MARTES, 26 DE NOV

¿Por qué los seres humanos vivían hasta los 900 años antes del Diluvio?

Las razones por las que Dios dispuso acortar los años de vida de la raza humana.

 

La Biblia dice que antes del diluvio los seres humanos vivían en el entorno de un milenio. Y explica cómo el pecado fue acortando esos años de vida.

Y no sólo fue que el pecado acortó la duración de la vida humana. Sino que hizo también que el hombre perdiera una serie de dones preternaturales que Dios le había otorgado, por ejemplo la salud.

Y conocer esto es especialmente importante hoy, porque en varios mensajes del Señor y de la Santísima Virgen, se dice que la humanidad está peor que antes del diluvio.

Y también que luego de la gran tribulación que se avecina, cuando suceda el triunfo del Inmaculado Corazón de María, esos dones preternaturales serían recuperados en alguna medida.

Aquí hablaremos sobre cuáles son los dones de Dios que los hombres perdieron por el pecado, entre ellos la longevidad de la vida, y en qué momentos sucesivos se fueron perdiendo.

Desde los orígenes de la creación Dios concedió al hombre una serie de dones, algunos estaban activos sólo en el Jardín del Edén, y otros ya fuera del Jardín, pero hasta antes del diluvio.

Estos regalos los fue perdiendo por causa del pecado, no fue Dios el que se los quitó, sino el hombre el que los despreció, entre ellos la salud y la cantidad de años de vida.

Todo comenzó cuando Adán y Eva pecaron por su soberbia y despreciaron a Dios en el Jardín del Edén, comiendo del fruto que les había prohibido Dios que comieran, instigados por la serpiente, o sea satanás disfrazado, que los engañó diciendo que serían como dioses.

Al hacerlo, ellos se sintieron con la culpa de haber ofendido a Dios, y la consecuencia fue la expulsión del Jardín del Edén.

En el relato del Génesis, Eva se acerca a la serpiente y dialoga con esta, quien la seduce presentándole el fruto como apetitoso y poderoso, aunque Dios se lo había prohibido.

Ella se tienta, come, y le da a su esposo, pero se dan cuenta que han desobedecido y no se han convertido en dioses, y por lo tanto se esconden de la presencia de Dios.

Dios entiende que se sienten mal por lo cometido, a diferencia del demonio que cuando se revela no siente ningún reproche y se vuelve más soberbio.

Por lo que Dios les muestra el camino y se van, porque ellos saben que no pueden quedarse allí, porque ya no son santos.

Luego de este pecado original, Dios le dice al primer hombre, Adán, que con fatiga sacará los alimentos de la Tierra, tendrá que trabajar arduamente para alimentarse.

Le dice que comerá hierbas y pan, de modo que el hombre se convierte en un agricultor, mientras la mujer se encarga de preparar los alimentos, es decir el pan.

Posterior a esto se nos presenta a su hijo Abel pastoreando ovejas, por lo que han logrado domesticarlas, probablemente para tomar de su leche y usar la lana de estos animales.

Mientras Caín, el otro hijo, es labrador y cultiva frutas.

De modo que ya ha aumentado la variedad con la que se alimentan los seres humanos, ya no es sólo hierbas y pan, sino también frutos y leche. Se podría decir que son vegetarianos.

Y luego del diluvio, Dios le dice a Noé que puede comer legumbres y hierbas, pero también todo animal.

Según esto, a partir del Génesis 9:3, el hombre se convierte en un omnívoro, es decir que come de todo.

Pero junto con la expulsión del Edén, que implicó trabajar para conseguir los alimentos, los primeros padres también pierden los dones preternaturales que había concedido Dios a la humanidad.

Los dones preternaturales son regalos muy por encima de la naturaleza humana actual.

Estos dones eran comunes a la naturaleza de los ángeles, y son la inmortalidad, la integridad, la impasibilidad, el perfecto dominio sobre los animales y la sabiduría insigne.

El don de la inmortalidad consiste en que el hombre no sufriría la muerte.

Si el hombre no hubiera pecado, lo que sucedería es que del Paraíso sería trasladado al Cielo al terminar su ciclo en la Tierra, sin pasar por el terrible trance de la muerte.

El hombre estaba programado para no morir, sufriendo el desgaste de la muerte al terminar su etapa en este mundo, si no hubiera caído en el pecado original.

Otro don que perdió es el de la integridad, que consiste en la total inmunidad a la concupiscencia desordenada.

O sea que no tenía ningún apetito desordenado, lo que hacía que el hombre pudiera lograr una vida orientada a la gracia.

También perdió el don de la impasibilidad, que consiste en la exención de todo dolor o sufrimiento del alma y del cuerpo.

Yahveh dice a la mujer «con dolor darás a luz los hijos», cuando la expulsión del Jardín.

Los primeros padres en el Jardín del Edén no sufrían de ninguna perturbación ni espiritual ni corporal, no se enfermaban, no tenían dolores, no había conflictos, y nada alteraba la perfecta felicidad, gozando de paz y tranquilidad.

A esto se suma que Adán recibió el don de la sabiduría y la ciencia, que luego perdió fuera del Jardín del Edén.

De modo que al pecar los primeros padres, la humanidad perdió estos dones, el hombre se volvió mortal, perdió el dominio de sí mismo y con ello llegó el sufrimiento.

Pero los seres humanos no aprendieron, y los hijos de Adán y Eva se enemistan, y Caín mata a su hermano Abel por el orgullo y la ira.

Esto nos indica la lógica que van adoptar las siguientes generaciones, no respetar la vida del hermano.

Hasta aquí hemos mencionado dos pecados mortales, la soberbia y la gula originados en Adán y Eva, y la ira y la envidia en el caso de Caín y Abel.

Y luego al inicio del capítulo 6 del Génesis, se plantea como hay avaricia y el deseo de poseer más, tomando como medida los bienes de las otras personas, y como consecuencia de esto viene la lujuria.

De modo que los escritores sagrados, muestran cómo los 7 pecados capitales escalaron a tal punto que desencadenaron el diluvio posterior.

El Todopoderoso había estado frenando el pecado, corrigiendo al hombre para evitar algo peor antes del diluvio.

Las Sagradas Escrituras nos presentan como la avaricia y la lujuria dominaron la Tierra.

Dios ve como los que aún eran buenos se han corrompido por la lujuria y la avaricia, y no queda nadie bueno, más que Noé.

Así que Dios dice que el hombre no va a vivir más de 120 años, como castigo para que comprendan lo que debe ser importante y lo que no.

Muestra el culmen del pecado en el controversial pasaje de Génesis 6:4, que habla de gigantes que vivían en la Tierra, fruto del apareamiento de los que llama «hijos de Dios» y las hijas de los hombres, mostrándolos como un signo de gran pecado.

Hay quienes dicen que fue un experimento genético de los ángeles caídos para crear esa super raza, y otros dicen que esos Nephilim eran gigantes en términos de su pecado.

Ante esto Yahvé ve que no han servido de nada cada una de estas correcciones que ha realizado, pues en vez de mejorar los hombres empeoran.

Les ha quitado los dones celestiales, los ha puesto a conseguir su propio alimento, les ha acortado su tiempo de vida, y solo piensan en hacer el mal.

Dios está tan molesto que quiere exterminar con todo.

Pero se da cuenta que Noé es bueno y lo salva con su familia, como forma de que su obra no se termine, sino que continúe.

Le hace construir un arca para poner a salvo una muestra de cada especie y manda el diluvio por 40 días.

Y la Sagrada Escritura hace una división, en un antes del diluvio y un después, lo mismo que antes y después del Jardín del Edén.

Los hombres de antes del diluvio vivían casi los mil años, en cambio los que nacen después de estos, viven menos.

Luego del diluvio se verá cómo va disminuyendo paulatinamente la cantidad de años de vida, ya los hombres no vivirán novecientos años.

Y esto es para que el hombre perciba que sus años no son eternos, y que debe aprovechar su tiempo en la Tierra, no para el mal, sino para el bien.

Esto también implica que el hombre tiene la responsabilidad de cuidar su salud.

Porque llegó un momento en que el hombre vivía la mitad de los años que Dios había sentenciado, por ejemplo en el primer siglo la esperanza de vida no superaba los 60 años.

Y entonces comienza una larga marcha para hacer los descubrimientos científicos para tratar y combatir enfermedades, y establecer los lugares y procedimientos para curar las enfermedades.

Y es el mismo Dios que guía este proceso a través del cristianismo, que lidera los avances en el conocimiento científico y en la creación y consolidación de las universidades y los hospitales.

Todo lo cual hoy negará el ateísmo, a pesar que los investigadores históricos lo demuestran con profusión de datos ciertos.

La esperanza de vida hoy ha mejorado notablemente, en algunos países más que en otros, pero la sentencia de Dios no ha sido removida.

Y hoy los científicos tienen como meta llegar a esos 120 años, que Dios le dio a cada ser humano luego del diluvio, en buen estado de salud.

Bueno hasta aquí lo que queríamos contar sobre cómo la longevidad de la vida humana y otros dones preternaturales se fueron recortando por el pecado, en qué medida, y cuando se recortaron, según la Biblia.

Y me gustaría preguntarte si crees que esto que dice la Biblia de que los seres humanos vivían 900 años es cierto, o es simplemente una forma poética para hablar de lo malo que es el pecado.

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