Jorge Obregón, sacerdote de los Legionarios de Cristo y fundador de la plataforma de evangelización New Fire, indicó a ACI Prensa que la fecha ideal ha sido “tradicionalmente en el inicio del Adviento” el 3 de diciembre, que es el tiempo de preparación para celebrar la Navidad. Por otra parte, recomiendan armar el pesebre el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción, y otras en la semana previa a la Navidad. En todo caso es preciso recordar que la figura del Niño Jesús se ha de colocar recién el 25 de diciembre, y no antes.

Obregón explicó, que tanto el pesebre como el árbol suelen estar presentes en las casas hasta la Epifanía, en la que se recuerda la visita de los Reyes Magos al Niño Jesús en Belén. La palabra Epifanía significa «manifestación» en griego, en el sentido de que Dios se revela y se da a conocer. Juan Carlos Vásconez, Doctor en Teología Moral por la Universidad de la Santa Cruz de Roma y evangelizador digital, coincidió en que los fieles “tienden a instalar el belén o nacimiento hacia el primer domingo de Adviento”.

Sin embargo, respecto al día en que deben guardarse los objetos, comentó a ACI Prensa que suele hacerse al finalizar “el tiempo de Navidad, el domingo siguiente a la Epifanía, durante la festividad del Bautismo del Señor».


Acerca de las decoraciones tempranas en las calles antes de Adviento, el P. Rodrigo Chagas, coordinador de la Comisión de Liturgia de la Arquidiócesis de Vitória (Brasil), explica que algunas personas siguen la moda, especialmente en el comercio, que se adelanta para aumentar sus ventas. Pero dado que el enfoque de los católicos está en Cristo, señala, no es necesario apresurarse tanto para poner el árbol de Navidad y decorar la casa.

El presbítero recuerda que durante el Adviento “debemos estar recogidos en la oración” y recomienda que los momentos de la decoración del hogar se disfruten en familia poco a poco. “Hay que vivirlo todos los domingos”, instó.

Significado de la preparación del nacimiento
El Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, publicado en 2002 por la entonces Congregación —hoy Dicasterio— para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, señala que la preparación del nacimiento es «una ocasión para que los miembros de la familia entren en contacto con el misterio de la Navidad, y para que se recojan en un momento de oración o de lectura de las páginas bíblicas referidas al episodio del nacimiento de Jesús».

Significado de la preparación del árbol de Navidad
El mismo documento precisa que, «independientemente de su origen histórico, el árbol de Navidad es hoy un signo fuertemente evocador, bastante extendido en los ambientes cristianos; evoca tanto el árbol de la vida, plantado en el jardín del Edén (cfr. Gén 2,9), como el árbol de la cruz, y adquiere así un significado cristológico: Cristo es el verdadero árbol de la vida, nacido de nuestro linaje, de la tierra virgen Santa María, árbol siempre verde, fecundo en frutos».