Por Facundo Díaz D’Alessandro

Casi una semana después del cierre de listas de cara a las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso) en Santa Fe, el próximo 28 de abril, y aún con algunas heridas abiertas de lo que fue ese proceso siempre abyecto de la política, el Concejo Municipal volvió a sesionar en la semana en la que retomó la actividad parlamentaria con el trabajo en comisiones.

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Antes, en su oficina del Palacio Vasallo, el concejal Juan Monteverde recibió a Conclusión para un mano a mano en el que dejó en claro lo que se juega en Rosario en este 2019, al menos en la visión de Ciudad Futura: rediscutir cuestiones de fondo, como el modelo de ciudad pretendida, “cosas que no se discuten desde hace más de 30 años”. Por esa falta no sólo culpa al socialismo, sino al resto de la oposición.

Con el Palacio Vasallo transformado en la primera tienda de campaña, el edil, que competirá como candidato a intendente de su espacio en alianza con el Frente Social y Popular (luego de los frustrados “Diálogos Abiertos”, más tarde reducidos, quizás mediáticamente, a una pugna con el peronismo que no fue), cree que es una oportunidad para “politizar” el usualmente vacío debate de campaña y evitar que el proceso se dé de espaldas a la gente. Además, develó como se vivió internamente la renuncia del concejal Eduardo Trasante, tras la activación  de un protocolo interno de violencia de género.

– ¿Qué pasó, además de unos pocos meses, desde aquella foto multicolor (políticamente hablando) que preanunciaba un amplio frente electoral, a este cierre de listas “individualizado”?

– Durante todo el año pasado propusimos maneras de sacudir el tablero para generar algo distinto. En un principio eso se llamó “Diálogos abiertos”, a los que se sumaron, salvo Cambiemos y el socialismo, todos los sectores políticos. Básicamente, el concepto no era hacer un gran frente anti algo, porque aunque tenemos cosas en común, somos cosas distintas; pero se podía usar la herramienta de las Paso para que la gente dirimiese cual era el mejor proyecto político para ganarle al socialismo (inicialmente invitado) y al Pro. Llevamos esa discusión hasta el final, separada de la cuestión del peronismo (luego sólo se habló de una interna entre nosotros y el peronismo). A lo sumo hubiese sido contra el peronismo. Lo que terminó pasando es que primó la lógica conservadora de los partidos tradicionales antes que la lógica innovadora de Ciudad Futura y otros actores dentro de esos partidos, que también lo querían. Pero eso no significa que la disputa en Rosario esté cerrada. La estrategia es para ganar.

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– ¿Y eso como se logra?

– Una táctica era dirimir en la interna para que lleguen menos candidatos a las generales, y hay otra, la que vamos a encarar, que es la de independencia, e implica dividir electorado por cuatro. Se habla de polarización a nivel nacional, en Santa Fe de un escenario de tres tercios, pero la particularidad en Rosario es que hay cuatro, no pasa en otro lado. Nadie puede decir hoy ‘yo tengo el 25% de los votos’: con el veintipico sos intendente. El partido está totalmente abierto. Somos los que sumamos algo; el Frente Progresista sigue siendo lo mismo, el peronismo sigue siendo lo mismo, Cambiemos es lo mismo, y nosotros que nos sumamos al FSP como algo interesante. Vamos a profundizar la cuestión distintiva de Ciudad Futura en términos de que no tenemos nada que ver con los que nos trajeron hasta acá.

– ¿Y ante ese escenario como se captan los votos que hagan la diferencia, si hay cierte sobre-oferta de perfil ‘progresista’ o de centro-izquierda?

– Le hablamos a todos los perjudicados por el actual orden de cosas. Hay una sola grieta: el 1% que toma decisiones y se lleva ganancias de todo, y el 99% que lo padece, labura, labura y nunca ve los resultados. Ciudad Futura siempre tuvo esa característica transversal, que va a distintos lugares y que tiene un objetivo: juntarnos los que padecemos esas políticas. La novedad es que nos juntamos con el FSP, con Carlos Del Frade con quien siempre habíamos competido, la novedad es la permanencia. En 2015 demostramos que una fuerza política puede irrumpir con una forma de construcción totalmente distinta a la tradicional, sin deberle nada a nadie, con el laburo de nuestra gente. Y ahora, ya casi terminando nuestro mandato, además de las propuestas y proyectos, demostramos que uno puede estar en estas instituciones, diseñadas para triturar todo, sin traicionarse: no nos logró domesticar ni convertirnos en lo que criticamos. Es la principal garantía de la gente de que cuando ganemos la Municipalidad vamos a gobernar de la misma manera. Por lo bastardeada que está la política, creo que eso se va a valorar. Es la gran discusión: quien toma decisiones, los que vota la gente o los que no les conocemos la cara: dueños de medios, de tierras, de casas de cambio, de cerealeras, a través de un teléfono. No prometemos nada. Mostramos lo que hicimos.

– ¿Cual es la relación con María Eugenia Bielsa y cómo pesó esa relación en la hora final del cierre de listas?

– Los partidos tradicionales son más problema que solución; pero dentro de los partidos hay dirigentes, militantes, gente muy valiosa. Nuestra postura fue poner lo que nos une antes de lo que nos separa. Lo intentamos con sectores del peronismo, de izquierda, del progresismo, pero nos topamos con las limitaciones propias de la política tradicional, terminan primando otros intereses. Ya nos ha pasado en el Concejo, tienen demasiadas ataduras a lo viejo que no les permiten animarse a dar un salto hacia lo que viene. CF no es mejor ni peor que nadie, somos distintos, proponemos escenarios distintos. La transformación de las cosas se da por la excepcionalidad, no por la norma. El 2015 fue una excepcionalidad y el 2019 va a ser otra cuando ganemos. Con Bielsa era una oportunidad de hacer algo excepcional. Podíamos hacer una alquimia que no sea un gran frente, sino algo diferente. En esa lucha permanente entre lo conservador y lo transformador, fuimos, fuimos y al final gano la parte conservadora. No hay un solo responsable. Pero es un camino que sigue y siempre vamos a estar dispuestos a juntarnos con otros, es una tarea compleja y grande la que tenemos por delante y no la podemos hacer solos. No hay nostalgia peor que añorar lo que no sucedió, capítulo terminado.

– ¿Y ya que no tienen candidato propio a la gobernación, van a apoyar a Bielsa?

– Veníamos trabajando en un esquema completo que no se dio. Respecto a los apoyos, Ciudad Futura definirá que política vamos a tener donde no tenemos candidato propio. En el plano local tenemos, candidato legislativo provincial tenemos con Del Frade. Es una decisión de CF y no mía, más allá de que yo diga me gusta tal. Tenemos vinculo con Bielsa pero será el partido el que decida.

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– ¿Por qué si o si Ciudad Futura debía ir con candidato propio a Intendente?

– Decimos públicamente lo que pensamos y no especulamos. Eso nos diferencia mucho. En 2015 prometimos que en 2019 les íbamos a ofrecer a los rosarinos una alternativa, que gente distinta pueda gobernar. Hace treinta años que en esta ciudad no se discute nada en términos reales. El mismo gobierno discutiendo con los mismos empresarios y sindicatos. Y es necesario rediscutir un montón de cosas. Dónde estuvo la oposición estos 30 años, donde estuvo la voluntad de ganar. La tenemos nosotros. Creemos que se acabo la idea de elegir al menos malo. Llegó el momento de votar lo que realmente estén convencidos, para ganar. Los que gobiernen no tienen que tener nada que ver con los que nos trajeron hasta acá, eso la gente lo tiene claro. Con los que ya gobernaron antes en ciudad y provincia, empresarios que lavan guita del narco, sectores corruptos de la policía, es imposible pensar que alguien que tenga algún vaso comunicante va a cambiar la situación. Si la seguís, la plata del narcotráfico y el lavado termina financiando partidos. O seguimos apostando a lo que nos trajo hasta acá, ese oficialismo y oposición, o nos animamos a hacer algo distinto.

– ¿Entonces pesa lo mismo el desgaste de esos tan mencionados “30 años de gestión” tanto para oficialismo como para oposición?

– El socialismo al principio ganó por méritos propios y después porque no había otra cosa. Desde que tengo uso de razón política no vi surgir en la ciudad nada que pueda entusiasmar diferente al socialismo. CF en 2015 generó eso: aire fresco, la idea de que realmente puede ser alternativa, primero legislativa y ahora ejecutiva, es lo más importante, no si está agotado el ciclo, esa frase hecha, sino qué le pones al lado. Sino hay una cosa alternativa van a seguir ganando ellos, hay que presentar una forma de gobernar mejor, algo que no pasó nunca y ahora se respira en el aire, esta vez la ciudad puede cambiar y ahí esta la disputa: si cambia para peor, como en 2015 Argentina, o para mejor, como Rosario con CF. Es la derecha o somos nosotros, lo demás me parece es un sinsabor, parte de lo mismo y no de lo nuevo.

– ¿Es tan fuerte, como uno imagina o ve en series y películas tan de moda por estos días, el lobby y las presiones en el Concejo o es algo a mayor escala?

– Todo lo que se sospecha del lobby, presiones de empresarios, bolsos, no solamente es así sino peor. Muchas veces en ciudades es peor que en el Congreso de la Nación. Acá todos los días estamos tomando decisiones donde ganan o pierden millones uno u otro y de eso no se entera nadie. Esta institución no está preparada para aguantar el lobby privado, cede siempre. No tiene concejales con solidez ideológica y el sistema no tiene mecanismos para aguantarlo. Por eso planteamos la legalización del lobby, como sucede en EE.UU. Que den la cara porque sino la linea con la corrupción no está clara. Nadie quiere hablar de corrupción acá, los corruptos siempre están en otro lado. A esos empresarios no les importa el resultado de una elección, porque ellos saben que la mayoría van a responder a un llamado por teléfono. Nosotros no queremos frenar «el progreso de la ciudad», sino que en Rosario los únicos que hagan negocios no sean tres vivos. Ese es el modelo del socialismo y el modelo del Pro. Yo quiero que haya 100, 300, 400 pymes que construyan acá, si existen, si están, si hay arquitectos que se asocian. Van construir para otra escala, con otro modelo y para otra gente. Es una disputa de modelo. Concentrar el poder entre un par, o disperso entre un montón. Nosotros queremos lo segundo, porque gana más gente: laburantes, pequeños empresarios, profesionales. Un modelo de sociedad virtuosa por un lado, y el modelo de sociedad que nos llevo hasta acá.

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– ¿Y cual es la expectativa para estos meses en el Concejo, se mezclará la labor legislativa con la campaña?

– Es una oportunidad. Para los que dicen ‘en campaña el Concejo trabaja menos’, para que trabaje para los empresarios prefiero que no trabaje. No es tanto una cuestión de cuántos proyectos se presentan sino qué cosas se discuten. La campaña puede ser un momento para que se meta más debate, ya que están siempre vacías de contenido. El Concejo puede ser un escenario, ya que muchos de los candidatos somos concejales, lo cual es natural, para que el debate político se meta en los proyectos. Si vos querés ser intendente, a ver qué hiciste en el Concejo que indica cual es tu modelo de ciudad, discutámoslo en el recinto que es para lo que estamos. Si la campaña sirve para politizar el Concejo, para que se discutan temas vinculados a la gente y se llenen las gradas, ojalá pase eso. Discutamos cual es el modelo, no pavadas, slogans; la única vez que quise discutir con Roy en serio, y le dije lo que la gente le quería decir, se paró y se fue.

– Luego de todo lo que se habló, a favor y en contra, con las criticas internas acá en el Concejo, ¿te arrepentís de esa reacción, de lo que le dijiste a López Molina?

– El miércoles me agarró una señora en la marcha y me recordó eso. Cuando pasa algo en la política que conecta con un sentir de la gente, se generan cosas que son realmente importantes, habrán algunos más o menos de acuerdo, pero ahí está pasando algo importante, hay una trascendencia, arraigada a lo que le está pasando a la sociedad en determinado momento. Jamás me podría arrepentir de generar un punto de contacto entre la gente y la política. Los que dicen que estuvo mal, no quieren que la gente se meta en política. Es lo que decían los concejales ese día, hagamos una sesión rápida que la gente esta muy enojada, y para mi no, quedate y hace lo que tenes que hacer. Es lo que le decía el obrero a Macri: hagan algo. Qué estuvieron haciendo estos tres años los concejales más antimacristas, se los notaba bastante cómodos, estaría bueno que la gente en estas elecciones evalúe esa trayectoria.

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– ¿Cómo vivieron internamente lo que pasó con Eduardo Trasante?

– Es una mezcla de sensaciones: por un lado el sabor amargo por como termina esa experiencia, por otro afianzarse  en los valores de construcción de CF, que no vamos a cambiar con por una conveniencia política. Fue una apuesta muy grande lo que hicimos con Eduardo, que tiene religión distinta a la nuestra, otras creencias, pero que nos une una lucha fundamental con la tema del narcotráfico; pagamos costos por eso, fue todo un debate contra el sentido común instalado y sobre todo progresista. Era una batalla a dar, no puede ser que seamos todos profesionales de clase media acá, si la política tiene ese espejo tan deforme de la sociedad y sólo gobiernan pequeños sectores algo funciona mal. Fue una apuesta, fue cabeza de lista, no tercero. Algunos lo aceptaron, otros no, pero ese debate esa es la razón por la cual lo hicimos. Para nosotros es una derrota política, pero a su vez la cuestión de activar un protocolo preventivo de violencia de género, en este contexto, con un concejal, es muestra de lo que es Ciudad Futura.

– ¿Cuan grave fue la situación que protagonizó?

– No fue un delito, no hubo abuso sino acoso. Es una práctica naturalizada en muchos ámbitos pero que no vamos a naturalizar. El problema es cuando se da con asimetría de poder, existe el protocolo y hay que correrlo de ese lugar, no decir “no fue para tanto” como hacen todos. Es una condición de los tiempos, hablamos de feminismo, no podemos ser hipócritas. También deja un antecedente importante en términos políticos, para erradicar todo tipo de violencia y no esperar un caso grave. Y no se termina el mundo por tomar una decisión de esas características, sin hacer show: la vida continua, eso también es sano porque puede animar a otros partidos, a otras instituciones a hacerlo, aplicar un protocolo no es dinamitar nada.