de lectura accesible, fue uno de quienes promovieron la creación de esta sala surgida en 1994; expresó “se pretende armar un espacio que sea público y gratuito donde toda persona con discapacidad visual, pueda tener acceso al material y pueda utilizarlo, y por otro lado la posibilidad de incluir laboralmente a personas con discapacidad”, y agregó “tanto como lugar de usuarios, y como empleados incluidos laboralmente”.

El servicio que empezó solo con una computadora, luego comenzó a expandirse, ya que a partir de la implementación en la “Biblioteca Argentina Dr. Juan Alvarez”, se replicó un servicio de características similares en la Biblioteca Estrada. En este momento cuenta con nueve computadoras adaptadas para ser utilizadas por personas ciegas o con disminución visual, también se adquirió una impresora braille, de origen sueco, con gran capacidad, y se armó una cabina para hacer grabaciones con voz humana de audiolibros, gracias a la colaboración de voluntarios. “Fue el primer servicio en toda América” aseguró.

Requisitos inscripción socios:

Para mayores de 18 años

Documento de identidad (original)

Presentar un servicio actual o contrato de alquiler, cuyo domicilio coincida con el del D.N.I

Presentar fotocopia del D.N.I de un aval, quien no es necesario que se presente junto con el solicitante

El aval debe residir en Rosario

Para menores de 18 años

Documento de Identidad (original)

Concurrir con padre, madre, tutor o encargado que deberá presentar D.N.I, y un impuesto o servicio actual

El costo de inscripción para ambos casos es de $15