En lo que va del año, el sector de la alimentación ostenta el uso de la capacidad instalada más bajo desde el 2001, cuando la crisis golpeó a todos los estamentos de la economía del país y derivó en la caída del gobierno de Fernando de la Rúa a fines del mismo año.

Ahora, con una fuerte recesión y volatilidad financiera y económica como fondo, la producción de alimentos usa nada más que el 63% de la capacidad total de las fábricas. Un dato que evidencia la fuerte retracción que sufre el sector por el contexto macro económico del país y que hasta ahora provocó la pérdida de 2.300 empleos y la acumulación de balances negativos en la mayoría de las empresas.

En este grupo, se encuentra Mastellone, una de las mayores empresas lácteas de la Argentina que acaba de informar pérdidas por $2.201 millones en el trimestre cerrado en septiembre pasado. Un rojo preocupante para la dueña de la marca La Serenísima que viene acumulando balances negativos durante todo el año.

Es más, en el trimestre anterior (junio-agosto), sus pérdidas llegaron a los $1.042 millones, mientras que en el correspondiente a los meses de marzo, abril y mayo el saldo negativo llegó a los $113 millones, monto similar al que perdió en los primeros tres meses del año.

Los números reflejan un pésimo desempeño en las cuentas de la empresas de la familia Mastellone, con un rojo acumulado entre enero y septiembre que supera los $3.400 millones y con perspectivas de cerrar el 2018 con una de las mayores pérdidas de su historia.

El año pasado, su desempeño fue diferente. Incluso, cerró el ejercicio con ganancias por $1.156 millones, en gran parte favorecida por la debacle que atraviesa SanCor, su principal competidora, que acaba de vender otras tres plantas y que sigue achicando su estructura como forma de sobrevivir a la crisis del sector y a su propia crisis.

En cuanto a Mastellone, es más que probable que el grupo cordobés Arcor termine por tomar las riendas ejecutivas a partir de fines de este año o del 2019.  La empresa de la familia Pagani viene incrementando sus acciones en la láctea desde que en diciembre del 2015 pagó u$s50 millones por entrar en el capital de la dueña de La Serenísima.

La operación se concretó mediante una combinación de emisión de nuevas acciones y la venta por parte de algunos de los accionistas de Mastellone Hnos al propio Arcor. En ese momento, la alimenticia nacida en Arroyito se quedó con el 24,99% de las acciones de Mastellone pero con la posibilidad de incrementar su participación hasta un monto igual pero no superior al 49% hasta el 2020 como así también hacerse con el 100% entre 2020 y 2025. De hecho, en junio pasado adquirió otro 2,4% del capital de la empresa láctea elevando su participación al 42,65% del total.

En este marco, la empresa está a punto de cambiar de CEO. Lo hará en diciembre próximo, tras la salida de José Moreno, quien anticipó que a fin de noviembre deja la empresa luego de haberse desempeñado durante 43 años en diversos puestos jerárquicos de la sociedad, habiendo reemplazado desde el 22 de julio del 2013 al propio Pascual Mastellone, como presidente del Directorio.

Otro que deja la empresa es Juan Uhrich, con 20 años en la empresa.. Lo reemplazará Ernesto Arenaza, quien todavía se desempeña como subdirector general desde que regresó a la compañía en 2016 luego de un corto período como presidente de una empresa fabricante de motos.

Por su parte, Arcor ya sumó dos ejecutivos importantes en Mastellone como son Gustavo Macchi, gerente General de Finanzas, y Emmanuel Marchant, de origen francés y que proviene del grupo Danone, socio de Arcor en Bagley.

En el caso de Moreno, una de las posibilidades es que sea reemplazado por otro hombre de confianza de la familia Pagani, teniendo en cuenta que la alimenticia cordobesa ya tiene una posición accionaria importante a partir del 42,65% del capital que controla.

El resto se lo reparten entre el fondo inversor Dallpoint y los herederos de Pascual Mastellone. En este marco es que otra posibilidad es que el fondo inversor termine por designar al nuevo presidente de la láctea y que opte por sumar a este puesto a Carlos Agote, actual representante de Dallpoint.

Pero mas allá de quien comande las riendas de la sociedad desde el 2019, está claro que tendrá que encarar un fuerte proceso de reconversión comercial y reestructuración financiera a partir de la actual situación de debilidad que ostenta Mastellone en el negocio lácteo.

Ni siquiera el también escenario negativo que atraviesa SanCor ha podido permitirle sortear la crisis aunque el año pasado logró aprovechar en parte el achique de su rival para, por ejemplo, quedarse casi con el control total del mercado de leche fresca de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, donde SanCor ya no participa.

También logró crecer en el segmento del dulce de leche, donde las ventas de sus marcas se duplicaron en el 2017 con respecto al año anterior. Un caso similar ocurre con la comercialización de sus leches larga vida.

Sin embargo, sus resultados continuaron siendo afectados por la combinación de una fuerte y abrupta devaluación del peso y la caída en los niveles de consumo de productos lácteos en el mercado interno, en relación con otros productos de la canasta familiar.

De hecho, la devaluación viene impactando en los resultados económicos netos del período a causa del registro de la diferencia de cambio generada por la valuación de la deuda financiera en dólares de la compañía, lo cual le ha generado una incipiente presión sobre los costos, especialmente de las materias primas.

En lo que respecta a las actividades comerciales de Mastellone, la empresa sufre por caída del consumo doméstico de productos lácteos, que ha tenido consecuencias en los volúmenes vendidos en lo que va del año.

Para el año próximo, en la compañía estiman crecer en la industrialización y comercialización de productos, subproductos y derivados de la leche con sus marcas La Serenísima, La Armonía, Ser y Finlandia.

Sin embargo, condicionan el futuro a la evolución de la situación macroeconómica general y el comportamiento de las principales variables que tienen impacto en sus negocios. Más que nada, la situación del consumo en el mercado interno que es la que concentra la mayor preocupación.