El concejal del Frente de Todos-PJ, Eduardo Toniolli, reingresó el proyecto de ordenanza que apunta a regular las ferias populares de Rosario. La iniciativa ya se había presentado en otras oportunidades, pero con el paso del tiempo perdieron estado parlamentario.

«Estamos presentando por tercera vez, después de que perdieran estado parlamentario la primera presentación de 2016 y la de 2018, el proyecto de ordenanza de reconocimiento y regulación de las ferias populares. En la ciudad de Rosario funcionan distintos tipos de feria. Algunas de ellas son aquellas reguladas por el municipio, reconocidas por Economía Social y por Cultura, y las otras son las ferias vinculadas más a los barrios populares», explicó el edil peronista en dialogo con Conclusión.

Durante una conferencia de prensa realizada en el hall del Concejo Municipal, Toniolli indicó que el proyecto plantea «un marco regulatorio que reconozca que ahí hay un trabajo que efectivamente se está realizando y que eso implica una serie de derechos y obligaciones para los y las feriantes en lo que tiene que ver con el funcionamiento de la feria para poder convivir con el comercio formal y el entorno».

«Me parece que la pandemia ha generado algo positivo dentro de toda esta situación difícil y compleja que estamos viviendo y es que el Municipio se tuvo inevitablemente que involucrar para decir ‘bueno, por ahora vamos a parar, no va a funcionar, vamos a canalizar la asistencia alimentaria’. Acá los feriantes pueden dar cuenta de que todo este tiempo estuvieron trabajando en función de las necesidades de la población y del Municipio», agregó.

La mayoría de las ferias populares nacieron entre 2001 y 2002, al calor de la crisis socioeconómica que azotó al país. A partir de entonces, la actividad persistió -con altibajos- en el tiempo como solución al problema laboral (de los feriantes) y de consumo (por parte de quienes se acercan a comprar).

«La mayoría de los feriantes quieren estar regulados y se establezca algún mecanismo de trazabilidad de la mercadería que venden. No tienen absolutamente ningún problema, pero en un marco que se los reconozca como trabajadores. Además quieren que la forma de relación del municipio con las ferias no sea exclusivamente Control Urbano o la Policía, porque esto genera determinados grados de conflicto con algo que existe. No se puede tapar el sol con la mano ni la necesidad de trabajo. Hay que ordenarlo y llegar a consensos», expuso Toniolli.

La pandemia y el impacto económico

Por su parte, Mary Cáceres, referente de ferias populares, contó a Conclusión como han transitado la pandemia y la disminución de ingresos que han sufrido ante el cese de la actividad.

«Estuvimos noventa días, desde el 14 de marzo que se nos cerró la feria, luchando como se puede, porque nosotros vivimos del día a día, vendemos para comer. La pasamos mal. Estuvimos organizando con el Municipio para arrancar, lo hicimos el sábado con un protocolo y, a partir del mismo, eramos 150 feriantes», indicó, al mismo tiempo que aclaró que esto dista exponencialmente de la cantidad habitual de vendedores que ocupan la feria, ya que habitualmente son 1.500.

Al ser consultada por la cantidad de personas que se acercaron a la feria la jornada en al que volvieron a tener actividad, Cáceres expresó que «hubo poco movimiento. Hay que tener en cuenta también la crisis por la que estamos pasando. Vino poca gente».