Los padres Monseñor Enrique Angelelli, los padres Carlos Murias y Gabriel Longueville, y el laico Wenceslao Pedernera serán beatificados por el Papa Francisco por reconocer el martirio “en odio de la fe”.

Angelelli murió el 4 de agosto de 1976 en un presunto accidente de tránsito que, según determinó la Justicia, se trató en realidad de un asesinato provocado por sicarios de la dictadura militar.

El 4 de julio de 2014, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de La Rioja condenó a prisión perpetua, en cárcel común, al ex general Luciano Benjamín Menéndez y al ex comodoro Luis Fernando Estrella como autores mediatos del homicidio de monseñor Angelelli.

En febrero de 1976 se detuvo al Vicario General de la Diócesis riojana Monseñor Inestal, a Carlos Di Marco y a Rafael Sifre (dirigentes del Movimiento Rural). Después del golpe de estado del 24 de marzo, se fue intensificando el seguimiento de miembros de la iglesia.

Monseñor Angelelli, se pronunció contra las violaciones reiteradas a los Derechos Humanos y sobre el incremento de amenazas a miembros de la iglesia riojana. Ante estos hechos, y secuestros de algunos sacerdotes; y otros tantos que avecinaba llegar, buscando la protección de su pueblo, aconsejó a sacerdotes, religiosos, y laicos abandonar la Diócesis, dando a conocer al episcopado la persecución que se azotaba insensantemente sobre la iglesia en su provincia. Estos hechos alcanzaron su punto más alto cuando el 18 de julio de ese mismo año se secuestró, en Chamical, a los sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos de Dios Murias, cuyos cuerpos fueron hallados sin vida, dos días después en cercanías del ferrocarril.

El 26 de julio ametrallaron en la puerta de su casa al laico Wenceslao Pedernera, en Sañogasta; trágica antesala del 4 de agosto, día en que Monseñor Angelelli, regresaba a la capital riojana, acompañado del Padre Arturo Pinto, luego del novenario a los sacerdotes asesinados en Chamical, cuando su camioneta fue embestida por un Peugeot 504, generando un vuelco. El cuerpo de Angelelli, fue sacado del vehículo, y su nuca golpeada contra el asfalto. Hasta 1983 el hecho fue caratulado como “accidente automovilístico”, cuando con el regreso de la democracia la causa se reabrió. En 1986 el juez Aldo Morales dictaminó que la muerte de Angelelli había sido un “homicidio fríamente premeditado”, debiéndose identificar a los autores. En 1989, la Ley de Obediencia Debida y Punto Final, beneficiaron a quienes gestaron el crimen.

El 7 de julio de 2014, los represores Luciano Benjamín Menéndez y Luis Fernando Estrella fueron condenados a prisión perpetua en cárcel común e inhabilitación absoluta perpetua, por el asesinato del obispo Enrique Angelelli y del intento de homicidio de quien lo acompañaba, su amigo y colaborador Arturo Pinto. Otros acusados, entre ellos Jorge Rafael Videla, Juan Carlos Romero y Albano Harguindeguy, fallecieron antes de que comenzara el juicio.

El obispado de La Rioja comunicó:

Con gran alegría quiero comunicarles que el Santo Padre Francisco ha autorizado en estas horas la publicación del decreto que reconoce el martirio en odio de la fe, padecido por Mons. Enrique Angelelli, los padres Carlos Murias y Gabriel Longueville,y el laico Wenceslao Pedernera.Cercanos los 50 años delcomienzo del ministerio pastoral riojano de Mons. Angelelli, vivimos este importante paso en el camino hacia la próxima beatificación de nuestros mártires riojanos. En sus palabras cálidas y paternales, al comunicarme esta hermosa novedad, el Santo Papa Francisco me animó a comenzar cuanto antes los trabajos preparatorios para la oportuna beatificación de Mons. Angelelli y sus compañeros mártires y me expresó su alegría que este próximo 4 de agosto en La Rioja tengamos esta hermosa noticia para celebrar la Vida que nos viene delSeñory que en Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao fue entregada por amor a Dios y a los hombres.Muy conmovido de poder darles este anuncio tan esperado, agradezco a Dios que nos ha permitido como diócesis y junto a los Frailes Franciscanos Conventuales, acompañar este proceso canónico que puso de relieve la nobleza de la entrega de nuestros mártires,testigos con su sangre del Reino de Dios.