El arzobispo de Tucumán, Carlos Sánchez, presidió este martes el Tedeum por el 9 de Julio y aseguró que «vivir con menos de lo mínimo» es «violencia», al tiempo que pidió «diálogo maduro y sincero entre los distintos sectores políticos».

«El solo hecho de que una franja cada vez más amplia, generaciones enteras, parezcan condenadas a vivir con menos de lo mínimo, sin trabajo, sin acceso real a la educación, a la salud, a la vivienda digna, sin acceso a la justicia; eso, es también violencia. Aunque no se manifieste, es el grito silencioso que no se puede expresar porque parece no haber esperanza de que las cosas cambien», enfatizó Sánchez.

En la catedral Nuestra Señora de la Encarnación, sin la presencia del presidente Mauricio Macri, pero sí con la participación de la vicepresidenta Gabriela Michetti y algunos miembros del Gabinete, el arzobispo de Tucumán señaló que «una franja cada vez más amplia, generaciones enteras, parecen condenadas a vivir con menos de lo mínimo, sin trabajo, sin acceso real a la educación, a la salud, a la vivienda digna, sin acceso a la justicia».

En su homilía, sostuvo que «hay muchas formas de atentar contra la paz, quizás nuevas o antiguas formas de violencias que aunque no aparezcan en los medios, están minando la paz, están socavando la amistad social».

Sánchez consideró que «una forma excelente de alcanzar esa paz es garantizar el sano funcionamiento de esas instituciones de la democracia».

«El verdadero equilibrio e independencia de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, no podemos darlo por supuesto. No se da de una forma automática. Hace falta honrar esas instituciones con una conducta nueva», destacó el arzobispo en el Tedeum por la fecha patria.

A la vez, Sánchez llamó a alcanzar un «diálogo maduro y sincero entre los distintos sectores políticos, que se privilegie en respeto a las personas, que pueda darse con valentía el espacio para la escucha mutua, que antes de descalificar personas, se puedan proponer y discutir ideas».

«Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones», afirmó el prelado.

En su mensaje, agregó: «El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural».