El socialismo avanza hacia la renovación de sus autoridades con el objetivo de recuperar terreno en el mapa político nacional y superar la desdibujada posición en la que quedó tras los magros resultados electorales conseguidos el año pasado, tanto en los comicios provinciales de Santa Fe, como en las presidenciales de octubre, junto al GEN y a Libres del Sur.

Apenas cinco años después de haber encabezado el Frente Amplio Progresista y haber salido segundo detrás de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones del 2011, Hermes Binner no seguirá al frente del Partido Socialista y buscará dejarle el cargo en junio próximo -cuando vence su mandato- al ex gobernador y actual titular de la cámara de Diputados provincial, Antonio Bonfatti.

Sin embargo, el último congreso nacional realizado el mes pasado, dejó a la vista un creciente malestar interno por la estrepitosa caída de la performance electoral del partido en el 2015.

Eso quedó reflejado en el ajustado triunfo del gobernador Miguel Lifschitz sobre el macrista Miguel Del Sel; en el cuarto lugar obtenido por Binner en su frustrada aspiración por ser senador nacional y en el magro dos por ciento de votos que consiguió Margarita Stolbizer como candidata a presidente por Progresistas.

Los pases de factura fueron protagonistas del último congreso socialista y quedaron en evidencia con la presentación de dos nuevas líneas internas: «Evolución y Cambio», encabezada por el legislador porteño Roy Cortina, con pretensiones de suceder a Binner en junio, e «Igualdad y Participación», que responde al senador nacional Rubén Giustiniani, histórico adversario interno del actual presidente partidario y quien podría postular a Héctor Polino para esa competencia.

Si bien el oficialismo socialista asegura que «existe ánimo de sellar una lista de unidad», como ocurrió en los últimos años, el partido tiene fijadas elecciones internas para el 19 de junio próximo, con cierre de listas el 19 de este mes.

Bonfatti, en diálogo con Télam, aseguró que él no buscó ser candidato a suceder a Binner, sino que su postulación respondió al «reconocimiento» de parte del partido hacia su figura.

Aceptó que el socialismo tuvo fallas a la hora de hacer llegar «su propuesta y su prédica» y de ocupar el espacio de centroizquierda en el escenario político, pero atribuyó las mayores culpas de los tropiezos electorales del último año al fracaso del Frente Amplio Unen en el 2014 y al abandono de la mirada de los grandes medios de comunicación.

«Todos los partidos estamos en crisis; tenemos que hacer un debate hacia adentro, tenemos que aggiornarnos y abrirnos no sólo a los afiliados, sino a los independientes y a las sociedades civiles; debe haber más flexibilidad y amplitud», reconoció Bonfatti, para quien el próximo esquema de autoridades debe tener correlato con la «representatividad» que cada línea tenga en el partido.

En la vereda de enfrente, el ex diputado nacional Roy Cortina evaluó que el socialismo «tiene una crisis de identidad» que «preocupa y genera malestar en todos los afiliados del país» y consideró que la solución pasa por «iniciar un proceso de cambio, evolución y renovación».

«El Partido Socialista con 120 años de historia, con un protagonismo en los últimos 20 marcado por Alfredo Bravo y Estevez Boero, gobernando desde hace 26 años Rosario y desde hace nueve el tercer distrito en importancia del país, se quedó amesetado, retrocedió electoralmente y está perdiendo la batalla de las ideas», reflexionó Cortina, en diálogo con Télam.

De cara a una eventual interna, los oficialistas agitan la idea de que «no puede haber más listas que votantes» y los detractores de la cúpula Binner-Bonfatti-Lifschitz alertan que la impronta «santafesina» del partido puede dejar al socialismo atrapado en los límites de una fuerza provincial.

El «fin del ciclo Binner», como lo llaman algunos dirigentes del espacio, obligará al socialismo a «definir un cambio de estrategia frente al nuevo mapa político del país» para mejorar sus chances de disputar poder en las elecciones legislativas del año próximo y, en principio, la cúpula santafesina resolvió expresar su clara oposición al gobierno «de derecha» de Mauricio Macri, en el congreso provincial realizado el sábado último.

«El desafío del socialismo es convertirnos en una alternativa nacional», expresó el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, quien tuvo a su cargo el cierre del encuentro, en el que pidió además a la militancia «generar toda la autocrítica que sea necesaria para no caer en los mismos errores del pasado».

En este marco, el partido -que cuenta con unos 120 mil afiliados- renovará en junio próximo el comité ejecutivo compuesto por 25 miembros titulares y 10 suplentes, un tribunal de ética y la comisión revisora de cuentas, todos con mandatos bianuales, además de su presidente.