Por Jorge Alberto Ripani *

Un viejo aforismo electoralista, dice que “en política, cuando viene la ola hay dos maneras de actuar: subiéndose arriba o sortearla por abajo.”

A pesar de que en las PASO, Cambiemos hizo la segunda peor cosecha de medio término desde la vuelta de la democracia. Sacó 34,2 % a nivel nacional (la peor fue la de De La Rua en 2001 con 23,8 %. Y la tercera peor fue la de Cristina Fernández en 2009 con 34,9 %). Y que en Santa Fe obtuvo el porcentaje más bajo desde 2011 (2011: 35,2 % – 2013: 27,2 % – 2015: 30,56% y 30,47 % – 2017: 27,13 %). Algunos con fundamentos atendibles, entienden que estamos en presencia de una “ola amarilla”. Y otros pensamos que hay polarización. Que la “ola amarilla” tiene que ver con la presencia de la línea editorial de los medios concentrados de Buenos Aires en los análisis que leemos.

Tres verdades peronistas dicen: “Para un peronista de bien no puede haber nada mejor que otro peronista.” Que “ningún peronista debe sentirse más de lo que es ni menos de lo que debe ser. Cuando un peronista comienza a sentirse más de lo que es, empieza a convertirse en oligarca.” Y que “en la acción política la escala de valores de todo peronista es la siguiente: Primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.” También hay una máxima que surge de la marcha justicialista que dice “todos unidos triunfaremos.”

En otra columna escribimos que no somos de adjetivar pero está prolijo y ejemplar el peronismo provincial. Gane o no, por lo menos recuperaría el segundo lugar, la competitividad, sumaría una banca a las dos que pone en juego. Y que en la campaña hay un solo ausente: Perotti. Mientras no apoye a otra lista, ni critique a la del Frente Justicialista, es decir, no haga nada, el escenario de cohesión se mantiene.

La posible complicación está en que ahora, algunos pesos pesados que no son candidatos en este turno pero que están haciendo fuerza por el Frente Justicialista, han salido a criticar públicamente el silencio de Perotti, en vez de lavar los trapos en casa.

Leemos en LPO “Una feroz interna de Caló y Perotti complica al PJ santafesino. El metalúrgico le dijo que si no se muestra en la campaña no lo apoyará en la carrera a la gobernación.” Caló es el Secretario General de la UOM y había apoyado al Senador en 2015.

El ex presidente de la Cámara de Diputados provincial, Luis Rubeo, dijo: «Perotti brilla por su ausencia… «No se lo ve, no participa, no se sabe dónde está».

El “pipi” Traferri, presidente del bloque de senadores provinciales del PJ había manifestado que Rossi no era «el candidato ideal que necesita el justicialismo». Fue uno de los armadores de la lista de Rodenas. Luego de finalizada la interna con victoria de Rossi, se mostró junto con él y hasta portó un cartel por la aparición de Santiago Maldonado. Señaló que Perotti “sería mucho mejor que participe… El momento amerita que participemos todos”.

Macri visitó Rafaela luego de que el intendente, hombre de Perotti dijera que “En Rafaela no vamos a hacer campaña por Rossi, vamos a trabajar por nuestras candidaturas locales”. Eso alentó los temores de fuga de votos a Cambiemos o Giuliano y si bien Perotti no lo desmintió, allegados a él sí lo habrían hecho “off the record”. Afirman que el intendente perdió las elecciones a concejal, se asustó y obró solo. Es sabido que Rossi cuenta con el rechazo de la mayoría de los sectores agrarios, luego de la 125, pero ganó la interna y se cree en el peronismo que el intendente de Rafaela en vez de atacar a un compañero, debió guardar silencio como Perotti.

Si Rossi – Rodenas ganaron las PASO en 2017 y Perotti salió tercero a gobernador en 2015 ¿Por qué todos hablan de Perotti? Porque casi todos en el justicialismo, piensan que ante la ausencia de Maria Eugenia Bielsa, Perotti tiene imagen positiva alta, no tendría techo, podría unir al peronismo para recuperar la provincia de cara a 2019 y quitar de los primeros lugares de la boleta a cualquier ultra k, carbonizado por la 125 de Lousteau.

Como senador votó a favor del pago a los fondos buitre, convalidó a los ministros de la Corte previamente nombrados a dedo por Macri que luego fallaron a favor del 2 x 1 a los genocidas y recientemente se abstuvo de aprobar la restitución de feriados puente, tan vigentes durante los años del kirchnerismo y celebrados por los trabajadores. En consecuencia algunos vociferan que podría ser el candidato de Cambiemos a gobernador. Eso es ciencia ficción: debería presentarse a internas con Corral (UCR) y el salto lo incineraría en la opinión pública.

Bajo el título “De la crueldad y la clemencia; y si es mejor ser amado que temido, o ser temido que amado”, Maquiavelo le recomienda al príncipe que en cualquier caso, evite hacerse odiar.

Entonces, volviendo a las verdades del movimiento que integra Perotti y al aforismo de la ola; supongamos –no lo sabemos- que en su campamento se cree que hay una ola amarilla y/o que Rossi es un mal candidato. ¿Cómo debería obrar hacia dentro de su movimiento para no ser odiado? Perón en el Manual de Conducción asegura: “El que elija el pueblo. Ese es mi candidato. Flaco servicio haría si yo me pusiera a digitar quiénes han de ser los hombres que deben actuar en cada parte… los conductores no se hacen por decreto… Los dirigentes salen de la acción, y si no, no son dirigentes. Los dirigentes que se pueden hacer a dedo dan mal resultado.”

El voto dijo que Rossi – Rodenas, son los candidatos. Descartando el ejemplo de la crítica dado por el intendente de Rafaela y viendo que el silencio no le ha dado buenos resultados. Queda un apoyo enfervorizado, moderado o tenue. Pensamos que posiblemente esta última solución, sea la más apropiada para conciliar lo pretendido por todas las partes.

 

* Abogado especializado en Derecho Político e Historia Constitucional.