Los responsables del estudio, publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, analizaron los niveles de acidez oceánica y de CO2 en la atmósfera de los últimos 22 millones de años gracias a los fósiles de las criaturas marinas que vivieron en aquel entonces en la superficie del mar. Con esta información en sus manos, los investigadores fueron capaces de cotejar los registros de pH y de CO2 con las emisiones de carbono registradas por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU.

«Los nuevos datos geológicos de la acidificación del agua registrados nos demuestran que, si las emisiones siguen por el mismo camino, el océano va estar en unas condiciones no experimentadas por los ecosistemas marinos desde hace 14 millones de años», durante el óptimo climático del Mioceno caracterizado por sus altas temperaturas, advierte la doctora Sindia Sosdian, líder de la investigación y profesora del Instituto de Ciencias del Mar y la Tierra de la Universidad de Cardiff.

Otra de las autoras del estudio, la profesora Carrie Lear, añade que «el actual pH del agua ya es, seguramente, el más bajo de los últimos dos millones de años» y que será necesario estudiar en más profundidad y a largo plazo el ecosistema marino y los fósiles para entender sus implicaciones.

La acidez de los mares tiene lugar cuando el agua del mar absorbe el CO2 de la atmósfera. Cuanto más elevada es la acidez, menor es el pH. Desde mediados del siglo XIX, los océanos han absorbido ya unos 525.000 millones de toneladas de CO2; un verdadero peligro para la vida marina. De hecho, las conchas de algunas especies marinas ya han comenzado a disolverse debido a esos niveles.

Según los investigadores, si no se hace nada para reducir las emisiones de CO2, para 2100 los niveles de carbono en la atmósfera se habrán duplicado.