El ex presidente y actual senador de Uruguay, José Mujica, cumplió este jueves una jornada particular en Italia y el Vaticano tras ser recibido por el papa Francisco y haber presentado su primer libro en italiano, «La felicidad al poder».

El encuentro con el Pontífice argentino tuvo un carácter estrictamente privado, según precisó el Vaticano, por lo que ningún comunicado oficial fue divulgado.

El ex presidente uruguayo, de 80 años de edad, estaba acompañado por su esposa, Lucía Topolansky, y según fuentes diplomáticas la reunión con Francisco duró unos 40 minutos.

No se conocen los temas de conversación abordados, a pesar de que algunos medios de comunicación adelantaron que Mujica ilustraría al Pontífice sobre la propuesta lanzada la semana pasada por un grupo de académicos sudamericanos para que sirva de mediador internacional con el fin de hallar una solución al centenario pedido de Bolivia de tener una salida al mar.

«Hablaron de la integración de América Latina», se limitaron a declarar fuentes diplomáticas sin dar más detalles. Mujica, que se convirtió en uno de los mandatarios más entrevistados por medios de comunicación internacional por su austera forma de vivir y por la legalización de la marihuana durante su mandato, entre otros, acaba de festejar su cumpleaños con un viaje a España e Italia, de donde son originarios sus ancestros.

 

Un libro con perlas de sabiduría

Durante la presentación del libro, que según comentarios contiene “perlas de sabiduría”, el ex mandatario uruguayo volvió a pregonar en Roma a favor de la solidaridad y por el cambio de «corazón y mentalidad» del mundo.

«La felicidad al poder», firmado por Mujica y preparado por los italianos Cristina Guarnica y Massimo Sgroi, pertenece a la pequeña casa editorial independiente Eir.

Aplaudido y ovacionado por el público, entrevistado por la reconocida periodista Milena Gabanelli y el escritor Roberto Saviano, Mujica respondió preguntas, generó carcajadas y habló de inmigración, legalización de la droga y defensa del medio ambiente.

«Estamos en el mismo barco. Pertenecemos a la tripulación de este barquito que da vueltas por el universo. Necesitamos medidas mundiales, un modelo y un horario de trabajo mundial, porque la globalización existe, la mala globalización también. Pero los gobiernos “estamos preocupados sólo por quién va a ganar las próximas elecciones», comentó.

Paciente, simpático, «Pepe», llamado el «Mandela latinoamericano» por la prensa italiana, confesó que nunca «encajó en el modelo de presidente» y que (en la presidencia) se sentía como «un jarrón raro, que adorna porque es distinto».