Estamos dando a conocer, por primera vez para todo el mundo, un hecho que desafía la comprensión de muchos. En San Rafael, Mendoza, Argentina, sucedieron hechos impresionantes que la Iglesia debe estudiar seriamente.

A finales de la década de 1990 Patricia Olguín quedó poseída demoníacamente.

El Obispo nombró tres exorcistas, los Padres Miguel López, Ricardo Coll y Carlos Spahn, quienes lograron expulsar al demonio el 21 de enero del año 2000 a las 3 de la tarde.

Pero desde dos días antes, le fueron apareciendo las llagas del Señor en sus manos, pies y espalda.

El mismo día de su liberación aparecieron las heridas de la corona de espinas y sudor de sangre. Los dolores de la Pasión del Señor se acentuaban los martes y viernes.

Y a partir de allí, y hasta su muerte en el 2018, tuvo una serie de apariciones con cientos de mensajes.

Aquí contaremos esas apariciones.

Tendremos la oportunidad de escuchar al Padre Alberto Iocco, que trabajó incansablemente asistiendo a Patricia y documentando lo que sucedía.

Y un pequeño video del Padre Luis Costaguta quien analiza esta etapa crucial en la vida de Patricia. Este material tiene un propósito trascendental: cumplir la misión que Nuestra Señora dejó encomendada para bien de la Iglesia y el mundo.

Desde su liberación, Patricia comenzó a ver y tratar con Nuestro Señor, la Santísima Virgen, el Padre Pío y otros Santos. Los veía como personas vivas.

Y recibió varios anuncios: tendría que cumplir una misión; sufriría mucho; tendría una vida de sacrificios y contradicciones. Y también padecerían contradicciones quienes la acompañaran en esta misión.

En distintas ocasiones, el Señor y la Virgen pidieron a Patricia que se consagrara a Ellos.

Patricia aceptó, hizo esa consagración. Varias veces la renovó, hasta que el 5 de agosto de 2017 hizo su última y definitiva consagración como Víctima de Holocausto.

En todo este período y hasta su muerte en el 2018, Patricia vivió la Pasión Redentora del Señor, sus dolores y su tremenda agonía por la Iglesia.

Y por esto, soportó terribles ataques del demonio, que a veces, hasta llegó a poseerla de modo pasajero.

En esos ratos de posesión, algunas veces el demonio dijo: “estoy en ella, como estoy en la Iglesia”.

Por eso el descanso prácticamente no existió para ella, y muchas veces dijo que su descanso estaba en Jesús.

Fue muy duro para Patricia soportar el sufrimiento que le producía conocer el estado, muchas veces miserable, en que se encontraba la Iglesia en tantas partes del mundo. Y más difícil le resultó siempre soportar la vergüenza de verse ella, “una indigna creatura pecadora”, portadora de dones tan sublimes.

Sucedieron muchos hechos extraordinarios en el tiempo de las apariciones.

La Virgen le entregó una cinta indicando el lugar en que quería la construcción de su Santuario, en el año 2000.

La Sagrada Hostia apareció con una mancha de sangre en el año 2008.

Y desde el 2008 y hasta el final de su vida, muchas veces la comunión se convirtió, en su boca, en carne y sangre.

Se produjeron también manifestaciones en imágenes del Señor, de la Virgen, del Padre Pío.

Como lágrimas de sangre, marcas de estigmas, exudación de aceite, y una magnífica imagen de Nuestro Señor en un rollo de fotografías.

También flores naturales y artificiales exudaron aceite y perfume de rosas.

En Corpus Christi de 2005, la imagen de la Virgen y la gruta que la contiene, ubicada frente a la casa de Patricia, aparecieron con aceite.

Esta exudación de aceite sucedió muchísimas veces, la última, fue en diciembre de 2016.