El empresario de la carne Alberto Samid aclaró este lunes que “tenía permiso de salida laboral”, luego de que en las últimas horas se lo viera almorzando en un restaurante de Ramos Mejía a pesar de que debe cumplir prisión domiciliaria.

“Tengo permiso de salida laboral lunes, miércoles y viernes, y voy a trabajar al Mercado Central, donde a partir de mañana hay un paro por tiempo indeterminado. Estaba haciendo una entrega en ese restaurante y me invitaron a comer un bife mientras esperaba la descarga de la mercadería”, aseguró en diálogo con el programa “Jardín de gente”, que se emite por AM990.

“Salí temprano del mercado y vine a la parrilla a traer la mercadería que me pidieron”, se defendió, tras ser filmado por dos mujeres que lo acusaron de “chorro y ladrón”, por lo que debió retirarse.

En tanto, aseguró que fue a esa parrilla de Ramos Mejía “a cumplir” con un pedido, porque está a dos cuadras de su casa.

“Cuando me piden que baje la mercadería, tuve que esperar, y justo pasó una señora creyendo que yo era un comensal”, señaló.

Samid también se ofuscó porque le dijeron que estaba “condenado”, y dijo que esa decisión está pendiente de un fallo de la Corte Suprema.

“No estoy condenado en firme. Soy como cualquier procesado y va a definir la Corte Suprema”, señaló.

“Lo único malo que hice fue comer un pedazo de carne. Salgo con la tobillera, y cuando salgo tengo que avisar. Salí a las 10 y avisé, y a las 13:30 cuando volví, avisé de nuevo, aseguró.

Las declaraciones del empresario se dan luego de que este lunes, dos mujeres lo increparan en el restaurante, donde le preguntaron si no debía estar en prisión domiciliaria y le pidieron que mostrara su tobillera electrónica.

El cruce fue subiendo de tono, hasta que una de las mujeres le reprochó: “¿No tiene vergüenza de estar acá?”. Samid evitó contestar, miró un par de veces a la cámara e intentó seguir comiendo, antes de finalmente levantarse de la mesa.

En ese momento uno de los acompañantes del empresario le preguntó a las mujeres si eran policías y una respondió: “A lo mejor sí, o tal seamos de un juzgado”.
Samid se levantó y, sin decir palabra, caminó rumbo a la puerta, seguido por sus dos acompañantes.

En ese momento, las dos mujeres levantaron la voz para advertir al resto de los comensales que Samid tenía “prisión domiciliaria”, y comenzaron a gritarle: “Que se vaya, andate chorro, ladrón, mafioso. Andate mafioso. Por vos estamos así, por gente como ustedes”.

A Samid –que por problemas de salud cumple su condena bajo la modalidad de prisión domiciliaria- se lo acusa de integrar una asociación ilícita dedicada a evadir impuestos y, si la Corte Suprema lo decide, podría tener una pena de 4 años de prisión por este delito.