El papa Francisco lamentó hoy las «polarizaciones cada vez más fuertes» en América Latina y aseguró que las «profundas desigualdades» de la región son parte de la causa de las crisis políticas del continente.

«Suscita preocupación la multiplicación de crisis políticas que se van extendiendo en numerosos países del continente americano, con tensiones e insólitas formas de violencia que empeoran los conflictos sociales y generan graves consecuencias socioeconómicas y humanitarias», lamentó el pontífice al dar este jueves su tradicional discurso anual al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.

«Las polarizaciones, cada vez más fuertes, no ayudan a resolver los auténticos y urgentes problemas de los ciudadanos, sobre todo de los más pobres y vulnerables, y mucho menos lo logra la violencia, que por ningún motivo puede ser adoptada como instrumento para afrontar las cuestiones políticas y sociales», expresó Jorge Bergoglio, tras un 2019 con fuertes movilizaciones populares en Chile y otros países de la región.

«En este contexto, quiero recordar especialmente a Venezuela, para que continúe presente el compromiso de la búsqueda de soluciones», planteó luego sobre el país sudamericano en el que el Vaticano intentó, sin éxito, actuar como facilitador del diálogo en 2016.

En ese marco, Francisco opinó que «en general, los conflictos de la región americana, aun cuando tienen raíces diferentes, están acomunados (unidos) por profundas desigualdades, por injusticias y por la corrupción endémica, así como por las diversas formas de pobreza que ofenden la dignidad de las personas».

«Por tanto, es necesario que los líderes políticos se esfuercen por restablecer con urgencia una cultura del diálogo para el bien común y para reforzar las instituciones democráticas y promover el respeto del estado de derecho, con el fin de prevenir las desviaciones antidemocráticas, populistas y extremistas», reclamó.

En su discurso a los embajadores de los 185 Estados con los que el Vaticano tiene relaciones, incluida la Unión Europea y la Orden de Malta, Bergoglio repasó también la mirada de la Santa Sede sobre varios países y regiones del mundo, y fue especialmente enfático en mostrar su preocupación ambiental.

«Lo hemos visto en el modo con el que muchos jóvenes se están comprometiendo para sensibilizar a los líderes políticos sobre la cuestión del cambio climático», afirmó Bergoglio, que en 2019 había recibido a la activista sueca Greta Thunberg.

«El cuidado de nuestra casa común debe ser una preocupación de todos y no el objeto de una contraposición ideológica entre las diferentes visiones de la realidad, ni mucho menos entre las generaciones», reclamó Bergoglio en ese marco.

«Por tanto, la protección del lugar que el Creador nos dio para vivir no puede descuidarse, ni reducirse a una problemática elitista», continuó.

En esa dirección, hizo suyo el pedido de una «conversión ecológica», aunque criticó que esa idea «parece no ser acogida por la política internacional, cuya respuesta a las problemáticas planteadas por cuestiones globales, como la del cambio climático, es todavía muy débil y fuente de gran preocupación».