La Iglesia católica celebra el día de San Francisco de Asís, estigmatizado, fundador de los franciscanos, amante de la «Dama Pobreza» y de la alegría, murió en el suelo el 3 de octubre de 1226 y el papa Gregorio IX lo canonizó el 16 de julio de 1228.

San Francisco de Asís trazó una línea en la Iglesia y en la historia con su radicalismo evangélico que escandalizó a los grandes de la época y cautivó a sus miles de seguidores desde los primeros tiempos de la Orden franciscana.

El patrimonio que ha legado a la Iglesia es inmenso, la irrupción de este santo gigantesco e italiano en la misma y en la sociedad fue un regalo del cielo en una época socio-política y eclesial compleja, la de la Edad Media en la que le tocó vivir.

Nació en Asís, Italia, en 1182; era hijo del rico comerciante de tejidos Pietro di Bernardone y de la noble Pica, fue un líder nato un tanto inconformista; un idealista en extremo; hasta que canalizó su vida espiritual, el «pobrecillo» siempre dio limosnas a los pobres: una vez se vio frente a un leproso y superó su repugnancia besándolo, lo tomó como un don del cielo.

En 1224, en el monte Alverna, recibió los estigmas de la Pasión de Jesucristo y antes, el don de milagros y de profecía; devotísimo de la Eucaristía, fue agraciado con numerosas revelaciones y lidió con graves problemas dentro de su Orden además de los sufrimientos físicos y casi ciego ese año compuso el bellísimo Cántico de las criaturas.