El papa Francisco manifestó hoy que siente «miedo» al escuchar «los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo» porque le recuerda a los mensajes que sembraban el odio en la década de 1930, al reunirse con 58 obispos del Mediterráneo en la ciudad italiana de Bari.

En el cierre de la iniciativa «Mediterráneo frontera de paz», el Sumo Pontífice expresó: «A mí me da miedo cuando escucho los discursos de algunos líderes de las nuevas formas de populismo. Me parece volver a oír los discursos que sembraban miedo y odio en la década de los años 30 del pasado siglo».

Sobre el encuentro, Francisco recordó que «el área del Mediterráneo está amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como en varios Estados del norte de África, y también entre diferentes grupos étnicos o grupos religiosos y confesionales».

Y agregó: «Tampoco podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por lo tanto, amenazantes de nuevas crisis».

En la misma línea, el Santo Padre remarcó que la guerra destina «los recursos a la compra de armas y la fuerza militar, desviándolos de las funciones vitales de una sociedad, como el apoyo a las familias, a la salud y a la educación».

Añadió que «en otras palabras, es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas».

En ese sentido, el Papa llamó a no aceptar que «que quien busca la esperanza cruzando el mar muera sin recibir ayuda o que quien viene de lejos sea víctima de explotación sexual, sea explotado o reclutado por las mafias».

Por otra parte, el Sumo Pontífice celebró este domingo una misa ante más de 50.000 personas en la avenida Vittorio Emanuele, donde destacó: «El mandamiento del amor no es una simple provocación, sino es el espíritu del Evangelio».

Y cerró: «El Señor no fue prudente, no hizo concesiones, nos pide el extremismo de la caridad. Este es el único extremismo cristiano: el del amor».