Por Jennifer Hartkopf

El clima político ya estaba encendido en el país con la discusión que se mantiene en torno a la despenalización del aborto, pero desde ayer otro tema pelea el protagonismo entre los ciudadanos: ¿la salud y la educación deben ser gratuita para los extranjeros?

El Gobierno decidió impulsar en el Congreso Nacional el debate entorno al cobro de la atención médica a extranjeros no residentes en el país, en medio de la polémica por el rechazo de Bolivia al pedido de reciprocidad de la Argentina en materia de prestaciones sanitarias.

En este contexto y en línea con la postura de la Casa Rosada, diputados del oficialismo encabezados por el radical Luis Petri presentaron en el Congreso un proyecto que establece «un régimen de reciprocidad, compensación y arancel para extranjeros no permanentes que usen los servicios de salud», aunque le agregaron otro ítem: «La educación universitaria».

Ricardo Nidd, decano de la facultad de Medicina de la UNR fue consultado por Conclusión y a la hora de explicar su postura fue contundente: “¿Va a haber un proyecto para que se pague el oxígeno que está en el aire? ¿También hay un proyecto para eso o no? Los derechos son derechos, ésta es la discusión”.

“La atención médica ante un problema manifiesto de salud es un derecho, se tiene que atender al enfermo. Lo mismo pasa con la educación. Es un derecho por lo que hay que facilitar todas las posibilidades para que la gente estudie”, precisó.

Sobre aquellos que argumentan que suministrar salud y educación a los extranjeros genera un gasto para el país, Nidd consideró que se trata de una “falacia”.

“Un extranjero que va a estudiar a otro país gasta, y por ende le genera al fisco más ingresos que lo que le cuesta al fisco hacerlo estudiar en la universidad”, ahondó y en seguida agregó: “Es una trampa que apela a lo peor de cada uno de nosotros, que sorprendidos en nuestra ignorancia compramos”.

Asimismo, manifestó que “la batalla es ideológica. Salud y educación son derechos y los derechos son tales, sino esta discusión termina resultando en que el hilo se corta por lo más delgado”.

“Tendrán los estados que reflexionar acerca de cuál es la incumbencia de cada uno en la atención de la salud de la población, como por ejemplo si tienen que prestar atención primaria en un determinado lugar y la de complejidad en otro lado, esas son discusiones que pueden fijar los estados. Pero el paciente si se enfermó, tiene que ser atendido”, cerró Nidd dejando en claro su rechazo a la aplicación de tal iniciativa.