El Vaticano y China anunciaron este miércoles la renovación, por otros dos años, del acuerdo firmado en 2018 para la designación conjunta de obispos que significó el mayor acercamiento entre los dos Estados tras casi 70 años sin relaciones diplomáticas, al tiempo que plantearon su intención de «continuar» el diálogo y el vínculo bilateral.

Los dos Estados «concordaron prorrogar la fase de implementación experimental del acuerdo provisorio por otros dos años», informó un comunicado del Vaticano.

«La Santa Sede, considerando que el inicio de la aplicación del referido acuerdo, de fundamental valor eclesial y pastoral, fue positivo, gracias a la buena comunicación y colaboración entre las partes en el asunto acordado, tiene la intención de continuar el diálogo abierto y constructivo para alentar la vida de la Iglesia católica y el bien del pueblo chino», agregó el comunicado.

El acuerdo sentó las bases para la designación conjunta de los futuros prelados en el gigante asiático, y se mantiene bajo la modalidad «ad experimentum» (a prueba) en lo que es el mayor paso de acercamiento bilateral desde la irrupción de la República Popular China en 1949

Con la entrada en vigencia del acuerdo, el Vaticano reconoció a los siete obispos que aún no tenían el aval pontificio y se avanzó en los nombramientos conjunto, con reconocimiento de ambas partes, de a Stefano Xu Hongwei como coauditor de Hanzhong y a Antonio Yao Shun titular en Jining/Wulanchabu.

El Vaticano informó que, además, «otros procesos para nuevos nombramientos episcopales están en marcha, algunos en la fase inicial, otros en etapa avanzada».

Si bien el contenido del acuerdo se mantiene en secreto, Télam pudo confirmar de fuentes vaticanas que el texto, de diez páginas, otorga al Papa la decisión final sobre las designaciones episcopales, en base a un sistema de ternas elevadas por Beijing.

A primera hora de este miércoles, había sido el Gobierno chino el que confirmó la renovación a través del vocero de la Cancillería, Zhao Lijian, quien informó que la prórroga se dio «luego de amistosas consultas».

«Las dos partes mantendrán comunicaciones y continuarán empujando el proceso de mejora de las relaciones»; planteó Lijian a periodistas en Beijing.

La firma del acuerdo supuso la normalización de la vida de la Iglesia católica en China, tras años de división entre los prelados designados por el Vaticano y los designados por Beijing a través de la denominada Asociación Patriótica, una Iglesia creada por el Gobierno chino para controlar la vida católica en el país.

Según diversas estimaciones, los católicos en China alcanzan los 10 millones.

De todos modos, el acuerdo no significará el inmediato establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos Estados, según dijo ayer el secretario de Estado vaticano Pietro Parolin.

El acuerdo había provocado además el pico más alto de tensión entre el papa Francisco y Estados Unidos, a partir del rechazo del Gobierno del presidente Donald Trump a la prórroga.

A fines de septiembre, el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo advirtió al Vaticano que extender el vínculo con China significaría poner en riesgo su «autoridad moral» ya que según el ex director de la CIA «en ningún lugar la libertad religiosa está más bajo ataque hoy» que en el país asiático.

En ese marco, el Vaticano reforzó hoy que espera que la firma del acuerdo y su prórroga «contribuyan a la solución de las cuestiones de común interés todavía abiertas, con particular referencia a la vida de las comunidades católicas en China, así como a la promoción de un horizonte internacional de paz, en un momento en el que estamos experimentando numerosas tensiones a nivel mundial».