LUNES, 02 DE DIC

Las recetas del padre Amorth para saber cuando hay demonios en las casas y cómo luchar contra ellos

La batalla entre el bien y el mal tiene muchas aristas. ¿Cómo defenderse de los demonios?

¿Creés que el demonio solo acecha en las sombras, lejos de tu vida? ¿Que la bondad y la fe son escudos impenetrables contra sus ataques? El enemigo está más cerca de lo imaginable y negar su presencia y es en los momentos cruciales donde hay que estar más preparados que nunca para resistir su llamado.

Según los especilistas religiosos, las oportunidades de encontrarnos con demonios en  la vida son permanentes.

Hay algunos muy obvios, como por ejemplo vivir o entrar en una casa infestada de demonios, que los exorcistas saben que generalmente son el resultado de comportamientos pecaminosos realizados en el edificio, como muertes no naturales, la realización de rituales ocultos, como invocar espíritus, y actos satánicos, como brujerías.

Estas casas tienen signos típicos de infestación, como caídas repentinas de temperatura, figuras de sombras, objetos que se mueven, sonidos extraños, y especialmente un olor desagradable.

A Santa Catalina de Siena el Señor le dijo que “la mancha del pecado de Adán corrompió a toda la raza humana y soltó un hedor». El pecado y el mal tienen un feo olor. Por el contrario, siempre que los santos aparecen, hay un olor hermoso.

Cuando una casa está infestada el remedio es limpiarla espiritualmente. Los propietarios deben usar elementos sacramentales generosamente, incluidos crucifijos, agua bendita, rezar el rosario y oraciones de liberación. También ocurre a veces, que una presencia demoníaca, profundamente arraigada, pueda requerir el ministerio de un sacerdote exorcista.

Pero, en otras ocasiones, no hay ninguno de los signos que mencionamos arriba porque los demonios se esconden. Una de las primeras señales que los exorcistas han encontrado es que el perro de la familia comienza a ladrar de manera incontrolable. No se trata del ladrido normal, sino algo estridente y alarmante, ya que el animal está sintiendo algo peligrosamente malvado. También los exorcistas han encontrado que los niños pequeños pueden sentir a los demonios, y lo expresan a través de llantos y angustia.

Asimismo, los exorcistas han encontrado demonios que están estacionados en casas que no  se consideran infestadas. Monseñor Rosetti tiene en su equipo personas dotadas espiritualmente, que pueden percibir el mundo preternatural. Estas personas informan dónde están ubicados los demonios, qué tipo de espíritus malignos son y hasta avisan cuándo son expulsados.

Si bien se supone que los demonios estarán concentrados en áreas donde se llevó a cabo un comportamiento pecaminoso, también han encontrado demonios en la oficina de practicantes de yoga, y en lugares donde hay estatuas de deidades de otras religiones.

Después de hacer estas limpiezas durante años, Monseñor Rosetti notó un patrón en lugares donde había televisores. Independientemente de cuál fuera la persona espiritualmente sensible, que estuviera disponible, y aunque no hubiera manifestaciones de infestación, siempre notaban un demonio en la silla principal frente al televisor.

¿Por qué casi siempre había un demonio en ese lugar?

La explicación que da monseñor Rosetti, es que lo que todos nosotros estamos viendo en nuestras pantallas hoy en día, lo que la sociedad considera normal, a menudo es pecaminoso, lleno de violencia y de pornografía.

Porque lo que se consideraba objetable solo hace unas pocas décadas, ahora se considera aceptable. Nuestra sociedad no considera ese material como una apertura al mal, pero sin embargo los demonios sí lo hacen.

Ver tal material en televisión probablemente no resultará en que alguien sea poseído, pero invitará a los demonios a que permanezcan en la casa. y entonces se encargarán de sembrar más caos, conflicto y tentaciones en la familia.

Ahora bien, hay un momento de la vida en que las personas, invariablemente, se toparán con demonios cara a cara: antes de morir.  En el final de la vida de una ocurre la mayor batalla por el alma de esa persona. 

Quienes han estado al lado de moribundos, médicos, enfermeras y especialmente sacerdotes, saben que ocasionalmente hay manifestaciones felices, en el caso de aquellos que vivieron una buena vida. Por ejemplo los moribundos dicen que se les aparece un pariente fallecido, o exclaman estoy viendo a mi madre muerta, o a mi tía muerta, o a mi hijo que murió en la infancia, o a un un santo, un ángel, o Jesús.

En el caso de aquellos que vivieron una vida mixta o que vivieron una vida malvada, a menudo hay manifestaciones oscuras.

Pero incluso a los grandes santos, a los que serán santos que la iglesia eventualmente canonizará, el mal se les aparece. Algunos santos han sido testigos de que al final de sus vidas, mientras yacían moribundos, Satanás vino y recitó sus pecados y exigió que le pertenecían.  Pero los santos miraron a Jesús y le pidieron perdón.  Porque tenían bien claro de que es Su misericordia lo que los salva.

De modo que en el final de la vida se produce la batalla cósmica por el alma del moribundo y, por lo tanto, el diablo interviene para reclamar la eternidad de la persona.

¿Y cómo nos defendemos?

Para defenderse de los demonios al final del camino, hay que recibir el sacramento de la Unción de los Enfermos, que antes se llamaba Extremaunción, con la confesión que contiene.

Según relató el padre Gabriele Amorth, un sacerdote recibió una llamada en medio de la noche, para dar la unción de los enfermos a una moribunda.

Fue al hospital y era una anciana que estaba en sus últimos momentos, y su respiración era dolorosamente dificultosa. Estaba claro que el cuerpo expiraría en cualquier momento y la persona estaba tan débil y en tal angustia física, que no pudo hacer una confesión final, y por lo tanto no podía ser absuelta de sus pecados.

Estaba tan débil que no podía mover los labios.Entonces el sacerdote le dijo que se dirigiera al Señor y pidiera Su perdón. Y que cuando terminara, que se volviera hacia él y lo mirara, y entonces sabría que había terminado y le daría el perdón del Señor.

Y así lo hizo, ella miró hacia arriba y tuvo su propia conversación silenciosa con Dios, y luego miró al sacerdote, y así él supo que había terminado, y le dio la absolución.  Instantáneamente su respiración se volvió a un ritmo normal, medido y pacífico, y murió casi inmediatamente con una expresión de paz.

Sea lo que sea que tuviera en su alma que necesitaba ser aliviado, y el ataque del demonio que estuviera sufriendo, encontró alivio con la absolución, y aparentemente su expresión facial mostró que venció al demonio en el último momento de su vida.

*Fuente: forosdelavirgen.org

 

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