El papa Francisco suspendió por seis meses al arzobispo de Colonia, el cardenal Rainer Maria Woelki, luego de la auditoría encargada por el Vaticano en mayo de este año para investigar a fondo las denuncias de abusos en la diócesis.

Woelki, que permanecerá en el cargo luego de la suspensión, tomará seis meses de «reflexión» luego de una visita apostólica encargada por Francisco para investigar en detalle las centenares de denuncias sobre abusos a menores de parte de sacerdotes desde 1975 reveladas a inicios de año, informó este viernes la Conferencia Episcopal Alemana en un comunicado.

Si bien el Vaticano no encontró pruebas de que Woelki estuviera involucrado en la trama de abusos y encubrimientos, sí lo halló responsable de «graves errores» en la gestión de las denuncias, especialmente en el ámbito de la comunicación.

En ese marco, el Papa, que recibió al purpurado la semana pasada en el Vaticano, rechazó su renuncia a la diócesis pero indicó el período de reflexión de seis meses.

Además de la suspensión a Woelki, Francisco rechazó este viernes la renuncia de los dos obispos auxiliares de Colonia, al considerar que no ignoraron intencionalmente las denuncias de abuso sexual, pero envió a uno de los dos, Dominik Schwaderlapp, a oficiar de «pastor de almas» durante un año en Mombasa, Kenia.

El arzobispado y el arzobispado necesitan «tiempo para hacer una pausa, renovar y reconciliar», agregó el comunicado.

La suspensión a Woelki se da meses después de que Jorge Bergoglio enviara en mayo pasado al Cardenal Anders Arborelius, Obispo de Estocolmo, y a Monseñor Johannes van den Hende, Obispo de Rotterdam y Presidente de la Conferencia Episcopal holandesa para «tener un cuadro completo sobre el asunto de los abusos» en la diócesis.

La visita apostólica, en los hechos una intervención vaticana a la investigación, se dio tras la publicación, a inicios de 2021, de un informe que denunció «encubrimiento sistémico» de casos de abusos sexuales de menores entre 1975 y 2018.

En marzo pasado, Woelki, en su cargo desde 2014, ya había reconocido que en la administración de la archidiócesis hubo «caos» y un «sistema de silencio, secreto y descontrol» y, «generalmente hubo falta de compasión, en general hubo falta de empatía», antes de lamentar que «eso nunca debería haber sucedido así».

De todos modos, el cardenal de 65 años continuó en su cargo sin ofrecer la renuncia más allá de que el informe lo exoneró de responsabilidad en un análisis que confirmó la existencia de 314 casos de abusos a menores e identificó a 202 presuntos autores de ellos.