Por Gisela Gentile

La Cooperativa Pariendo Justicia lanzó un llamado en un grupo de mujeres en facebook con el fin de abrir una convocatoria para cubrir dos espacios disponibles para realizar trabajos de limpieza en instituciones. En la parte final del escrito podía leerse: En este momento tenemos 2 espacios por cubrir, si a alguna le interesa y le sirve. No es para tirar manteca al techo, pero algunas horitas para acompañar esta crisis podemos compartir”.

Pocos minutos después del posteo comenzaron a llover los mensajes: decenas de mujeres que se comunicaban con referentes de la cooperativa para obtener la vacante.

Las mujeres son doblemente golpeadas en las crisis, y ésta no será la excepción. Algunas son sostén de familia, otras han perdido sus trabajos, algunas lo mantienen pero de manera precarizada. ¿Cómo se enfrentan los tarifazos en los servicios, un trasporte cada día más caro, el aumento indiscriminado de los alimentos con un bolsillo flaco?

El Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género del desaparecido Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación (MMGyD) publicó, en enero de 2023, un “Informe sobre la participación de las mujeres en el trabajo, el ingreso y la producción” con datos relevados del segundo trimestre de 2022 en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (EPH-INDEC).

Entre los datos principales se destacan que las mujeres ganan, en promedio, un 28,1 % menos que los varones; los sectores de menores ingresos están compuestos casi en un 64 % por mujeres; la tasa de desocupación es del 7,8 % para las mujeres y del 6,1 % para los varones; y las mujeres están más expuestas a trabajos informales que vulneran sus derechos laborales.

Un año después, con la implementación de fuertes medidas de ajuste y la quita de ministerios, el impacto es cada vez mayor; en un sector que no encuentra respuestas específicas a la agenda por la igualdad de género en el ámbito laboral. Incluso, en esta avanzada reaccionaria se ha puesto nuevamente en discusión a las miles de mujeres amas de casa o históricas trabajadoras precarizadas que han logrado su jubilación a través de moratoria.

“En este tiempo donde difícilmente podríamos encontrar un grupo de mujeres empáticas, compañeras, hermanas de la vida podría decir, encontré un espacio llamado <Pariendo Justicia>. Esta cooperativa de acompañamiento atravesados por la pérdida de un ser querido,y también para mujeres que decidieron volver a reencontrarse consigo mismas”, expresó Pamela una de las integrantes cooperativista de “Las pariendo”.

Tender redes, caminar a la par en pos de lograr lo colectivo. “Nos apoyamos mutuamente en momentos tan difíciles como los que nos toca atravesar, no es nada fácil trabajar, maternar, muchas veces las cargas que se nos delegan a las mujeres son muchas más pesadas, que las que se nos reconocen” manifestó.

Unidas y organizadas

“Pariendo justicia” es un colectivo de mujeres familiares de víctimas, que mancomunando voluntades lograron crear una cooperativa de trabajo, dedicada al servicio de limpieza. Con un total de 18 integrantes, encontraron en el trabajo cooperativo, la capacidad de seguir proyectando el futuro frente a sus experiencias de vida.

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Somos un grupo de mujeres que a partir del duelo y la búsqueda de justicia nos tuvimos que organizar para también sostener la economía familiar. La necesidad no espera, hay que secar las lágrimas de a ratos y reinventarnos en un mundo violento que se lleva nuestros hijos, nuestros padres, compañeros y seguir”.

Además de “parar la olla”, maternar y seguir en búsqueda de conquistar más derechos lograron -con mucho esfuerzo, dedicación y lucha- conformarse en cooperativa. “La burocracia, la precarización, vienen de la mano en un mundo pensado para empresas, para grandes organizaciones y capitales, y de la mano de todo lo masculino. Pero ahí es donde unidas y algo organizadas apostamos y le derribamos con papeles, nuevos conceptos, estructuras difíciles de romper”.

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Si bien se habla mucho del trabajo cooperativo, “a la hora de agiornarse al cooperativismo, no salen de la lógica de las empresas y menos si es una cooperativa de mujeres” sentenció Vega.

“Para Muchas de nuestras compañeras, este es su primer trabajo de pago mensual, un trabajo donde sos protagonista, porque aquí todas tomamos decisiones. Como mujeres sabemos y entendemos que para que todas tengamos las mismas oportunidades tenemos que compartir horas, insumos, y hasta a veces juntar plata para pagar el transporte”, destacó.

Juntas y organizadas, se comparte el reparto del tiempo y el cuerpo en todo lo que se puede, “con lo que tenemos, con lo que aprendimos como mujeres, sin nos tocan a una, nos tocan a todas, si le pasa a una activamos todas”.

“Y así aprendemos a transitar estos tiempos violentos, porque violencia también es precarizar, hambrear, quitarnos derechos de manera colectiva, si es para una también gestionamos para todas. Cuando las mujeres nos encontramos, nos unimos y organizamos. No damos un paso atrás, nunca más”, concluyó.

Resistir políticas que excluyen

Una cooperativa conformada íntegramente por mujeres y para mujeres, “en estos tiempos tan violentos que estamos atravesando, por la quita de derechos que venimos sufriendo por el actual presidente. Sabemos y somos conscientes, que la lucha es colectiva y vamos a seguir peleando, cómo lo hemos hecho hasta ahora para continuar conservando los espacios de trabajo de las compañeras. El trabajo, comer, tener acceso a la salud y la educación son un derecho”, enfatizó Eleonora otra integrante del espacio.

“La luchamos todos los días como compañeras para que nos den el valor que nosotras tenemos como mujeres. Trabajamos en conjunto para resolver y mejorar las condiciones económicas y sociales por medio de la acción en conjunto”, concluyó Belén pensado en fututo que incluya a todas.