El poder económico tomó examen a los dos principales candidatos presidenciales en el foro organizado por el Grupo Clarín. Mauricio Macri y Alberto Fernández respondieron preguntas ante las miradas expectantes de Héctor Magnetto, Eduardo Elsztain (IRSA / Cresud / Banco Hipotecario), Luis Betnaza (Techint), Hugo Sigman (Laboratorios ELEA, Capital Intelectual), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Alfredo Coto y Martín Cabrales, entre otros.

En el «Seminario por la Democracia y el Desarrollo. Argentina en un año clave: desafíos internos y externos», Alberto Fernández volvió a sostener que la Argentina «no tiene ninguna posibilidad de caer en default» y que «nadie puede plantear seriamente una quita. ¿Saben por qué? Porque es una deuda contraída hace dos años por un gobierno democrático elegido por los argentinos y la que nosotros discutimos en 2003 empezó en la dictadura. No tiene nada que ver una cosa con la otra», por lo que a su criterio «No estamos pensando en eso, es imposible pensar en eso, Argentina tiene que ver cómo genera condiciones para pagar esta deuda, simplemente. Cuando hablo de poner en marcha la economía estoy hablando de conseguir los dólares para poder hacer frente a estas obligaciones (…) Los cálculos dicen que este año vamos a caer 2,5 puntos y el año que viene el crecimiento será difícil. Tenemos que buscar el modo de cumplir nuestras obligaciones. Habrá que sentarse a hablar con los acreedores para ver cómo resolvemos el tema porque si tenemos que pagar en las condiciones como están ahora, difícilmente podamos hacerlo», remarcó.

Con respecto a la Reforma Laboral, que reclaman el Fondo Monetario Internacional y el poder financiero, sostuvo que es un «debate perverso», ya que la solución pasa por «volver a crecer» y no «ajustar para abajo»: «El problema no es la ley, el problema es una economía que se ha achicado que le cuesta la energía, le cuesta el transporte, le cuesta el sueldo. Estamos hablando de una economía paralizada, tenemos que prenderla, encenderla, se apagó el día que por una cuestión dogmática creyeron que para atacar la inflación había que tocar el consumo. Tenemos que volver a poner en condiciones de consumo a la sociedad para que empiece a moverse la economía y entender que el problema de inflación no es solo de demanda, deberíamos preguntarnos por qué seguimos creyendo eso, si ni la emisión ni la demanda han pasado en estos momentos». Modificar la Ley de Contrato de Trabajo es «totalmente innecesario» y los casos en los que fueron necesarios cambios «se fueron corrigiendo en comisiones colectivas», y citó el caso de los convenios de Vaca Muerta. «Si nosotros dejáramos funcionar las paritarias y avanzáramos en estas situaciones de privilegios, podríamos ir corrigiéndolas sin afectar la Ley de Contrato de Trabajo”, afirmó en la misma línea.

Llamó a «evitar el juego de los capitales golondrinas y de la especulación financiera» y explicó que la decisión de Macri de eliminar la norma que obligaba a los capitales a permanecer un tiempo en el país fue un grave error: «Ahí vino la peor parte de la salida de divisas, esa norma que impusimos sirvió mucho y puede volver ayudarnos eso o algo parecido».

Con respecto al problema inflacionario, Fernández expresó: «Es muy difícil de bajar. Pero es parte del desafío que tenemos. Si yo logro al cuarto año de mandato terminar con una inflación de un dígito sería el tipo más feliz del mundo, pero partimos de un muy mal escenario», y propuso un «enorme acuerdo, donde participen empresarios el Estado, los sindicatos y los empresarios, donde cada uno haga su aporte. Y respetar ese acuerdo durante un tiempo que no sea muy extenso. Lo tengo hablado con los sindicatos y lo he hablado con los empresarios que me vinieron a ver».

Explicó además: «hay una pluralidad de razones para el aumento de la inflación» y pidió «salir del dogma que dice que el problema de la inflación es la emisión monetaria y el consumo. No, hay otras razones que tenemos que descubrir».

En cuanto a su visión de la economía, sostuvo: «Yo no soy un dogmático, soy un abogado al que le gusta la economía. No soy ni keynesiano ni liberal, soy un pragmático. La economía no se puede manejar con dogmas».

También se diferenció de algunas medidas de los gobiernos de Cristina Kirchner y criticó al ex secretario de Comercio: «lo último que haría sería copiar alguna de las medidas de Guillermo Moreno, que le hizo un enorme daño a la economía argentina».

Sobre su Gabinete afirmó: «voy a elegirlo yo, pero no tengan ninguna duda de que voy a hacerlo teniendo en cuenta la coalición de la que soy parte» y que «voy a exigir un común denominador: la honestidad moral e intelectual. Quiero un Gabinete homogéneo respecto de la moral pública, respecto al combate absoluto a cualquier forma de corrupción o falta de transparencia, pero también honesto en lo intelectual porque quiero que todos pensemos el país de un modo similar. No voy a hacer el mejor equipo de los 50 años pero sí voy a convocar a gente que conozca el Estado, que sepa lo que le pasa a la Argentina y construir a partir de ahí. Mi problema no es ideológico, lo único que voy a preguntarles es ‘qué país querés’».

Llamó a terminar con la grieta dentro de la sociedad: «¿Cómo vamos a vivir en un país en el que ponen figuras de los periodistas para que los escupan? ¡Es un país delirante! Eso no puede volver a pasar entre nosotros. Cuando me echaron del gobierno me acusaron de ser un hombre de Clarín» y mirando al dueño de Clarín, Héctor Magnetto, dijo «Héctor no me deja mentir. Desde que renuncié no me volví a juntar con él hasta hace poco». Y continuó: «Del otro lado también. Me acuerdo de Agustín Rossi perseguido a huevazos por la 125, o Kicillof corriendo con un bebé en brazos. Listo, nos olvidamos, pero eso no puede volver a pasar entre nosotros. Pasó de un lado y del otro, confrontando con esa lógica: tomaremos la decisión de terminar con eso».

Con respecto al Poder Judicial reclamó: «que el Estado de Derecho se respete del mismo modo que ningún corrupto quede libre», con «jueces probos, no que aplican sentencias de acuerdo a la coyuntura». Sobre el caso de corrupción de José López manifestó: «me asqueó verlo».

Consultado sobre la muerte del ex fiscal Alberto Nisman sostuvo: «hay que aplicar la regla de la novela policial, dime quien se beneficia con el crimen y te diré quien fue el asesino» y que «la más perjudicada fue Cristina». «Si alguien lo mató que se haga cargo de esa muerte, estoy seguro de que no fue Cristina», afirmó, «vamos a hacer todo lo que haga falta para que fiscales y jueces trabajen, lo que tenemos que hacer es sacarlo a Nisman de la contienda política».

Sobre la relación con Donald Trump, Fernández explicó: «tiene que se una relación cortés, amable, respetuoso. Yo no creo que haya que pelearse con Estados Unidos. Creo que que Argentina debe tener una relación bilateral con el mundo y que debe ser respetuoso con todos».

Por su parte, Mauricio Macri volvió a apelar al discurso de la confrontación con el gobierno anterior: «Todos tenemos historia, no me puedo hacer el distraído de los tres años y medio que goberné, pero ellos (el kirchnerismo) no pueden hacerse los distraídos de los 12 años que gobernaron», sostuvo que Cristina Kirchner debería «hablar» ya que «no da tranquilidad». Fue reacio a realizar autocríticas: «se subestimó la inflación, pero el programa que iniciamos estaba dando resultados».

Macri también insistió con el relato que utilizó durante la campaña 2015, luego desmentido por sus acciones de Gobierno: «No estoy acá ni por el poder ni la fama ni el dinero sino porque sueño con un país donde cada argentino pueda prever ir al supermercado y no encontrarse con una sorpresa».

El poder real nunca pierde. Los grandes empresarios, que acompañaron a Macri durante todo su gobierno, saben que es parte de un ciclo terminado y ninguno se inmolará con él. El juego del poder real pasará ahora por articularse con quien detentará el nuevo poder político y por condicionarlo de un modo favorable a sus intereses. Estará en el futuro gobierno decidir, dentro de esa articulación, y dentro de la compleja situación de la economía internacional, si el poder económico será un factor más dentro de un proyecto integral de desarrollo del conjunto de la Argentina, poniendo el «capital al servicio de la economía y esta al servicio del bien común», como reza una de las veinte verdades peronistas o si se subsumirá al mismo. Como alguna vez planteó el filósofo Carl Schmidt, la soberanía reside en quién toma las decisiones en última instancia.

Fuente: Kontrainfo.com