Una biblia hebrea milenaria se exhibe en Washington a partir de hoy, luego de un viaje que comenzó en Egipto hace siglos e incluyó paradas en Rusia, Ucrania y Londres.

La Biblia, llamada “el Pentateuco de Washington“, consta de dos secciones: una escrita alrededor del año 1000 en El Cairo y la otra escrita en Alejandría, Egipto, en la primera mitad del siglo XII.
El manuscrito fue comprado por el Museo de la Biblia en Washington, que lo hizo parte de su exhibición pública y adoptó ese nombre por su nueva ciudad anfitriona.

Era propiedad de una comunidad judía en Ucrania, que lo regaló al arzobispo de Kersón, en Ucrania, en 1835 y pasó, luego, a la Academia Teológica de Moscú antes de que varios coleccionistas israelíes lo adquirieran.

Green lo compró a un financista

Hace dos años la Colección Green, dirigida por el multimillonario Steve Green de la cadena de tiendas de artes y artesanías Hobby Lobby, le compró el ejemplar al financista israelí David Sofer, quien vive en Londres y colecciona manuscritos antiguos.

El Museo explicó en un comunicado que solo han sobrevivido una docena de “manuscritos hebreos intactos” de los siglos X y XI, y la mayoría se encuentran en Israel o en Rusia. El manuscrito que se exhibe ahora en Washington es la única biblia hebrea intacta de esa época que se puede encontrar en los Estados Unidos, señalaron las autoridades del Museo.

Según Jeff Kloha, curador principal del museo, el texto estándar en hebreo fue producido a comienzos del siglo VIII y «este ejemplo en particular que es del siglo X contiene los textos que se siguen usando hoy y forma la base de, virtualmente, todas las traducciones modernas».

También está en internet

El volumen, de 38 por 60 centímetros, está encuadernado en cuero repujado con incrustaciones metálicas, consiste de una sección principal de casi 500 páginas escrita alrededor del año 1000. El Museo puso el contenido entero del libro a disposición del público en internet.

Los cinco libros del Pentateuco -Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio- constituyen la primera parte de la Biblia Hebrea y fue escrito por eruditos de la tradición masorética que codificaron la biblia y añadieron signos diacríticos encima y debajo de las letras hebreas para permitir una pronunciación correcta.

Según explicó el Museo, antes de la aparición de los libros, los judíos leían el Pentateuco de la Torá en rollos de pergamino o pieles de animales curtidas. Los rollos de Torá siguen usándose en las sinagogas pero, dado que no contienen vocales, los lectores a veces consultan colecciones del Pentateuco para obtener la pronunciación apropiada.