En menudo lío se metió Mauricio Macri en plena tormenta con frío como la que atraviesa la economía, según la definición de uno de los causantes del meteoro, el jefe de Gabinete Marcos Peña: Telefónica de Argentina no sólo impugnó ante la Secretaría de Comercio manejada por el primo de Peña, Martín Braun, la fusión de Telecom y Cablevisión, gestionada por el socio mediático del gobierno, el Grupo Clarín, sino que sitúa el conflicto a las puertas de una inoportuna repercusión internacional que puede afectar el ingreso del país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.

La corporación de capitales españoles se encargó de recordarle a la Administración Cambiemos que «el nivel de concentración que la resolución permite, sin asegurar un ambiente de competencia efectiva, no tiene precedentes en ningún país de la OCDE”, y ratificó que, luego de la instancia administrativa, vendrían las judiciales en el país y el exterior, donde incluye llevar la demanda al Ciadi, el tribunal del Banco Mundial, en suspenso desde hace más de un año.

Hizo hincapié en que el favoritismo de la Casa Rosada consolidará una concentración de casi el 60% del mercado de banda ancha fija a nivel nacional y hasta 90% en determinadas ciudades. Sin embargo, en el market share que engloba la telefonía fija; móvil; conexiones a internet por banda ancha fija; conectividad móvil; y TV paga, Telecom-Cablevisión controlan el 36%. Telefónica subió la apuesta y, además de mencionar las posibles consecuencias internacionales de la fusión, subraya que “pone en peligro las inversiones que requiere el sector”, cuando desde 2017, a nivel corporativo, la telco española decidió reorientar los recursos de capital a competir en el mercado de las telco del Reino Unido y reducir el endeudamiento reunido en el mundo para darle lugar a esa reubicación de los capitales.

Estratégicamente, optó por priorizar el servicio digital al cliente a las infraestructuras, justo al revés de lo que viene haciendo en Argentina desde 1990 y ahora apunta a modificar con el rebranding en torno de Movistar y la presentación del asistente Aura, competidor de Siri de Google y Alexa de Amazon.

Hace algo más de un año, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, aseguraba en una entrevista publicada por el Financial Times que para poder participar más activamente en 2018 en el mercado de telefonía móvil de Reino Unido, a través de su filial británica, continuaría con los planes de reducción de la deuda, estimada entonces en 50.000 millones de euros, mediante la desinversión en algunas de sus filiales.

Aunque en realidad las declaraciones del titular de Telefónica apuntaban a ratificar que,a pesar del Brexit, la compañía se metía de lleno en la disputa abierta por Londres y que mantiene los preparativos para sacar a Bolsa una participación minoritaria en su filial británica de móviles O2 hacia finales de año, algunos analistas españoles (como The Corner y Consenso del Mercado) interpretaron que se refería tangencialmente, entre ellas, a la venta parcial o total de Telefónica de Argentina, y así lo titularon.

La filial local tenía un plan de inversión de $ 38.500 millones en el trienio 2017-2019 que venía en tela de juicio debido a la férrea oposición de la compañía a que se autorizara la fusión entre Telecom y Cablevisión, por las ventajas que tendría el nuevo holding en la oferta del servicio de cuádruple play (telefonía fija, telefonía móvil, Internet y televisión).

Inclusive, a mediados del año pasado amenazaba con llegar hasta el CIADI, el tribunal arbitral del Banco Mundial, en caso de sentirse perjudicada.

El conflicto con Telefónica, provocado según esta compañía porque Macri ha privilegiado al grupo Clarín, su gran competidor, parecía en vías de solución cuando el Gobierno argentino preparó una ley con la que intentó apaciguar a la multinacional española, por la cual se abre a los licenciatarios de servicios de comunicación la infraestructura montada por los prestadores de servicios públicos nacionales, provinciales o municipales, lo cual trasladaría el escenario de la disputa a cotos de caza reservados a cooperativas, principalmente.

Este 3 de abril, la compañía de capitales españoles había anunciado el cambio de identidad de marca y, a partir de entonces, todas las denominaciones comerciales que poseía para el triple pay, como Speedy y la telefonía fija, se integraron bajo el paraguas de Movistar.

José María Alvarez Pallete, CEO de Telefónica, recibiendo promesas (incumplidas) de Mauricio Macri.

El rebranding dividió la telco en 2, siguiendo la profunda transformación que se ha venido adoptando a nivel global:

-por un lado, la convergencia de los servicios en el que será su próximo paso estratégico para la comunicación, Movistar;

-por otro, el segmento grandes empresas y gobierno que sigue como Telefónica Business Solution.

Pero no por ello, la operación local dejó de estar atenta al proceso de fusión entre Telecom y Cablevisión al que impugna por las ventajas competitivas que otorga al grupo Clarín, socio estratégico del gobierno, cuyo paso decisivo acaba de dar el Ente Nacional de Comunicaciones – Enacom- y  continuación viene la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC).

Así fue como el pasado viernes 13 de este mes, la compañía efectivizó la presentación ante la Secretaría de Comercio de la Nación en rechazo de lo que consideró que implica «un trato discriminatorio para el resto de los operadores» y se reservó recurrir a los tribunales, tanto locales como internacionales, una vez agotada la instancia administrativa.

Y en un sugestivo párrafo, la empresa presente en el país desde 1990, que tiene una plantilla de 24.000 trabajadores, insistió con que el favoritismo de la Administración Macri a la creación de un gigante valuado en más de u$s10.000 millones dentro del mercado de telecomunicaciones, «pone en peligro las inversiones que requiere el sector».

En realidad, el atraso del país en velocidad y alcance de la banda ancha respecto de la región es ostensible. Mientras en todas partes ya van por 4G, e inclusive en el mundo más avanzado ya transitan 5G, Argentina aun no terminó de pasar del 2G al 3G: Telecom hace rato que dejó de invertir en fibra óptica y Telefónica de Argentina continúa con sus planes en 4G, aun a regañadientes, desplegando las redes comprometidas: hasta febrero ya fueron pasados 1 millón de hogares, de los cuales más de 200 mil ya están conectados a esa red, y el objetivo es completar los 600 mil.

Cambios estratégicos afectan inversiones

La apuesta global de Telefónica bajó de plano la prioridad estratégica de invertir en infraestructura para ese tipo de redes, aunque sin abandonar la impronta cosechada. En Argentina sus ingresos habían totalizado € 3.495 millones en 2017, que a un tipo de cambio de $ 22 representan $ 76.890 millones, y fue autorizada a que sus acciones coticen en el mercado local de capitales.

Cambiemos: Héctor Magnetto entre Nicolás Dujovne y Rogelio Frigerio.

Y mientras persuadía puertas adentro a la organización sobre la necesidad de transformar el hólding hacia la nueva cultura digital, para afuera se concentró en convencer tanto a los inversores y acreedores internacionales de una voluminosa deuda, que aún roza los 44.000 millones de euros, de que, ya como plataforma, estaría en condiciones de alternar con adelantados en ese nuevo mundo, como Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft (GAFAM).

Inclusive, para prestaciones tales como, por ejemplo, dar conectividad a través de diversas tecnologías a localidades alejadas de centros urbanos, concibe a estos grandes jugadores de la liga digital como aliados en lugar de rivales.

La carta de presentación para entrar al selecto club fue el gestor de servicios para clientes basado en inteligencia artificial, llamado Aura, un adlatere de Siri de Google o de Alexa de Amazon, que oficializó en la última edición del Congreso Mundial de Móviles y ya llegó a la Argentina para oficiar de pivote de los futuros paquetes de servicios convergentes y mostrar la transformación digital del gigante telco hacia la era de la inteligencia artificial y big data, así como señalar el camino a las redes de quinta generación (5G).

En la primera etapa, brinda a los usuarios de smartphones de nuestro país, Chile y Brasil, en América latina, y España, Alemania y el Reino Unido, en Europa, funciones elementales, como informar sobre el consumo de datos, el plan que le conviene contratar, y luego viene la interconexión de diferentes dispositivos a fin de que, a partir de la información que se vaya generando, sean habilitados nuevos servicios.

Pero para que las propuestas innovadoras lleguen a la vida cotidiana es condición desarrollar las redes 5G, ya que la tecnología que las soporta no depende sólo de la capacidad de procesamiento de los smartphones, sino de las autopistas por la que transita.

En la empresa apelan a un ejemplo vial para graficarlo: 4G sería como una ruta de doble carril, en tanto que 5G contendría como 200 vías. Argentina recién anda en mano y contramano, y tiene que pendular desde un extremo tradicional al más innovador, como el que sería capaz de albergar la llamada «Internet de las Cosas”.  Estratégicamente corrió el foco de las construcciones troncales que demandan cuantiosas inversiones para avanzar a punta de servicios digitales.

De reojo miran a Telecom, que ahora se integró a Cablevisión, e impugna el trámite de fusión de ambas, por ahora administrativamente, bajo amenaza de pasar a la esfera judicial, en caso de no prosperar su reclamo ante la Secretaría de Comercio, que depende del primo del jefe de Gabinete Marcos Peña.

David Martínez Guzmán, dueño del Grupo Fintech, socio de Grupo Clarín en Cablevisión y Telecom.

La otra gran telco, adquirida por el fondo de inversión Fintech, cuya cabeza visible es el mexicano David Martínez Guzmán, también socio del grupo Clarín en el paquete de Cablevisión, no hizo inversiones en las redes en todo el tiempo en que estuvo en un limbo empresarial.

La tecnología en la que se apoya para haber empezado pruebas piloto en paquetes de servicios convergentes por zonas (con la idea de acelerar a partir de 2019), en el marco de un plan estratégico a 5 años, se la aporta Cablevisión a través del negocio de la TV por cable y Fibertel, básicamente.

No obstante, en el mercado minorista, la entidad fusionada ofrece anchos de banda mayores a 20 MB en su red de cable, el producto mayorista que Telecom se ha comprometido a poner a disposición de sus competidores se proveerá sobre su red de cobre con anchos de banda máximos de 6 MB.

Aún así no soluciona la clara ventaja competitiva que Telecom tiene en el espectro para proveer servicios móviles (80 MHz más que sus competidores), sino que se limita a recomendar a ENACOM que evite que la entidad fusionada use dicho espectro hasta que ejecute su devolución, afirma la presentación hecha por Telefónica a la Secretaría de Comercio.

Corre con la ventaja del tiempo que le dio la ley para adecuarse y del control de cuádruple pay que obtiene de la fusión con la cableoperadora del grupo Clarín para definir cómo hará para integrarse desde el cobre y coaxil a la fibra óptica, tránsito en el que Telefónica le lleva una sideral ventaja con las inversiones que, por ralentizadas que vinieran, ha estado realizando.

El Ministerio de Modernización, inclusive, se encuentra relevando toda la infraestructura troncal que comprende asimismo el sistema satelital, del que el Estado participa con Arsat, además de la distribución a los nodos centrales del país de TDA, heredada del kirchnerismo, dentro de un mismo mapa.