Por Hugo Alconada Mon

A continuación, sus principales conceptos:

  • ¿Cuánto cuesta contar cada uno de los votos? Nos referimos al recuento provisorio, no al definitivo. Es el recuento de la noche misma de las elecciones, que se hace desde la órbita del Poder Ejecutivo, que tiene su Dirección Nacional Electoral y trabaja con el Correo Argentina. Es así desde hace décadas.
  • Hay una licitación en marcha, en manos del Correo Argentino , para definir quién se hace cargo del negocio. Hay tres empresas. En las últimas elecciones siempre estuvo a cargo la empresa española Indra. Pero en la última licitación se modificaron algunas pautas y se abrieron las puertas para que compitan otras empresas.
  • Compitieron tres: Indra, de España, Smartmatic, de Venezuela, y Scytl, de Cataluña. Estas empresas compiten fuertemente porque este es un negocio que está orillando entre los $900 y los $1000 millones. Indra, que está en Argentina desde 1997, ha ido ganando no tanto por su calidad técnica sino porque venía «con el caballo del comisario».
  • A Smartmatic, por ser de Venezuela, otras empresas la señalan como inferior. Es real que la empresa fue creciendo de la mano de Hugo Chávez y, convenientemente, cuando vieron que ese barco se hundía, se apartaron. Smartmatic ahora tiene que retrucar diciendo que ya está operando en Estados Unidos y que el Gobierno estadounidense hizo un security clearance y señaló que todo estaba en orden.
  • La tercera empresa es Scytl, el tercero en discordia. Indra le dice a Smartmatic: «Vos estás haciendo trampa, venís con un operador que tiene vínculo con la Casa Rosada, Jorge Born». Es que dicen que Born aportó dinero a la campaña electoral de Macri de 2015, y reclamaría Born: «Yo puse dinero para vos, ahora dámela a mí». Smartmatic responde que si ellos vienen con Born, Indra viene con el caballo del comisario los últimos 20 años. En ese juego están dando vueltas, para tratar de apropiarse del negocio.
  • A la que gane de las tres le van a pedir que muestre que está en condiciones técnicas. Se llama un «crash test» del software que usaría la empresa, para asegurarse que funcione bien y cuente con las especificaciones técnicas que la empresa detalló cuando se postuló.

Fuente: La Nación
Por: Hugo Alconada Mon