A la ausencia de aviones hidrantes se suma ahora la falta de ropa ignífuga. En este momento solo hay 7 aeronaves operativas. Llegaron helicópteros desde Chile para cooperar. El fuego arrasó ya más de 34 mil hectáreas. La provincia sufre el incendio forestal más grande de la historia argentina

Es necesaria mucha agua para apagar los incendios en Chubut. El clima no ayuda y lamentablemente se esperan días aún más calurosos y secos. Pero la lucha contra las llamas es desigual. Los brigadistas, que arriesgan sus vidas, no cuentan con los elementos de seguridad necesarios para cumplir con su tarea.

Ruben Solís, miembro de una de las brigadas que está combatiendo el fuego en la provincia patagónica, denunció «la falta de elementos de calidad». «El Estado nos provee la ropa ignífuga, pero cuando se expone a altas temperaturas, se encoje toda», dijo en referencia a los uniformes con los que deben trabajar.

Otra herramienta fundamental en la batalla contra los incendios forestales son los aviones hidrantes. Hace dos años, el Gobierno presentó por cadena nacional la compra de 26 aviones hidrantes, por 57 millones de pesos. La pregunta obligada es: ¿Dónde están? ¿Cuántas aeronaves se encuentran operativas?

En este momento hay seis aviones en funciones y un helicóptero. Tres aeronaves están cumpliendo tareas en la ciudad de El Maitén, dos aviones en El Bolsón, otros dos hidrantes en San Carlos de Bariloche y ayer se acoplaron para cooperar dos helicópteros de Chile.

Héctor Panighi, jefe del servicio federal del manejo del fuego, admitió que «el Estado no tiene aviones propios» para atacar las llamas, que arrasaron ya más de 34 mil hectáreas en la provincia. Y las naves que están operativas «son de varias empresas que se presentaron a la licitación pública».

También existe una discusión técnica. Los aviones que trabajan en estos momentos son parecidos a los fumigadores, que pueden cargar 3 mil litros de agua. Algunos expertos opinan que hacen falta naves similares a las que hay en Canadá, por ejemplo, que tienen una capacidad de 10 mil litros, y no necesariamente tienen que ir a un aeródromo para abastecerse de agua, lo pueden hacer directamente con un vuelo rasante sobre un río.

La explicación oficial es que se utilizan pocas aeronaves porque no están en condiciones de sobrevolar las llamas. Pero cuanto más pasa el tiempo, más difícil se hace poder contener las llamas. «Nos encontramos con una situación complicada y las situaciones climáticas son bastante adversas, está muy seco», señalaba un vecino mientras era evacuado de una de las zonas afectadas.

En este marco, el gobierno provincial confirmó que los incendios que se registran desde el 16 de febrero en en la cordillera arrasaron hasta hoy con más de 30 mil hectáreas de vegetación, unas 24 mil en Lago Cholila y 10 mil en el paraje El Turbio.

La ministra de Desarrollo Territorial y Sectores Productivos, Gabriela Dufour, dijo que ya suman 34 mil las hectáreas afectadas por el fuego y comentó que «hay sectores que están más contenidos, pero la zona del (arroyo) Pedregoso en Cholia sigue en alerta».

La lluvia caída en las últimas horas de ayer en Cholila y alrededores fue de apenas un milímetro, por lo que sólo sirvió para enfriar el lugar y replantear el trabajo de los brigadistas. Dufour dijo que hay otro foco ígneo «importante en el Turbio» adonde llegaron hoy «brigadistas de Chile con helicópteros». «Hoy, lo harán otros desde Neuquén y estamos esperando a los de Mendoza», acotó.

Dufour recordó que las zonas en las que se localiza el fuego «son inaccesibles y los helicópteros son más fáciles de ingresar».

La ministra defendió las medidas impulsadas por el gobernador Martín Buzzi para evitar la «especulación inmobiliaria» que habría detrás de los incendios en la cordillera y explicó que el Instituto Autárquico de Colonización y Fomento Rural (IAC) -que será disuelto- «ya tiene unos 70 años, es de otra época, cuando en la Patagonia se necesitaban ocupantes».

Por eso, dijo, «se hará un proyecto de ley para crear el Instituto de Regulación del Uso y la Tenencia de la Tierra» con «otro espíritu». «Hoy tenemos otra realidad», con «gente a la que le interesan nuestros lagos y bosques para hacer negocios. Esto ha generado una serie de factores desagradables que estamos padeciendo, como son los incendios forestales», advirtió.

La ministra pidió a la población «preservar el bosque, la naturaleza y los cursos de agua y plantear el uso de la tierra en términos de desarrollo».