SáBADO, 30 DE NOV

El Papa reclamó un salario básico universal y la reducción de la jornada laboral

A través de un videomensaje, Francisco pidió la implementación de "un ingreso básico, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida".

 

El papa Francisco consideró que la instalación de un ingreso básico universal y la reducción de la jornada laboral son «medidas necesarias» de cara a la pospandemia de coronavirus, al participar del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares durante el cual pidió a los organismos internacionales de crédito la condonación de las deudas de los países pobres, «tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos».

A través de un videomensaje dado a conocer este sábado, el pontífice pidió la implementación de «un ingreso básico, el IBU, o salario universal para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida».

«Es justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los Gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente, para la clase media».

«Generalmente, cuando hay estos conflictos, es la que más sufre», puntualizó.

«No olvidemos que las grandes fortunas de hoy son fruto del trabajo, la investigación científica y la innovación técnica de miles de hombres y mujeres a lo largo de las generaciones», convocó.

Durante el encuentro, que se realizó por Zoom simultáneamente en español, italiano, inglés, portugués y francés, los movimientos populares de diferentes partes del planeta compartieron su labor y su lucha durante la pandemia.

Se trata de cartoneros, recicladores, vendedores ambulantes, costureros, artesanos, pescadores, campesinos, constructores, mineros, obreros de empresas recuperadas y cooperativistas, entre otros.

Entre los participantes argentinos al encuentro, que se desarrolló de manera virtual, estuvieron los referentes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban ‘Gringo’ Castro, Gildo Onorato, Dina Sánchez, Norma Morales, Sergio Sánchez, Jacquelina Flores y Horacio Ávila, entre otros.

También formó parte del encuentro el integrante del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede, el dirigente social y referente del Frente Patria Grande, Juan Grabois.

En su mensaje, el Papa sostuvo que «hay que analizar seriamente» la propuesta de «la reducción de la jornada laboral» y, en ese sentido, consideró que «no puede haber tantas personas agobiadas por el exceso de trabajo y tantas otras agobiadas por la falta de trabajo».

«En el siglo XIX los obreros trabajaban doce, catorce, dieciséis horas por día. Cuando conquistaron la jornada de ocho horas no colapsó nada como algunos sectores preveían. Entonces, insisto, trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral que es un aspecto que necesitamos explorar con cierta urgencia», basó su reclamo.

«Considero que son medidas necesarias, pero desde luego no suficientes. No resuelven el problema de fondo, tampoco garantizan el acceso a la tierra, techo y trabajo en la cantidad y calidad que los campesinos sin tierras, las familias sin un techo seguro y los trabajadores precarios merecen», defendió el Papa, en línea con el reclamo de las denominadas «3T» (Tierra, Techo y Trabajo) que se han convertido en el principal reclamo de los movimientos populares.

El de este sábado fue el cuarto encuentro entre el Papa y los representantes de los movimientos populares de todo el mundo, que, entre otros, congregan a trabajadores de la economía informal, cartoneros y agricultores, tras las reuniones de 2014 y 2016, en el Vaticano, y de 2015 en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

De todos modos, según Francisco, las propuestas «tampoco van a resolver los enormes desafíos ambientales que tenemos por delante», pero las mencionó «porque son medidas posibles y marcarían un camino positivo de orientación».

A lo largo de su discurso, el Papa dio además una lista de pedidos de cara a la salida mundial de la pandemia de coronavirus.

Así, reclamó «en nombre de Dios a los grandes laboratorios que liberen las patentes» farmacéuticas.

«Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados».

«Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros y organismos internacionales de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente» y condonen esas deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos», sostuvo también.

En la misma línea, pidió «a las grandes corporaciones extractivas, mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias, agro negocios, que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares, dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos».

Entre los reclamos del Papa, estuvo también el pedido «a las grandes corporaciones alimentarias que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento».

Francisco pidió también el fin del comercio de armas, el fin de «los discursos de odio, el grooming, las fake news, las teorías conspirativas, la manipulación política» y que «los gigantes de las telecomunicaciones liberen el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena».

«Quiero pedirles en nombre de Dios a los países poderosos que cesen las agresiones, bloqueos, sanciones unilaterales contra cualquier país en cualquier lugar de la tierra», reclamó en la misma línea.

Con énfasis, proclamó además «no al neocolonialismo» y opinó que «los conflictos deben resolverse en instancias multilaterales como las Naciones Unidas».

«Ya hemos visto como terminan las intervenciones, invasiones y ocupaciones unilaterales; aunque se hagan bajo los más nobles motivos o ropajes», argumentó.

El Papa enmarcó su mensaje en un momento en el que «este sistema con su lógica implacable de la ganancia está escapando a todo dominio humano».

«Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo», convocó.

Además de destacar las movilizaciones en Estados Unidos tras el asesinato de George Floyd, Francisco recalcó también «el bien común no puede utilizarse como excusa para aplastar la iniciativa privada, la identidad local o los proyectos comunitarios».

El encuentro de este sábado fue la continuación de una reunión que los Movimientos Populares tuvieron con autoridades del Vaticano en julio, y que sirvió de punto de inicio de la preparación de un documento sobre «los dilemas de la humanidad» en la actualidad que le entregaron este sábado al pontífice.

En su mensaje, el cuarto al colectivo desde 2014, Francisco destacó además el trabajo de los «mártires» solidarios de los movimientos populares que «pusieron su cuerpo en la trinchera de los barrios marginados».

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