Por María Laura Favarel para La Capital

Las paredes de Rosario, su arquitectura y el Monumento a la Bandera cuentan con infinidad de símbolos esotéricos que revelan una realidad más allá de la que se ve. Fueron plasmados en los muros, frisos, dinteles y esculturas. El artista Matías Pablo Medina los estudió y contó a La Capital su interpretación sobre los significados de los elementos del propileo, el patio cívico y la torre, entre otros. Todo indica que los próceres y arquitectos soñaban con una América que llegaría a ser el centro del mundo.

“El Monumento a la Bandera como estructura es esotérico”, describió Medina. “Es un barco orientado hacia el este. Es análogo al Arca de Noé del relato bíblico, donde se guardó el reservorio de todas las especies antes de la destrucción del mundo por el diluvio. De la misma manera, el propileo del Monumento guarda en su interior tierra, flores y el himno nacional, como las semillas de América, como el germen de cada nación. Toda esa potencialidad se encuentra en la entrada al templo, porque el propileo es un templo como los griegos”, interpretó Medina.

En las galerías laterales del propileo se encuentran esculturas que representan a la Gran Patria Americana en sus cuatro etapas: América indígena, América colonial, América constitucional y América futura. “Es como si allí se reservara el pasado, presente y el futuro del continente, y todo ello en una barca que está saliendo hacia el río, en busca del sol, que representa la gloria”, destacó el artista. También explicó que en el hinduismo existe un emblema semejante del dios Visnú que toma la forma de pez y va guiando la barca.

“El Monumento también se puede comparar con la Barca Solar egipcia que navegaba hasta el sol y que adentro llevaba fuego (como la llama votiva del propileo)”, agregó.

“En la tradición cristiana también aparece la barca, donde van los apóstoles que representan el grupo que inició la Iglesia guiados por Jesús”, acotó haciendo otra analogía.

La frase de la entrada

“En la entrada del propileo o análogamente el templo, se lee la frase «Oíd mortales el grito sagrado, libertad, libertad, libertad». Cabe preguntarse quién dice a los mortales «oíd». Es alguien que no es mortal, o sea un dios que nos habla. A su vez, «el grito sagrado» se puede relacionar con el origen del cosmos. El relato del Nuevo Testamento indica: «En el principio era el Verbo», la palabra, el grito que da vida, que inicia algo. En el caso de esta frase, quien inicia esta nueva vida es la libertad, la independencia de América que dará lugar a una nueva etapa. Y se repite tres veces porque muchas ceremonias iniciáticas comienzan con la repetición de tres golpes de mallete, es algo que coincide…”, sugirió.

Además, Medina señaló un símbolo que aparece junto a la frase y que se repite en cientos de lugares de la ciudad. Es el círculo con un punto en el medio. “El punto es el inicio de todo, representa el principio supremo. La expansión del punto en todas las direcciones genera esa circunferencia que podría representar al mundo. Podríamos decir que la circunferencia (el universo) es una proyección de ese punto, y esto coincide con lo que dice la Biblia, sobre que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios”.

El patio cívico

“Cruzar el patio cívico puede ser visto como atravesar por las aguas o por un vado donde navegan dos corrientes (la gloria y el ideal), que ingresan cada uno por una puerta hasta la cripta donde se fecundan para dar lugar al obelisco que es el símbolo de la nueva vida que emerge y marca el orden. Si se piensa que alrededor existe el caos, cuando se establece el obelisco se ordena todo a partir de los puntos cardinales (que están representados en las estatuas que están alrededor de la torre)”, continuó el artista.

Belgrano, el gran capitán

Dentro de la cripta se encuentra Manuel Belgrano en posición de reflexión sobre un cuaderno abierto, que se podría interpretar como el libro de la sabiduría, el que tiene el arquetipo para gestar el nuevo mundo hacia donde va la nave.

Belgrano es el capitán de la barca, está frente a la cruz cristiana simbolizando que hay algo más allá y que es un hombre de fe. El guiará a la barca para que atraviese el río hacia el sol, que puede interpretarse como un lugar de gloria, y de luz.

Código cifrado

“A mi entender, hay un código cifrado en el Monumento a la Bandera, que está indicando que Sudamérica tiene o tendrá un destino muy importante, inclusive se puede inferir que proyectaron al continente como el nuevo centro espiritual del mundo”, opinó Medina.

Esta idea se relaciona bastante con el fragmento de la Carta de Jamaica que escribió Simón Bolivar y que está guardada en el Monumento. Allí el prócer habla de América como “la capital de la tierra”.

También la frase de Belgrano “Nuestra obra es de Dios: Él nos ha concedido esta Bandera que nos manda que la sostengamos”, ubicada en el lateral derecho, sobre calle Santa Fe, debajo de la escultura Los Andes, habla de la grandeza con que veían su lucha y de algo que excedía lo material y hasta el tiempo.

—¿Los que construyeron el Monumento lo sabían?

—Seguro que sí. En los primeros 50 años del siglo pasado estaba en boga un espíritu americanista y esotérico. En ese ambiente se gestó la idea del Monumento a la Bandera, su estética y sus símbolos. La simbología presupone una segunda lectura, más profunda que, si bien no invalida la primera, la enriquece y la lleva a un nivel metafísico que, como indica la palabra, es más allá de lo física, es decir, lo espiritual. Entonces aparecen los símbolos que transmiten una realidad que la palabra racional es incapaz de reproducir porque es limitada.

Medina difunde sus conocimientos a través de su cuenta de Instagram @simbolosderosario, donde se podrán conocer muchos más significados de la ciudad.