El Papa Francisco exhortó este 16 de febrero a rezar para que Europa recuerde sus raíces cristianas y cada nación mantenga un «espíritu de reconciliación, fraternidad, solidaridad y respeto a la libertad de cada país».

«Pidamos a Dios que las naciones de este continente, conscientes de sus raíces cristianas, despierten el espíritu de reconciliación, fraternidad, solidaridad y respeto de cada país y de libertad de cada país», dijo durante el saludo a los fieles en lengua polaca, recordando la reciente celebración de los santos Cirilo, Monaco y Metodio, patronos de Europa.

«Recemos a Dios que, por su intercesión, las naciones de este continente, conscientes de sus raíces cristianas, despierten el espíritu de reconciliación, fraternidad, solidaridad y respeto a la libertad de cada país. Los bendigo cordialmente a todos y a sus seres queridos», indicó el Papa.

Previamente, en la catequesis, el pontífice aseguró que cada inmigrante, cada pobre o cada preso deben ser «custodiados» porque son como el Niño Jesús que custodia San José, al tiempo que se refirió a la necesidad de «tener la valentía» de «pedir perdón».

«Ser cristiano no es sólo recibir la fe, confesar la fe, sino custodiar la vida: la propia vida, la vida de los demás y la vida de la Iglesia», añadió.

Francisco se refirió a la condición de custodio de San José de Jesús, que «vino al mundo en una condición de gran debilidad. Quiso tener necesidad de ser defendido, protegido, cuidado», y por ende de la Iglesia, que «no es ese grupito cercano al sacerdote que manda a todos. No, la Iglesia somos tomos caminando».

«Vivimos en una época en la que es habitual criticar a la Iglesia, subrayar las incoherencias, los pecados, que en realidad son nuestras incoherencias, nuestros pecados», dijo, al resaltar que «solo el amor nos hace capaces de decir plenamente la verdad, de forma no parcial; de decir lo que está mal, pero también de reconocer todo el bien y la santidad que están presentes en ella».

Así, insistió en que «en los momentos más difíciles de vuestras vidas y de vuestras comunidades», cuando los «errores se convierten en escándalo» hay que tener «la valentía de hacer verdad, pedir perdón y empezar de nuevo humildemente».