MARTES, 26 DE NOV

La iglesia marplatense se pronunció sobre la muerte del reciclador: “El precio de la indiferencia”

Así tituló su comunicado un organismo diocesano, donde se lee también: "En la ciudad, la pobreza y la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos siguen siendo alarmantes".

 

La Mesa de Diálogo por la Dignidad de las Periferias, de la diócesis de Mar del Plata, difundió un comunicado con el título «El precio de la indiferencia», a raíz de la muerte de una persona durante una pelea entre dos grupos de recicladores urbanos, ocurrida en el predio de disposición final de residuos de Mar del Plata. «La reciente tragedia en el basural nos recuerda la profunda desigualdad que atraviesa la ciudad, donde la pobreza y la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos siguen siendo alarmantes», expresó el organismo diocesano.

«En un lugar donde la precariedad ya es una realidad diaria, este hecho reclama la necesidad urgente de justicia social y pone de relieve la falta de compromiso del Estado para abordar estas problemáticas», agregó.

Texto del comunicado

La reciente tragedia en el basural de Mar del Plata nos recuerda la profunda desigualdad que atraviesa la ciudad, donde la pobreza y la vulnerabilidad de los sectores más desfavorecidos siguen siendo alarmantes. En un lugar donde la precariedad ya es una realidad diaria, este hecho reclama la necesidad urgente de justicia social y pone de relieve la falta de compromiso del Estado para abordar estas problemáticas.

El basural, un sitio emblemático del olvido y la marginalidad, se ha convertido en el refugio de muchos marplatenses que, sin otra opción, buscan sobrevivir entre la basura, recolectando materiales reciclables para venderlos y conseguir algo de dinero. Familias enteras en situación de extrema vulnerabilidad, expuestas a riesgos sanitarios, accidentes y ahora a la muerte, como la de un joven trabajador, que ha golpeado duramente a sus comunidades.

Lo sucedido es un claro reflejo de la falta de políticas públicas que garanticen condiciones de vida dignas para todos los ciudadanos. La ausencia de programas de inclusión, la falta de trabajo y de servicios básicos en la periferia, condena a los más pobres a vivir en la miseria.

La justicia sigue siendo una promesa lejana para aquellos que más la necesitan.

Este episodio doloroso, nos interpela a toda la sociedad marplatense y exige una respuesta inmediata y contundente. No se trata solo de atender la emergencia, sino de atacar las causas estructurales que la generan. Es imperativo que el Estado asuma su responsabilidad y se comprometa con políticas que promuevan la equidad, la inclusión y la justicia social, para evitar que estas tragedias se repitan en el futuro y para que los más vulnerables no sigan pagando el precio de la indiferencia.

 

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