La feligresía jujeña acompañó hoy la misa de acción de gracias por la beatificación del presbítero jujeño Pedro Ortíz de Zárate y del sacerdote jesuita Juan Antonio Solinas, mártires del Zenta y misioneros de la palabra, fallecidos en medio de su labor evangelizadora y pacificadora entre los pueblos aborígenes en 1683.

“Después de la gozosa celebración de ayer y hoy en Orán (Salta) donde fueron beatificados los sacerdotes nos reunimos en la Iglesia Catedral donde el beato Ortíz de Zárate desplegó buena parte de su accionar, primero como hombre público con tan solo 22 años cuando fue elegido alcalde y distinguido como alférez real”, afirmó el obispo de Jujuy César Fernández.

La misa contó con la presencia del gobernador de Jujuy Gerardo Morales acompañado por el vicegobernador Carlos Haquim, del arzobispo de Salta, Mario Cargnello, el arzobispo emérito de Mendoza José María Arancibia y los obispos de Orán Luis Scozzina; de Gualeguaychú Héctor Zordán y de la Prelatura de Humahuaca Félix Paredes y el obispo emérito de esta última Pedro Olmedo, junto a parroquias y comunidades.

Delegaciones de las escuelas de Palma Sola y El Fuerte que llevan el nombre de Pedro Ortíz de Zárate llegaron acompañadas por sus directoras que transportaron la imagen del beato la cual fue bendecida en la celebración religiosa.

“En él se destacaba el respeto por la dignidad humana, con caridad hacia los necesitados y celo por la salvación de las almas”, sostuvo Fernández sobre el beato jujeño.

También comentó que, luego del fallecimiento de su mujer, emprendió el camino de la formación sacerdotal y una vez ordenado sacerdote entre 1655 y 1657 regresó con destino nuevamente a estas tierras para desempeñarse en Humahuaca y posteriormente por 22 años cura de la iglesia de Jujuy”.

Además, Ortíz de Zárate colaboró en la edificación de numerosas iglesias en los pueblos y estancias de su inmenso curato.

“En especial amó y se hizo querer por indios de varias etnias preocupado por sus trabajos, cargas y sufrimientos más aún por la defensa de su dignidad humana y la evangelización”, resaltó el obispo.

La primera misa de acción de gracias se celebró en la localidad salteña de Pichanal, a tres kilómetros del Valle del Zenta, por lo cual la ceremonia de beatificación se realizó en la Diócesis de Orán ayer.