MIéRCOLES, 27 DE NOV

¿Por qué septiembre es el mes de la Biblia y los católicos deben leerla?

El día 30 del mes se celebra la fiesta de San Jerónimo, doctor de la Iglesia que tradujo la Biblia al latín, texto conocido como la Vulgata.

 

El sacerdote dominico colombiano Fray Nelson Medina, conocido por su apostolado en redes sociales, explica por qué septiembre es el mes de la Biblia y por qué los católicos deben leer la Sagradas Escrituras con frecuencia.

En declaraciones a EWTN Noticias, el también doctor en teología fundamental explicó que septiembre es el mes de la Biblia porque el día 30 se celebra la fiesta de San Jerónimo, doctor de la Iglesia que tradujo la Biblia al latín, el texto conocido como la Vulgata.

¿Quién fue San Jerónimo?

Fray Nelson recordó que San Jerónimo “fue un sacerdote muy educado, incluso para los estándares de la época, que nació a mediados del siglo IV en el año 352 y murió en el año 420”.

“Es conocido particularmente por su labor epistolaria, pero aún más por su traducción de la Biblia que sirvió como punto de referencia para toda la Iglesia Católica durante muchos siglos. Es la Biblia que conocemos como la Vulgata”.

Por eso, explicó el sacerdote dominico, San Jerónimo es “punto de referencia continua sobre lo que significa conocer, amar e interpretar la Biblia”.

La Biblia, continuó, le sirvió al santo como texto esencial de oración y también “como texto de estudio, ya que escribió abundantes comentarios bíblicos”. Fue además “fuente de predicación y como ya hemos dicho, como un camino de traducción”.

Fray Nelson explicó que San Jerónimo “tenía el latín como lengua materna, conocía muy bien el griego y aprendió a profundizar la lengua hebrea. Podemos decir que la Biblia rodeó y penetró la vida de San Jerónimo y no es exagerado decir que él vivió para la Palabra de Dios”.

¿Por qué los católicos deben leer la Biblia?

El doctor en Teología Fundamental advirtió que “hoy existe siempre la tentación de seguir un Jesús imaginado o parcializado, el Jesús que quisiéramos que tal vez aprobara nuestra forma de vivir o incluso nuestros pecados, a esos extremos se llega”.

Ante esa realidad, dijo, “el contacto frecuente con la palabra de Dios, con el conjunto de la escritura evita esa tentación. Es decir, pone delante de nuestros ojos al Jesucristo real, no el Jesucristo que yo quisiera que existiera para que aprobara mi forma de vida o lo que yo hago”.

“El Cristo real es el que aparece en las Escrituras que ciertamente me consuela y me sana, pero también me interpela, me confronta y me llama continuamente a la conversión”, subrayó.

En ese sentido, concluyó Fray Nelson Medina, “apartarnos de la palabra de Dios solo puede traer como consecuencia apartarnos del Cristo real”.

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