Por Facundo Díaz D’Alessandro

El 2020 debería vivirse como un año especial para todo argentino que se precie de tal. Es más, para todo hispanoamericano que lo haga. No es menester de la ciudadanía, muchas veces desprevenida entre los avatares de una rutina por momentos agobiante, pero llama la atención lo desapercibido que ha pasado el tema tanto en medios de comunicación como en el discurso político.

El 3 de junio se conmemoraron 250 años del nacimiento de Manuel Belgrano y este sábado 20 de junio se cumplirán nada menos que 200 de su desaparición física, la cual significó quizás el primer golpe letal para el proyecto confederal de la independencia, que además de ir ligada –en el pensamiento belgraniano- a la libertad, era indivisible también de la unidad de todo el pueblo hispanoamericano: una Nación que vaya de Lima a Buenos Aires. Nada más lejos de las “patrias chicas” que fueron conformándose, sumadas a guerras fratricidas que no hicieron más que instalar un falso rencor entre lo que otrora fuera un mismo pueblo, con diferencias, pero un mismo pueblo al fin.

Esa idea Belgrano la compartió con San Martín, el otro gran “padre de la patria”. Siendo una figura que representa valores y una cosmovisión geopolítica que hoy tienen una vigencia y una necesidad de ser aplicadas, especialmente en Argentina, indiscutible, es por eso doble la sorpresa al comprobar la falta de interés que ha suscitado.

“Cuando San Martín se traslada a Mendoza para formar el Ejército, donde va a iniciar la gran campaña que  consolida la independencia nacional, él encarga y pondera la capacitación e idoneidad de Belgrano para hacerse cargo del Ejercito del Norte”, precisó a Conclusión el historiador y ex presidente del Instituto Belgraniano del Rosario, Patricio Lara.

En una extensa entrevista que ofició casi como una virtual conferencia, cuya realización (el plan original) fue vedada por las medidas de distanciamiento social que rigen a raíz de la pandemia Covid-19, el avezado conocedor en la historia del creador de la insignia nacional, dejó en claro que su obra patriótica no se agota (ni mucho menos) en esa realización de 1812.

“Belgrano constituye un ejemplo actual para seguir, en cuanto al testimonio de vida que brindó desde sus 20 años. Sirvió a la causa nacional desde que regresó de España con el título de bachiller en leyes (hoy abogado), especializado en economía política, en 1793. A partir de ahí sirve al Río de La Plata, en ese momento virreinato, en distintas funciones que van desde el consulado de Buenos Aires, la participación en la Reconquista y Defensa de la ciudad, en ocasión de las invasiones inglesas, y en la gestión de la Revolución de Mayo. Belgrano es un servidor en el sentido propio de la causa nacional. No solamente lo reconocemos como el creador no de la bandera sino de la escarapela nacional. Es el que la crea, después se aprueba a principios de febrero de 1812, y con esos mismos colores el emblema nacional el 27 de febrero”, detalló Lara.

Desde su regreso al país tras su formación académica en Europa, puntualmente en España y en paralelo a la Revolución Francesa, Belgrano tuvo como un eje sus iniciativas tendientes a la educación, que nos sacaría «de la pobreza y la miseria». En especial bregba por una de tipo común, gratuita e igualitaria (adelantado a tres bandas y por muchos años).

«Hay algo notable. Se le encomienda marchar a pocos meses de la Revolución de 1810, allá por el mes de noviembre o diciembre, ir al norte, tratando de llegar a Asunción para llevar ahí mayo, en ese itinerario, que obviamente no incluía ni avión ni barco sino carreta y caballo, un sacrificio inaudito, llegan a Corrientes, y en dos parajes, Mandisoví y Curuzú Cuatiá (hoy ciudades), Belgrano deja su impronta. En medio de una campaña militar hace trazar un plano de la localidad de Curuzú Cuatiá, los terrenos, y vean esto: reserva terrenos para que con su renta se construya una escuela», se explayó el profesor de Historia, que además también es abogado.

Esas visiones quedaron plasmadas con claridad en el Reglamento para el Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 Pueblos de las Misiones (con fecha del 30 de diciembre de 1810) que elaboró en su expedición hacia esa zona, en medio de condiciones sumamente adversos y durante la noche, ya que los días se colmaban en las tareas militares de la campaña. En una intervención telefónica, los artículos principales de ese documento, que a la postre servirían de base años después para la conformación de la Constitución, fueron clarificados por el actual miembro del Instituto Belgraniano y profesor de Historia, Luis Maggi.

«Cuando fue la campaña del Paraguay, cuando fue a convencer, cruzó toda la Mesopotamia con 300 soldados, con calor máximo y cuando llegó después de cruzar Entre Ríos, en Corrientes y Misiones encontró aborígenes en malas condiciones, y se le ocurrió hacer el reglamento», expresó. Lo saliente:

1º Todos los naturales de Misiones son libres, gozarán de sus propiedades, y podrán disponer de ellas como mejor les acomode, como no sea atentando contra sus semejantes.

2º Desde hoy los liberto del tributo; y a todos los Treinta Pueblos, y sus respectivas jurisdicciones los exceptúo de todo impuesto por el espacio de diez años.

3º Concedo un comercio franco y libre de todas sus producciones, incluso la del tabaco con el resto de las Provincias del Río de la Plata.

4º Respecto a haberse declarado en todo iguales a los españo­les que hemos tenido la gloria de nacer en el suelo de América, les habilito para todos los empleos civiles, militares, y eclesiásticos, debiendo recaer en ellos, como en nosotros los empleados del gobierno, milicia, y administración de sus pueblos.

5º Estos se delinearán a los vientos N.E., S.O. y N.O. y S.E.. formando cuadras de a cien varas de largo, veinte de ancho, que se repartirán en tres Suertes cada una con el fondo de cincuenta varas.

6º Deberán construir sus casas en ellas todos los que tengan poblaciones en la campaña, sean naturales o españoles y tanto unos como otros podrán obtener los empleos de la República.

7º A los naturales se les dará gratuitamente las propiedades de las suertes de tierra que se les señalen que en el pueblo será de un tercio de cuadra, y en la campaña según las leguas y calidad de tierra que tuviere cada pueblo su suerte, que no haya de pasar de legua y media de frente y dos de fondo.

8º A los españoles se les venderá la suerte que desearen en el pueblo después de acomodados los naturales, e igualmente en la campaña por precios moderados, para formar un fondo, con que atender a los objetos que adelante se dirá.

9º Ningún pueblo tendrá más de siete cuadras de largo, y otras tantas de ancho, y se les señalará por campo común dos leguas cuadradas, que podrán dividirse en suertes de a dos cuadras, que se han de arrendar a precios muy moderados, que han de servir, para el fondo antedicho, con destino a huertas, u otros sembrados que más se les acomodase y también para que en lo sucesivo sirvan para propios de cada pueblo.

10º Al Cabildo de cada pueblo se les ha de dar una cuadra que tenga frente a la Plaza Mayor, que de ningún modo podrá enajenar, ni vender y sólo edificar para con los alquileres atender a los objetos de su instituto.

17º Respecto a que las tierras de los pueblos están intercaladas, se hará una masa común de ellas, y se repartirán a prorrata entre todos los pueblos; para que unos a los otros puedan darse la mano, y formar una provincia respetable de las del Río de la Plata.

18º En atención a que nada se haría con repartir tierra a los naturales si no se les hacían anticipaciones así de instrumentos para la agricultura como de ganados para el fomento de las crías, ocurriré a la Excelentísima Junta para que se abra una suscripción para el primer objeto, y conceda los diezmos de la cuatropea de los partidos de Entre Ríos para el segundo; quedando en aplicar algunos fondos de los insurgentes, que permanecieron renitentes en contra de la causa de la Patria a objetos de tanta importancia; y que tal vez son habidos del sudor y sangre de los mismos naturales.

Respecto a la poca relevancia que ha tenido en este mes y este año la figura de Belgrano en su verdadero legado, y no eslóganes vacíos o frías publicaciones de redes sociales, de nuevo con la palabra, Lara prefirió evitar “entrar en análisis críticos de la actualidad”.

“Pero fíjese que la propia ciudad de Rosario no lo honra debidamente, salvo un bulevar muy importante (27 de febrero), y el nombre del parque de la Independencia. Esos testimonios hay que repetirlos, enseñarlos para que se asuma, porque su concepción educativa está vigente”, enfatizó.

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Y concluyó: “Seguir a Belgrano y su ideario político, testimonio de vida y servicio a la Patria es solamente el camino de un futuro posible para la Argentina”.

A continuación, algunos de los conceptos centrales vertidos por Patricio Lara respecto a Belgrano, en Conclusión:

Proyecto educativo

“La consecuencia de Belgrano en su proyecto educativo es notable. Lo escuchamos a Maggi con el Reglamento e Instrucciones para pueblos de las misiones. Muy relevante la creación de escuelas a fines de 1810. Después de los triunfos de Salta y Tucumán, Belgrano recibió 40 mil pesos fuertes e indicó que se destine a la creación de cuatro escuelas. Es un ejemplo a seguir y no es un utópico, se había formado no solo en leyes sino en economía política, sabia de qué se trataba. Belgrano, de muy buena posición y con una formación universitaria de primera línea, que era infrecuente en Buenos Aires, desde 1810 en adelante estuvo de campaña militar en campaña militar hasta que lo venció la enfermedad y muere. A su retorno fueron diez años o algo más sirviendo en el consulado. Y después de mayo, diez años hasta su muerte entregado a la campaña militar”.

Revolución de Mayo

“El 25 de mayo es la eclosión de un proceso que se gesta desde la defensa a las segundas invasiones inglesas, de los episodios europeos: el avance de Napoleón, la destitución del rey, la creación de la Junta de Sevilla y Cádiz. Estas juntas destinadas a ejercer en ausencia del Rey el gobierno de España y sus posesiones pretendían también ejercer ellas, como tales, el gobierno en funciones gubernamentales en América, en la América parlante. Hispano parlante. Ahí se plantea la gran distinción entre los naturales nativos, por ejemplo Belgrano, Monteagudo Moreno, y los españoles. Evidentemente no había otra, Belgrano y quienes le acompañaban, admitían la junta pero no por efecto de la acción política de la junta de Sevilla o Cádiz, sino porque era del propio pueblo que ante la ausencia del rey reasumía el poder. Ahí sale la junta de mayo pese a la oposición de los españoles residentes que pretendían continuar con la funciones gubernamentales de las casas de Sevilla, Cádiz. De ahí el gran sentido patriótico de la gesta de mayo.”

Soberanía

“América estaba en la cabeza del Rey, no en la cabeza de España. No estando el Rey, va al pueblo. Y Belgrano va a hacer dos cosas muy importantes. Situación: Pago de los Arroyos (Villa del Rosario) hoy ciudad de Rosario. No solamente participa de la Primera Junta sino que cuando le encomiendan a principios de 1812 marchar con alguna tropa desde San Isidro, bordeando el Paraná hacia el norte, para proteger los desembarcos de los españoles, Belgrano llega a Rosario, entre fin de enero y comienzos de febrero, y decide construir dos baterías como entrenamiento de defensa. Le pone dos nombres que son la consecuencia de su cosmovisión política: Independencia y Libertad, una emplazada en el monumento a la bandera y otra en la isla El Espinillo. Esto es febrero de 1812. ¿Estas baterías quien las construyó? Los pobladores de la Villa del Rosario, con sus manos, con sus bienes y con lo que podían. El nombre que le da Belgrano a estas baterías es simbólico, toda una cosmovisión del hombre; la libertad como el elemento sustancial que define a la persona humana, y de lo cual se dedica toda una serie de preceptos, ratificando el ejercicio de esa particularidad del hombre que es poder razonar y decidir. Y el nombre de la batería independencia también es singularmente relevante, estamos hablando de 1812, cuatro años antes del Congreso de Tucumán, y el llama independencia por que la causa por la cual luchaba que se inicia en mayo, era la independencia de los pueblos de América. Belgrano tenía la obsesión de no limitar algo que hoy es la geografía de los países sudamericanos: era toda América. De ahí el nombre que da a estas dos baterías. Vemos como siempre Belgrano en su acción es consecuente con su concepción de la política, del hombre, de la igualdad, del poder, que sale del pueblo. No lo tiene el rey, vuelve al pueblo y es este el apoyo de la Junta de Mayo.