Ante el llamado a la primera reunión del Consejo Federal de la Hidrovía, organizaciones sociales y políticas se convocaron este lunes en la plaza San Martín para manifestar la necesidad de que el Estado sea el principal protagonista del control, administración y orientación del río Paraná.

Este año vence la concesión de la administración de la Hidrovía Paraguay Paraná en manos de la empresa belga Jan De Nul y la empresa argentina EMEPA, acusada de corrupción. En ese marco, en agosto del año pasado el Gobierno nacional firmó el Acuerdo Federal por la Hidrovía en la provincia de Santa Fe y generó grandes expectativas en los sectores que entienden que es fundamental «recuperar la soberanía sobre nuestros ríos, hoy en manos de las multinacionales y el dominio extranjero».

En aquella firma, que contó con la presencia de los gobernadores, se anunciaba la creación de la Administradora Federal Hidrovía Sociedad del Estado. La nueva empresa estatal, tendría una participación del 51% por parte del Estado Nacional y un 49% divido en 7 provincias rivereñas (Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Misiones y Santa Fe).

Sin embargo, señalan las organizaciones que concurrieron este lunes a la plaza San Martín, con el correr de los meses aquel anuncio fue perdiendo fuerzas y la re-licitación parece orientarse a reprivatizar nuevamente la Hidrovía, dejando al Estado con “la ñata contra el vidrio” mientras algunos grupos económicos, en su mayoría extranjeros, definen el rumbo.

«El puerto; el comercio; la banca; la Hidrovía; las semillas; el fertilizante, todo eso está en manos extranjeras. El 98% de los barcos son extranjeros. Eso es causante de la desocupación, por eso decimos que Argentina sangra por las barrancas del río Paraná. Nunca hubo tanta riqueza, pero vemos un país tremendamente injusto, que duele y no nos pertenece. Tenemos que preguntarnos qué es lo que pasa», sostuvo Luciano Orellano, referente del Foro por la Recuperación del Paraná, en dialogo con Conclusión.

Con el decreto 949/2020, emitido en noviembre del año pasado, se profundizaron las preocupaciones en torno a lo que se considera «la perdida de una oportunidad única que tenemos los argentinos y argentinas de dar vuelta 200 años de historia de la entrega de nuestra soberanía y el control de nuestros ríos y el comercio exterior».

«Requerimos una revolución cultural porque necesitamos recuperar soberanía. Sin soberanía, nunca va a haber felicidad. Hay que intervenir y controlar. El gran drama de la Argentina es el empleo, pero no en general, sino el industrial. Vale preguntarse si alguno de esos cinco mil buques que vienen puede ser fabricado acá. No puede ser todo extranjero», sostuvo Orellano, autor del libro Argentina sangra por las barrancas del río Paraná.

Sobre la investigación plasmada en su libro, el autor y militante contó que en el texto se da cuenta del «único fin que tiene el capital internacional: la ganancia». «Hay que conocer para defender y así, poner en el trono de la vida cotidiana a la noble igualdad. A partir del conocimiento podemos planificar como atender las causas de los males», sostuvo.

«Para recuperar el Paraná es necesario bajar el decreto 949 y abrir la posibilidad de crear esta empresa del Estado. A partir de allí, se iniciaría un proceso para recuperar la soberanía», agregó.

Las organizaciones presentes indicaron que la empresa estatal brindaría la posibilidad de controlar efectivamente las cargas que hoy salen del país, con las pérdidas fiscales y de soberanía que esto implica y con el peligro de la entrada y salida de comercio ilícito.

Además, sostienen, sin la empresa estatal se pierden también valiosos recursos que pueden ser utilizados para reactivar la marina mercante nacional hoy también en manos extranjeras, con la gigantesca perdida del flete que ello acarrea.