Por Lautaro Zeballos

Las grandes potencias mundiales no han cesado en su afán de dominación global durante este año. Las estrategias con las cuales buscaron la preservación de su poder y la contundencia del mismo pueden haber virado y encontrado distintas variantes, pero la finalidad retuvo su raigambre histórica: la avanzada del colonialismo económico y sociocultural en los más diversos territorios.

Walter Formento, presidente del Centro de Investigaciones en Política y Economía (CIEPE), sostiene este razonamiento en las páginas de su último libro, Prospectiva Geopolítica para el 2020, en donde recorre los últimos sucesos de impacto global y sus implicaciones transnacionales con vistas al panorama que acontecerá los próximos doce meses.

En dialogo con Conclusión, el investigador pormenorizó el análisis coyuntural y lo proyectó a futuro, para así colaborar en la comprensión del contexto geopolítico, caracterizado por ebulliciones sociales y la reacción represiva de los distintos gobiernos. Cuando éstos carecen de una identidad oligárquica o la disposición para defender dichos intereses, son acorralados o derrocados para ser reemplazados por una administración más afín.

«Hay agudización del conflicto y confrontaciones, propias de las internas financieras imperiales. Ese unipolarismo financiero, que se fractura entre el 2001 y el 2008, hace que el gran actor norteamericano, continentalista, empiece a perder posiciones y entre en declive estratégico después de haber sido todopoderoso desde 1950. A raíz de esto, hace todos los desastres habidos y por haber tratando de revertir esa situación estructural de perdida de poder», señaló Formento a Conclusión.

«Como económicamente perdió poder -explicó-, está obligado a llevar la lucha a los terrenos militares; paramilitares; policiales; parapoliciales; incluso parareligiosos, con estas nuevas sectas artificialmente diseñadas en el Pentágono. Mientras trata de revertir lo inevitable, llena de muerte, terror y tristeza a los pueblos, que es con los que se ensaña. Esa es la realidad de este tiempo que estamos viviendo».

Actualidad de Chile

El país trasandino padece un gobierno acusado por la ONU de las más variadas violaciones a los derechos humanos. La desigualdad socioeconómica, designada «normalidad» por el presidente de Chile, Sebastián Piñera, es sostenida a balas, gases y terror. Ante esto, el pueblo chileno se autoconvocó a manifestar.

«Ese pueblo chileno, que en un momento determinado es expuesto en un lugar de base de maniobra y que cumplía el rol -según las oligarquías- de poner los muertos, recupera memoria histórica, recorre la calle, se hace río, se hace mar y océano. Regresa como un movimiento popular masivo y va produciendo hechos, tomándose su tiempo, sin apurarse. Tratando de recuperar heterogeneidad, diversidad, unidad y la reconstitución de las estructuras de conducción propia. Lo social prima.

Grupos religiosos en política

Al ser consultado por el avance en la obtención de puestos de representación política de ciertos grupos que Formento definió como «evangelizadores», el presidente del CIEPE comentó que «los distintos estudiosos del tema van evaluando que ahí hay un dato muy preocupante».

«No por el hecho de que crezca una religión, sino porque la misma es solamente una fachada», apuntó y agregó: «Este evangelismo pentecostal tiene particular relación con un diseño de carácter militar estratégico. Por lo tanto, no es una religión de base humanista, tiene estructuras de financiamiento de grandes bancos, que coinciden con las mismas entidades bancarias que lavan el dinero de la droga».

Golpe en Bolivia

Al momento de la entrevista de Formento con Conclusión, Evo Morales estaba exiliado en México tras el golpe de Estado en Bolivia, comandado por Jeanine Áñez y no había definido aún asilarse en Argentina.

«Es muy importante lo decidido por Evo Morales y por (Alvaro) García Linera de exiliarse y no llamar a una confrontación directa, pensando más en la vida de los bolivianos que en lo inmediato del cargo. Están haciendo primar que haya tiempo para el diálogo y la negociación para que realmente la democracia vuelva a ser de las instituciones que orientan y organizan la vida cotidiana en Bolivia y no estas oligarquías golpistas, financieras y sojeras», destacó Formento.

Relaciones internacionales de Argentina

El vínculo del Poder Ejecutivo argentino con el resto de los Estados del mundo tendrá una tónica distinta a la de Mauricio Macri y su canciller Jorge Faurie durante el gobierno de Alberto Fernández.

A modo de balance, el presidente del CIEPE detalló que la administración de Macri «empezó o dio curso al proceso golpista del gran actor norteamericano en Sudamérica» y esta «fue su principal relación internacional, subordinada, yendo al pie sin ninguna autoridad ni reclamo de soberanía» ya que «hablan tanto de negocios que no pueden hablar de soberanía».

En cambio y contraposición, lo primero que el investigador percibe en el Gobierno de Fernández es «un cambio total en término de los alineamientos internacionales, debido a que tiene un posicionamiento más nacional y soberano. Para lo cual le dio prioridad al diálogo con México y Brasil a partir de Lula (da Silva), además de Perú, Chile y Paraguay».

«Estamos viendo una gran capacidad de diálogo y una amplitud de política internacional. Se empieza a dialogar como Presidente de la Nación y no como un alto gerente de un grupo económico financiero», concluyó en entrevista con Conclusión.

De esta manera, el presidente del CIEPE auguró un cambio de paradigma en las relaciones internacionales que mantendrá la Argentina frentetodista. Los desafíos para el actual Gobierno no serán pocos en un escenario mundial sacudido por el impeachment a Donald Trump; el Brexit y las movilizaciones populares en distintos y diversos países. Ejecutar un accionar soberano será la clave para no repetir los errores de la anterior gestión y hacer de la independencia, la mejor diplomacia.