Jacques Philippe es miembro de la Comunidad de las Béatitudes. En su seno ha asumido importantes responsabilidades (consejo general, responsable de los sacerdotes y los seminaristas, responsable de la formación de los pastores). Ordenado sacerdote en 1985, predica retiros en Francia y en el extranjero. Es autor de numerosos libros de espiritualidad y cuyos libros se han traducido a más de 18 idiomas.

Uno de sus libros más famosos es «La Paz Interior«, escrito en 2004. A pesar de que esta obra tiene ya unos cuantos años, conviene rescatar sus enseñanzas en estos tiempos en los que los libros de autoayuda, psicología, equilibrio emocional y similares están más de moda que nunca.

La reseña del libro reza así: «La experiencia os demostrará que la paz, que infundirá en vosotros la caridad, el amor a Dios y al prójimo, es el camino recto hacia la vida eterna.»

Vivimos una época de confusión e inquietud. Esta tendencia se manifiesta incluso en nuestra vida espiritual: nuestra búsqueda de Dios, de la santidad y del servicio al prójimo es agitada y convulsa, en lugar de ser confiada y pacífica. Pero ¿qué hacer para supe-rar los momentos de angustia y de temor, conservando la confianza y el abandono? Es lo que nos enseña este breve tratado sobre la paz interior. A través de situaciones concretas de la vida cotidiana, el autor nos invita a reaccionar según el Evangelio. Si la paz interior es un exclusivo don de Dios, es preciso buscarla y perseguirla sin cesar. Este libro nos ayudará en esa tarea.

Estas son las claves extraídas del libro del autor francés:

1) Preocupaciones de la vida y el temor a fallar:

-El medio más seguro de perder la paz es tratar de asegurar la propia vida con la única ayuda de los medios humanos.

-Confianza en Dios.

2) Nuestra dificultad para creer en la providencia:

-Dar opción a Dios para que pueda manifestar su Providencia.

3) Temor al sufrimiento.

4) Para crecer en la confianza, una oración de hijo:

-Oración contemplativa, dulce descanso en Dios.

5) O nos abandonamos completamente o no nos abandonamos en absoluto:

-Poner todo en manos de Dios: material, afectivo y espiritual

-la medida de nuestra paz interior será la del abandono, es decir, la de nuestro desprendimiento

6) Dios lo pide todo, pero no lo toma todo obligatoriamente:

-El desprendimiento si es doloroso en el momento, irá acompañado de una profunda paz.

7) ¿Qué hacer cuando no conseguimos abandonarnos?

-El abandono no es natural, es una gracia que hay que pedir a Dios.

8) El Señor es mi pastor, nada me falta.

-No son las circunstancias exteriores las que han de cambiar. En primer lugar, ha de cambiar nuestro corazón, purificándose de su encierro, de su tristeza y de su falta de esperanza.

9) Actitud que debemos adoptar ante el sufrimiento de los que nos rodean:

-Nuestros amigos que sufren necesitan a su alrededor personas tranquilas, confiadas y alegres.

10) Los defectos y deficiencias de los demás:

-Suele suceder que perdamos la paz a causa del comportamiento que nos aflige y nos preocupa de una persona. La respuesta: abandono y confianza.

-Pecamos cuando deseamos una cosa buena, pero de un modo que es malo. Cuando nos irritamos, nos enfadamos y perdemos la paz ante las imperfecciones, el Espíritu Santo no nos está inspirando.

-Nuestro querer debe ser sereno, pacífico, paciente, desprendido y abandonado en Dios.

-Nada retrasa tanto el progreso en una virtud como el desear adquirirla con demasiado apresuramiento.

11) Jesús está en todo el que sufre:

-Nos examinarán en el amor, en especial en el amor a nuestros hermanos necesitados.

12) Paciencia con el prójimo:

-Reprender y corregir siempre desde el cariño y paz.

-Soportar con paciencia los defectos del prójimo.

13) Paciencia con nuestras propias faltas e imperfecciones:

-La tristeza, inquietud y desánimo que sentimos en el alma después de una falta NO son buenos.

-No se trata de hacer esfuerzos sobrehumanos para eliminar totalmente nuestros defectos sino recuperar cuanto antes la paz, evitando la tristeza y el desaliento.

14) Dios puede sacar el bien incluso de nuestras faltas:

-Una de las armas del demonio es hacernos perder la paz ante nuestras caídas.

-El que cae y se levanta inmediatamente gana en humildad y experimenta la misericordia divina.

15) ¿Qué hacer cuando hemos pecado?

-Si caemos en una falta que nos produce angustia o desánimo, lo primero que debemos hacer es recobrar la paz en el alma y la confianza en Dios.

16)La inquietud que nos invade cuando hemos de tomar decisiones:

-Evitar la precipitación y el apresuramiento.

-En determinados momentos no podremos encontrar solos esa valiosa paz interior. Necesitaremos la ayuda de alguien a quien abrir el alma.

-Si el Señor nos deja en medio de la incertidumbre, debemos aceptarlo tranquilamente, más que querer forzar las cosas.

17) El camino real del amor:

-Alcanzaremos la santidad el día en que nuestras impotencias y nuestra nada no sean motivos de tristeza y de inquietud para nosotros, sino un motivo de paz y alegría.

18) Algunos consejos a modo de conclusión:

-Principio fundamental: ¡No desanimarse nunca!

-Consecuencia: Si no soy capaz de conservar la paz en situaciones difíciles, pues empezar por conservarla en situaciones más sencillas de todos los días. Llevar a cabo las tareas cotidianas sin nervios y con serenidad, empeñando en hacer bien cada cosa en el moment