La violencia contra los cristianos alcanzó en 2019 «niveles de genocidio» en varias partes del mundo, con unos 245 millones de creyentes perseguidos por su fe, según reportes coincidentes de varias ONG, la Iglesia Católica y la cancillería británica.

«Hoy hay más cristianos perseguidos que en los primeros siglos», denunció el papa Francisco durante una homilía pronunciada el mes pasado dentro de las catacumbas romanas, donde los primeros cristianos enterraban a los muertos y celebraban la Eucaristía en forma secreta.

En el ataque más brutal del año, casi 300 personas fueron asesinadas el domingo de Pascua en iglesias y hoteles de Sri Lanka en una acción coordinada por grupos islamistas. «Esta fue la tercera Pascua consecutiva desfigurada por un ataque terrorista en algún lugar del mundo», advirtió el excanciller británico Jeremy Hunt, quien habló de un «genocidio» cristiano.

Aunque el auge jihadista hizo estragos especialmente en Medio Oriente, donde el porcentaje de cristianos cayó del 20% hace un siglo al 4% actual, la violencia no sólo tiene origen islamista. Los regímenes comunistas de China o Corea del Norte persiguen de forma sistemática a las religiones y a los cristianos en particular, que son confinados a campos de reeducación por considerarlos una amenaza a la política de ateísmo estatal. En tanto en otros países en los que supuestamente hay libertad de culto, los gobiernos dan vía libre para que grupos de fanáticos, en el caso de la India cercanos al gobierno nacionalista hindú de Narendra Modi, persigan a los cristianos. «Nos tratan como si no fuéramos indios y nos gritan que nos vayamos… ¿adónde?», se preguntó en un duro comunicado el obispo católico indio monseñor Kishore Kumar Kujur, de la diócesis de Rourkela, en el norte del país.

«El silencio de las autoridades hace que los fanáticos se sientan con mayor libertad para actuar con agresividad hacia los cristianos», contó a LA NACION el padre Subesh, sacerdote católico indio de la orden de Betharram, que llegó a la Argentina el año pasado y vive en la parroquia del Sagrado Corazón, en Barracas.

«La situación más grave es en las provincias del nordeste, donde los fanáticos hindúes, ante la inacción de la policía, pueden llegar a matar a los cristianos o islámicos solo porque comen o esconden carne de vaca, un animal sagrado», agregó el padre Subesh.

Open Doors, una organización con presencia en 60 países dedicada desde 1955 a apoyar a los creyentes que viven en zonas hostiles, afirma en su informe 2019 que «ya hay más de 245 millones de cristianos en todo el mundo perseguidos por su fe».

En una entrevista telefónica con LA NACION, Ben Cohen, director de comunicaciones de la organización en Gran Bretaña e Irlanda, explicó que desde el punto de vista numérico «nunca antes en la Historia tantos cristianos enfrentaron persecución. Y se trata de un problema creciente».

Ranking

Open Doors realiza un ranking mundial con los países donde los cristianos viven situaciones más difíciles. Desde hace 18 años el listado es encabezado por Corea del Norte, donde estiman que hay unos 50.000 cristianos en campos de trabajo forzado, conocidos como Kwan-li-so.

En su página web, la organización recoge un video con el testimonio de Hea Woo (el nombre fue modificado para proteger su identidad) una exprisionera cristiana que pasó un año en una celda de confinamiento sin ver la luz del sol, y dos años de trabajo forzado, luego de haber escapado ilegalmente a China durante una hambruna con la ayuda de grupos cristianos.

«¿Con quién se reunió en China? ¿Fue a alguna iglesia? ¿Posee Biblia? ¿Es cristiana?’ Las preguntas se repetían todos los días en los interrogatorios. Y tuve que mentir porque si admitía que me había reunido con otros cristianos que me ayudaron a sobrevivir, eso significaba una condena a muerte», reconoció Hea en el video.

«Los guardias me golpeaban y pateaban. Lo que más me dolía eran los golpes en los oídos que me dejaban un zumbido que duraba todo el día», recordó Hea.

Y sin embargo en medio de la prisión, Hea y otros creyentes se hacían tiempo para breves reflexiones bíblicas y oraciones comunitarias, generalmente en el baño. «Les enseñaba a otras prisioneras versículos de la Biblia y algunas canciones, que cantábamos en voz muy baja, casi inaudible», señaló.

En su informe presentado a mitad de año, el entonces canciller Hunt señaló que «el número de países donde los cristianos sufren debido a su fe aumentó de 128 en 2015 a 144 un año después. En Medio Oriente, la supervivencia misma del cristianismo como religión viva está en peligro», advirtió.

La situación ya preocupa incluso a los líderes de otras religiones en la región. «Vimos cristianos capturados en Egipto y diferentes comunidades en Irak y Siria que han sido arrasadas o pueblos cristianos que huyen. Lo que es sorprendente es el silencio (…) No escuchamos nada de los 120.000 cristianos asesinados en la región», dijo con preocupación Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial.