MIéRCOLES, 27 DE NOV

El teletrabajo y la opresión patriarcal

Detrás de toda ley que se trate de manera rápida, existen intereses oscuros que generalmente suelen recaer en las más vulnerables, en este caso las mujeres. “Desde el inicio de la cuarentena el teletrabajo es una dura realidad para nosotras, mientras tanto cuidamos y sostenemos a nuestros hijos, padres, cocinamos, limpiamos, acompañamos tareas de la escuela y sostenemos espacios de organización”, sostuvieron desde la Asamblea de Mujeres Trabajadoras.

 

Por Gisela Gentile

La pandemia por el Covid-19 ha transformado la vida de todas las personas, de golpe y sin preparación previa, los hábitos cotidianos y laborales se han visto completamente alterados. Si bien toda la población, en mayor o menor medida, ha modificado su “normalidad”, es necesario aclarar que como es habitual, desde que el mundo es mundo, las mujeres son las más damnificadas.

Dura realidad es la que debemos afrontar cada vez que intentamos lograr la tan ansiada concentración frente a una pantalla, que se ve esquiva al escuchar una y otra vez “mamá”, “mamá”, “mamá”. Nuestras mentes nunca descansan, ya que mientras cumplimos nuestra jornada laboral, cocinamos, limpiamos, ayudamos con las actividades de la escuela virtual y como si fuera poco, pensamos si hay que comprarle comida al gato o al perro.

¿Alguien quiere pensar en nostras? En la mayoría de los casos en donde ambas parejas trabajan bajo dependencia, el cuidado de los hijos le es otorgado a la mujer. Realidad que se repite en la mayoría de los hogares.

A lo largo de las distintas Asambleas de Mujeres Trabajadoras, que se vienen realizando de manera virtual cada jueves de la semana, las integrantes compartieron diferentes experiencias y estrategias en torno al teletrabajo. “Todas nosotras estamos en la primera línea, ponemos el cuerpo diariamente y con nuestros trabajos el mundo sigue funcionando, aún en este tiempo trastocado. Para muchas de nosotras, las que hacemos trabajo remoto, las que sumamos horas de trabajo a nuestra jornada laboral, las re-precarizadas, las que asistimos a <otres> sin equipos que nos protejan, las que no hemos alcanzado a recibir los subsidios, las que estamos racializadas, las que cuidamos sin retribución, las que licenciadas no cobramos salarios, sabemos que el futuro del trabajo ya llegó para nosotras, imponiendo condiciones laborales sin regulación ni derechos”.

Frente al avance de un tratamiento express de la ley de Teletrabajo, la pregunta que resuena una y otra vez es ¿Qué es lo que está en juego? ¿Qué significa el teletrabajo para las mujeres trabajadoras? Para desasnar algunos de estos interrogantes, desde la Asamblea se detallaron algunos puntos a tener en cuenta. “El teletrabajo no es una novedad, a lo largo de la historia y en distintas oportunidades, sectores del capital han intentado avanzar con esta forma de organizar el proceso laboral, encontrando una lógica resistencia debido a que no se trata de un modo inocuo”.

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Como solución temporaria a la imposibilidad de concurrir físicamente a los lugares de trabajo por el aislamiento, se han convertido en “teletrabajables” un montón de actividades que no estaban preparadas para ello. “Esto genera multiplicidades de padecimiento para las mujeres y disidencias, por un lado se diluyen los límites de las jornadas, algo que en los contratos de trabajos se encuentra totalmente regulado en la ley de jornada, pero al momento de cumplir dicha jornada laboral desde el domicilio, muchas veces el empleador no respeta los tiempos por fuera de la misma, realizando pedidos o requerimientos sin importar los horarios. Lógicamente esto hace que se entremezclen las tareas vinculadas a cuestiones familiares y personales, con aquellas del ámbito laboral”.

Al trabajar dentro del domicilio se dificulta la organización colectiva, encontrarse con los y las compañeras de trabajo, y realizar la acción sindical

Son muchas las dificultades que surgen a la hora de poder compatibilizar las tareas del hogar y el trabajo en épocas de pandemia. “En particular las mujeres soportamos la carga de tener que realizar las tareas de cuidado tanto de niños como de personas adultas, y esto en la actualidad sobrecarga aún más a los hogares, sumándole las tareas educativas, generando un desgaste adicional, especialmente en las mujeres. Esto acarrea y da lugar a padecimientos psíquicos, riesgos psicosociales, tensiones y distintas afecciones. Al trabajar dentro del domicilio se dificulta la organización colectiva, encontrarse con los y las compañeras de trabajo, y realizar la acción sindical, considerando que cualquier nueva regulación debería partir desde esta realidad y mejorar las normas ya existentes. Destacando que no sólo hay que legislar para la emergencia, sino que es necesario pensar que este formato de trabajo exacerba la unilateralidad patronal”.

Estamos haciendo un trabajo doble y en simultaneo las 24 horas, porque estar en el hogar implica tareas y esas tareas se les sumaron al unísono a las del trabajo

El encierro ha afectado de diferentes maneras a las personas, en cada hogar existen realidades diversas, como la de una de las integrantes de la Asamblea, que expresó sus trastornos en el sueño, situación condicionante que se suma  a la hora de trabajar. “Estamos haciendo un trabajo doble y en simultaneo las 24 horas, porque estar en el hogar implica tareas y esas tareas se les sumaron al unísono a las del trabajo. En cambio, cuando el trabajo se realiza de manera presencial, también hacemos ambas, pero en diferentes horarios. Es tremenda la situación en la que se espera que una esté disponible siempre”.

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El no poder sostener el grupo de compañeras y compañeros de trabajo también trajo sus consecuencias. “Ya no hay lugares para debatir, pensar, intercambiar ideas o construir estrategias, por ello de un día para otro nos encontramos en soledad y aislamiento, teniendo enfrente solo una computadora”, expresaron desde la Asamblea.

Exigimos ejercer nuestro derecho a la desconexión y que se reconozcan como trabajo todas las tareas de cuidado

Un trabajo invisibilizado, oculto, y en soledad que conlleva a tender lazos entre las mujeres que estamos pasando por lo mismo. En algunos casos como el de las docentes, ese “mejor” espacio de la casa se convirtió en el pizarrón de una clase para niños y niñas por zoom, en otros en un consultorio o estudio jurídico. No es fácil, es cansador y abrumador, pero una vez más la sociedad patriarcal y por ende opresora, espera de nosotras lo mismo de siempre, que seamos pulpos atajadores de trabajo, tareas domesticas y de crianza, al mismo tiempo. Pero una vez más las mujeres nos organizamos, tendemos redes y nos oponemos a un tratamiento express de la ley de teletrabajo. “Exigimos ejercer nuestro derecho a la desconexión y que se reconozcan como trabajo todas las tareas de cuidado. Reafirmamos nuestros derechos a la protección laboral, social y económica. Creemos que es urgente profundizar una mirada feminista sobre el trabajo y sobre los desafíos que se abren en contexto de pandemia”, concluyeron desde la Asamblea de Mujeres Trabajadoras.

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