No hay que ceder nunca al «fracaso». Es el «campo perfecto para la siembra del diablo», y lleva a conducir «una vida de plañideras fracasadas», entre quejas e insatisfacciones. En Santa Marta, el Papa Francisco regañó a todos los cristianos que se abandonan o, incluso, prefieren vivir en la desolación sofocando la esperanza que es el fundamento del cristiano, por lo que llegan incluso a tener «miedo» de ella.

La homilía del Pontífice partió, según indicó Vatican News, del Libro de los Números, que habla del «espíritu de cansancio» del pueblo de Dios. Tras huir de Egipto perdió todo «entusiasmo» de la liberación de la esclavitud y, olvidando los milagros que vivió, «ya no soporta el viaje» hacia la Tierra prometida. Entonces, en el desierto llega incluso a murmurar contra su liberador Moisés.

De esta manera, observó el Papa: «El espíritu de cansancio nos quita la esperanza… El cansancio es selectivo: siempre nos hace ver lo feo del momento que estamos viviendo y olvidar las cosas buenas que hemos recibido». También nos sucede a nosotros, «cuando estamos en desolación»: «No soportamos el viaje y buscamos refugio o en los ídolos o en la murmuración, o tantas cosas… Este es un modelo para nosotros. Y este espíritu de cansancio en nosotros los cristianos nos lleva también a una manera insatisfecha de vivir: el espíritu de insatisfacción. Todo no nos gusta, todo está mal… El mismo Jesús nos enseñó esto cuando dice de este espíritu de insatisfacción que nosotros somos como niños jugando».

Algunos cristianos, incluso, «prefieren» seguir la vía del «fracaso», sin darse cuenta de que este es el campo «perfecto para la siembra del diablo», observó Bergoglio. «La misma serpiente que sedujo a Eva» se insinúa dentro del alma de los creyentes y «muerde siempre en la desolación».

Nos apegamos entonces a esta desolación y se empieza a tener «miedo de las consolaciones», «miedo de la esperanza», «miedo de las caricias del Señor». Algunos cristianos, anotó el Papa, viven día a día, «una vida de plañideras fracasadas». Es decir que viven «quejándose», «criticando», «viven en la murmuración, viven insatisfechos». Y «no soportan» ni siquiera «la resurrección de Jesús.

Hay que cambiar la dirección si vamos hacia esos rumbos, sobre todo en este tiempo que prepara a la Pascua: «Hermanos y hermanas, recordemos solo esta frase: “El pueblo no soportó el viaje”», concluyó Francisco. «Los cristianos no soportan la esperanza. Los cristianos no soportan la curación. Los cristianos no soportan la consolación. Estamos más apegados a la insatisfacción, al cansancio, al fracaso. Que el Señor nos libre de esta enfermedad».