MIéRCOLES, 27 DE NOV

Portella: «La auténtica línea divisoria de las sociedades es entre patriotas y apátridas»

El ensayista español visitó el país y accedió a un mano a mano con Conclusión en el que aclaró por qué apoya a "la novedad" política ibérica, el partido nacionalista Vox, caracterizó como "etiquetas intercambiables" los rótulos de izquierda y derecha, analizó la polarización en las sociedades occidentales y hasta la situación argentina.

Por Facundo Díaz D’Alessandro  

Las novedades políticas que llegan desde Europa confirman la existencia de un escenario global (sobre todo en Occidente) en reconfiguración, con movimientos tectónicos que modifican, desde la base (y de adentro hacia afuera) algunas nociones respecto a las sociedades, que parecían inamovibles algún tiempo atrás.

Luego de las elecciones llevadas a cabo en España el pasado fin de semana, el partido nacionalista Vox sigue siendo “la novedad”, y a pesar de haber obtenido alrededor del 10% (cuando algunos esperaban más incluso) lo cierto es que pasará a tener de 0 a 24 diputados en el parlamento español y de ahora en más estará en sus manos ampliar su electorado o “conformarse”.

Javier Ruiz Portella es un escritor y ensayista oriundo de la “madre patria”, quien visitó días atrás el país para exponer en una serie de convites (como el congreso conmemorativo de su homónimo de Filosofía realizado hace 70 años en Mendoza, que tuvo lugar en la sede Azopardo de la CGT el jueves pasado) e incluso participó en programas de televisión masivos de la TV abierta porteña, donde puso a prueba el “sentido común” imperante y desnudó la fortaleza de algunos prejuicios, desde los que se suele pensar desde aquí la política del Viejo Continente.

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En un mano a mano con Conclusión, Portella desgranó algunos de los conceptos que lo llevaron a ver en Vox los valores para la reintegración de España y la reivindicación del “ser español”, en medio de ambiciones secesionistas que no se aplacan, y que quizás permitan ver más de cerca alguna arista no apreciada del fenómeno político más reciente de una España que parecía exenta hasta ayer nomás de la irrupción de fuerzas de “extrema derecha”, lo que probablemente sea una etiqueta no caprichosa (no hace falta explicar los mecanismos de exclusión del discurso para saberlo), pero no se trata de avalarlo, sino de comprenderlo mejor.

«La alternativa “derecha-izquierda” está vencida: la izquierda ha abandonado al proletariado y la justicia social y la derecha la defensa de la nación.»

– ¿Qué pasa hoy en las sociedades occidentales que las hace políticamente “impredecibles”?

– Hay sociedades totalmente polarizadas. La alternativa “derecha-izquierda” está vencida, fundamentalmente porque, por decir de alguna manera, la izquierda ha abandonado al proletariado y la justicia social y la derecha la defensa de la nación. Esto no significa que haya desaparecido el conflicto social en el sentido profundo y político del tema, sino todo lo contrario. Hay otra alternativa de análisis, la auténtica línea divisoria que escinde a las sociedades, y por lo menos en Europa se está viendo en los retos electorales que se producen en los últimos tiempos. Es la que pasa por intentar deshacer totalmente la identidad por parte de algunos y de otros para afirmarla. Es un conflicto entre identitarios y no identitarios. Si se quiere en conceptos más clásicos, patriotas y apátridas.

– ¿Y ese fenómeno se explica colectiva o individualmente?

– Lo denomino la desespiritualización, o desacralización del mundo. Por eso he publicado un “Manifiesto contra la muerte del espíritu y de la tierra” (elmanifiesto.com). Todo lo que está por debajo de esto va más allá de los retos inmediatamente políticos, son cuestiones de fondo que tienen que ver con el hecho del sentido mismo de la vida y de la muerte, nuestra identidad, no solamente colectiva sino también sexual, está siendo atacada por parte de los atomistas y por parte de los individualistas, que consideran todo es fruto de una decisión individual, y el hecho de ser hombre o mujer no es naturaleza, otro gran pilar socavado. Niegan la presencia de lo sagrado, que determina el ser sexual de los hombres y de las mujeres, y dicen que es un asunto, de ultima, de cada cual.

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«Nuestra identidad, no solamente colectiva sino también sexual, está siendo atacada por parte de los atomistas y por parte de los individualistas»

– ¿Cree que en Europa lo que se advierte en estos movimientos es un desencanto ante esa visión? ¿Tiene correlación con manifestaciones de descontento social de carácter económico, como la de los “chalecos amarillos” en Francia?

– Efectivamente, hay toda una reacción que desde hace sobre todo 4 o 5 años que ha empezado en países europeos. Una reacción que se va plasmando en triunfos de fuerzas políticas identitarias. El caso más manifiesto es el de Italia, donde llegaron al gobierno con una alianza entre la Liga (del Norte) de (Matteo) Salvini y el Movimiento 5 Stelle, un partido, en viejos términos, “de derechas” y otro “de izquierdas”. Marca el camino. Hay perspectivas importantes en Francia, el desarrollo de un partido identitario en Alemania, en España estamos viviendo el renacimiento de la nación desde hace unos meses a través del surgimiento de Vox. Luego, toda la política y acción social de los antiguos países comunistas, de Europa oriental y central (Eslovaquia, Hungría, Polonia, lo que representa la Rusia de Putin). 

– ¿Qué piensa de Argentina?

– Es mi primer viaje a Argentina, estoy encantado del mismo. Encuentro calidez humana, sentido de la amistad profundo, me complace extraordinariamente.

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– ¿Cómo ve la situación política local?

– Tengo la impresión de un caos, de un confucionismo auténtico, sobre la confusión general existente entre todas las partes. Derecha e izquierda, repito, son dos conceptos que se han convertido en meras etiquetas intercambiables, pero que confunden a la gente. Encima toda la cuestión del peronismo y sus mil disidencias; una auténtica tradición, que parecen ser los ideales originales del peronismo, no hace sino agravar lo que constituye un auténtico caos en cuanto a la clarificación de las alternativas existentes.

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