Durante la Misa celebrada por la fiesta católica de la Epifanía, el sumo pontífice pidió este sábado que la Iglesia abandone las divisiones y las «ideologías eclesiales». Además, se reunió con un grupo de monjas argentinas que se harán cargo del monasterio vaticano en el que vivió hasta su muerte su antecesor Benedicto XVI.

En su mensaje, el Papa convocó además a «encontrar a Dios en carne y hueso, en los rostros que pasan a nuestro lado cada día, especialmente los de los más pobres».

El Pontífice, durante la Misa que celebró en la Basílica de San Pedro expresó que, «la mirada, enseñan los Magos, debe apuntar hacia arriba, hacia el cielo, porque de ahí viene la ayuda del Señor; también significa aprender a ver la realidad desde arriba, que es lo que necesita el cristiano en todas las etapas de su existencia».

«Lo necesitamos en la Iglesia, donde, en lugar de dividirnos según nuestras ideas, estamos llamados a volver a poner a Dios en el centro. Lo necesitamos para abandonar las ideologías eclesiales, para encontrar el sentido de la Santa Madre Iglesia. Ideología eclesial no, vocación eclesial sí», agregó Francisco en esa dirección.

Antes de la misa, de la que participaron unos 6.000 fieles según el Vaticano, el Papa se reunió brevemente con un grupo de monjas argentinas que desde esta semana residen en el monasterio Mater Ecclesiae de los Jardines Vaticanos, en el que Joseph Ratzinger vivió desde su renuncia en 2013 hasta su muerte a fines de 2022.

Se trata de un grupo de seis monjas de la Orden Benedictina de la Abadía de Santa Escolástica de la Victoria, provincia de Buenos Aires (diócesis de San Isidro), a las que Francisco invitó en una carta manuscrita fechada el 1 de octubre de 2023 a residir y gestionar el monasterio.