El magnate Paul Singer, dueño del fondo Elliott, volvió a sorprender esta semana con su ‘alma buitre’, al ingresar formalmente una apelación contra el país, lo que ocurrió tan sólo cuatro días después de haber alcanzado junto con otros tres fondos un acuerdo histórico por 4.650 millones de dólares, a través del cual embolsará una ganancia también histórica.

Singer, que el pasado 29 de febrero estampó su firma para sellar un acuerdo que celebró a través de un comunicado enviado a los medios, no se conformó con que obtendrá al menos 369% en ganancias cuando Argentina finalmente le pague -según los cálculos más conservadores-, porcentaje que podría trepar hasta 1300%, a juzgar por el valor de mercado estimado al momento de la compra.

Por el contrario, el magnate decidió presentar una apelación en conjunto con los otros tres holdouts ganadores originarios del particular juicio «pari passu», todos fondos que en la jerga se denominan ‘hedge funds’ (de cobertura o riesgo), que se dedican a comprar activos o papeles de deuda a precios deprimidos, tanto de países como de empresas subvaluadas o en problemas.

A través de sus abogados, Singer había adelantado su maniobra. Durante la audiencia celebrada el pasado martes ante el juez Thomas Griesa, el reconocido letrado Ted Olson, solicitó que el magistrado amplíe por 30 días el plazo existente para decidir si levanta las restricciones contra el país.

Se trata de un pedido que fue compartido con el resto de los que ganaron el fallo «pari passu», y la justificación al respecto fue que, de esta forma, el resto de los holdouts que aún no habían acordado podían tener más tiempo para negociar con el país.

Una solicitud al menos llamativa y que da cuenta de que Singer pretende presionar según sus máximas posibilidades y hasta que la Argentina pague el último centavo que le debe.

Temor por nueva crisis de deuda

El Banco de Pagos Internacionales (BPI) advierte en su informe trimestral que el problema de la deuda que podría provocar una “tormenta” económica. Claudio Borio, jefe del departamento monetario y económico del BPI, advirtió que se está creando un círculo vicioso en el que el aumento de la cotización del dólar provoca un aumento de las deudas. “Podríamos estar no sólo ante un estruendo, sino ante una tormenta”, afirmó.