En qué consiste el poder de la Virgen María para expulsar demonios. Los exorcistas son la parte de la Iglesia que mantiene una lucha cuerpo a cuerpo con los demonios, los conocen, saben cómo manejarlos, cómo combatirlos. Saben cuando dicen la verdad en los diálogos y cuando no.

Sus experiencias son comprobaciones que deben nutrir a la teología y a la doctrina cristiana. Y no al revés como hacen algunos protestantes, que sostienen que todas las manifestaciones de la Virgen María son ardides de los demonios. Los exorcistas han comprobado el poder de la Virgen María para desalojar a los demonios en los posesos.

Aquí hablaremos sobre el poder que los exorcistas han comprobado que tiene la Virgen María sobre los demonios, con testimonios concretos, y donde reside Su poder; una enseñanza a tomar en cuenta. Cuando una persona poseída por el diablo busca la liberación, el exorcista la reclama para Dios, ya que la persona le había dado una invitación a satanás y de hecho rechazó a Cristo de alguna manera.

Porque cuando rechazamos a Dios y rechazamos nuestra identidad como hijos de Dios, esto nos hace vulnerables a la oscuridad, al alejarnos de la luz. Y nos hace abrirnos a la falsedad, en lugar de a la verdad.

Los cristianos saben por experiencia y por doctrina que podemos pedirle a la Virgen María que nos ayude a renunciar a cualquier acuerdo que tengamos con la oscuridad o la falsedad. Y María cumple, porque nos ayuda a resistir las falsas promesas de satanás y nos ayuda a permanecer conectados con Dios.

Pero además ella tiene gran poder sobre los demonios. El más conocido de los exorcistas, Padre Gabriele Amorth, que además fue hijo espiritual del Padre Pío y sirvió como su secretario durante varios años, siempre destacó la participación de María en los exorcismos.

Y si María está realmente involucrada en la liberación de posesos, como dice Amorth, entonces eso nos dice algo importante sobre las doctrinas católicas clave. Y significa que determinadas doctrinas católicas son comprobadamente ciertas por los hechos y no solo teoría teológica.

La Iglesia Católica cree en la Comunión de los Santos, o sea que quienes murieron y están en el Cielo y en el Purgatorio, están vivos, se comunican con los seres humanos de la Tierra y en ocasiones los visitan con el permiso de Dios. Y María además tiene aún una mayor posibilidad de hacer esto porque fue asunta al cielo en cuerpo y alma.

Tiene ese tal poder sobre los demonios porque ella es la Madre de Dios , por Su «sí» a Dios, por Su decisión de trabajar como parte del plan divino de salvación, y traer la redención para todo el género humano. Además María fue preservada del pecado original con su Inmaculada Concepción.

Y su decisión de trabajar por el plan de Dios la ha hecho Corredentora junto con Su hijo, con la misión cada vez más evidente de guiar a los fieles en la batalla de los Tiempos Finales. Los relatos del padre Amorth sobre varios de sus exorcismos indican la presencia y el poder de María.

Él relata por ejemplo, que durante un exorcismo particularmente desafiante, el individuo poseído por un demonio de repente comenzó a gritar. En su dolor, el demonio, hablando a través del poseso, agonizaba por el dolor abrasador y por la luz que estaba experimentando.

Decía «¡Ella está aquí, ella está aquí!».

El poseso gritaba y explicaba que era María y que era su luz la que el demonio no podía soportar. María, la Madre de Dios, vino a rezar por el endemoniado y al demonio le dolía estar tan cerca de ella.

En este caso sucede lo mismo que en la famosa Boda de Caná, donde María le pide a Jesús que haga un milagro y Él lo hace.

Don Gabriele ha comentado públicamente que el demonio se descontrola de rabia cuando coloca algo que refleja la presencia de la Virgen, como un escapulario, o si reza oraciones de la Virgen. Ha dicho, «¡A María el demonio le tiene un odio impresionante! Se revuelve, no la puede soportar. ¡Huye como de la peste!

Porque se siente profundamente humillado. El saberse obligado a hincar la rodilla ante una mujer, la Madre de Cristo, no puede con eso». Y por eso concluye que las oraciones a la Virgen durante un exorcismo son extraordinariamente poderosas.

Durante un exorcismo, el Padre Cándido Amantini, el maestro del padre Amorth en los exorcismos, le preguntó al diablo, «¿Por qué tienes más temor cuando invoco a María que cuando imploro a Dios mismo?».

Y él respondió, «me siento más humillado siendo conquistado por una simple criatura que por Dios mismo». María es una criatura como nosotros, pero, habiendo sido elevada a ser la Madre de Dios y habiendo sido concebida Inmaculada, tiene un poder extraordinario.

Y es tal su respeto que según Amorth y otros exorcistas, los demonios no tienen permitido blasfemar a la Santísima Virgen María. Ellos maldicen al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo y también a los santos. Pero nunca maldicen a María y se rehúsan a hacerlo.

Hay muchos relatos de exorcismos, donde la presencia de la Virgen María fue el punto culminante para la expulsión de los demonios en los posesos. Por ejemplo en Illfurt, localidad de Alsacia en Francia, en 1865, un niño llevaba cuatro años poseído por un demonio. Habían intentado todo para expulsar al demonio de este pobre niño, pero nada funcionó.

Y un día llegó un monje con una delegación diocesana, para hacer exorcismos al niño, ya habían pasado otros exorcistas. Había traído consigo una estatua de María Inmaculada. Y tan pronto como apareció el monje con su estatua, el diablo, por boca del niño poseído, exclamó: «Así que aquí está, con su gran dama … Ahora estoy derrotado, debo irme». Y el niño fue liberado de inmediato.

También el psiquiatra Adam Blai, que ha trabajado por décadas asistiendo a exorcistas, contó en el libro «Archivos de Exorcismos: historias reales de posesión demoníaca», que un hombre había quedado poseído a través de mucho uso de la tabla Ouija y una fijación extrema en la astrología. Estuvo bajo su dominio por 20 años.

Y Adam Blai ayudó a un sacerdote en su exorcismo, que duraría bastante tiempo. Él calificó las sesiones como las «más desafiantes» que jamás se haya encontrado en los muchos exorcismos en que participó durante los últimos 15 años.

Se encontró con demonios de alto rango en el infierno que antes no conocía y que incluso no se mencionan en ninguna parte de la Biblia, sino sólo en tratados antiguos de demonología. El variado grupo de demonios mayores fueron desalojados trabajosamente después de una intensa lucha y llegó el momento de exorcizar a satanás. Había señales clásicas de que el que aún quedaba era satanás.

El líder de los espíritus malignos no reaccionaba a los sacramentales, incluso las reliquias no podían perturbarlo, y tenía una fuerza mayor y más feroz que todos los demás demonios. Y ante las oraciones del exorcista, el líder de los ángeles caídos protestó, «¡No dejaré que dañes mi reino!».

Finalmente llegó la última sesión.  Blai sujetaba al hombre y rezaba Avemarías en su oído. Y el hombre de repente cooperó en su propia liberación, en el mismo momento en que vio una visión sublime de Nuestra Señora. Exclamó: «¡Sigue orando eso, sigue orando! ¡Es tan hermosa, es tan hermosa!»

Y en ese momento el cuerpo del hombre tembló fuertemente y dijo que satanás había huido. Ya repuesto diría que había visto aparecer a Nuestra Señora, la vio fruncir el ceño ante satanás y luego Ella anunció: «Se acabó». En ese momento exacto, el hombre fue arrebatado de las garras de satanás.

Y Blai, basándose en su experiencia, dijo, «a menudo sucede que María es enviada por Jesús para anunciar el final, es algo que hemos visto muchas veces, y siempre es increíblemente conmovedor escuchar la voz de la persona, hablar con amor y admiración por la presencia visible de la Virgen María y por la autoridad que Jesús le ha dado».

Y el padre Francesco Bamonte, el Presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas ha compilado una serie de expresiones del maligno que ha encontrado en los exorcismos en que ha participado. Un día, mientras hacía un exorcismo, se volvió hacia el demonio y le dijo, «mira el rostro hermosísimo de Nuestra Señora».

Y él respondió, «No lo veo. Está oscuro para mí. No quiero ni puedo mirarlo. Es mi ruina para siempre. ¡La odio!

¡No puedo mirar esos ojos! ¡No se puede describir esa belleza! Ella es toda santa. Yo, en cambio, todo maldito. Ella es toda hermosa y yo soy todo lo que es feo. Ella avanzó en la plenitud de la gracia. Yo avancé en la plenitud de la muerte».

Y durante otro exorcismo, le ordenó al demonio que le dijera qué era esa luz que veía asustado, y el demonio respondió: «¡Ella está aquí, siempre ella! Ella es la reina de mi dolor. Ella me destruye continuamente.

Ella no hace otra cosa que rezar por ustedes a Su Hijo. Y todas sus oraciones son contestadas. Ningún ser humano debería tener este poder. ¿Por qué Dios nos humilla de esa manera? Nos puso debajo de todos. Y para hacerlo escogió a una mujer, la que ahora está aquí, y es humilde».

Bueno, hasta aquí lo que queríamos hablar sobre cómo la Santísima Virgen no sólo es parte importante de nuestra guía hacia Jesucristo, sino que lo es también en la liberación de los poseídos por los demonios.

Y me gustaría preguntarte si cuando te sientes tentado y atacado por el demonio, sueles recurrir al auxilio de la Virgen María o no.